DÉCIMO QUINTO

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—¿Y bien?—Jaime cruzó las piernas mientras observaba a Esteban con una mirada ganadora.

—Está bien...—El castaño tuvo que aceptar.

—¡Por fin! Qué bárbaro eres Esteban.—Rió un poco el pelinegro.

Esteban lo miraba pensativamente.—Muy bien, ahora te diré lo que tienes que hacer.—Esteban cruzó los brazos dejándose caer en el espaldar de la silla.

—Yo tengo un hombre encargado de buscarnos las víctimas, en este caso son hombres ricos que NO están afiliados a este lado de la sociedad. Son personas ricas, sí, pero de otra parte del país.—Jaime oía atentamente.

Juanito nos dirá: "—Esta es la persona, tal... Y tal ..." Nos dirá dónde vive y para cuando es el encuentro.

—¿Quién es Juanito?—Interrumpió Jaime.

—Juanito es el encargado de conseguirnos a los hombres, Pronto lo conocerás...—Esteban prosiguió...—Ahora bien... Juanito SIEMPRE nos acompañará el día del encuentro sexual, él estará fuera de la habitación donde la "acción" esté pasando buscando qué conseguir para nosotros y para él. Cabe destacar que él también se lleva una tajada del trabajo, aunque no es mucho.

—Finalmente cuando todo acabe, Juanito acordará con el hombre el pago tuyo, y aquí viene la mejor parte:
—Para este punto es menester que tú emborraches o drogues al tipo, no importa, y en estado de inconsciencia lo haremos firmar un cheque por una cifra el doble, el triple, el cuádruple mayor al valor acordado inicialmente.
Al tener la firma te irás con Juanito, con tu dinero, y uno que otro objeto costoso, ¡y listo! Pan comido.

Jaime estaba pensativo ante todo lo que dijo Esteban, aún estaba nervioso muy en el fondo, pero ya había dicho que sí, y la promesa de palabra era igual o más importante que una escrita.
—¿Y el hombre al despertar de aquel borrachera o qué se yo, no se dará cuenta de que le falta dinero, o que algo en su casa falta?—Cuestionó Jaime.

—Créeme que no, Juanito también es un buen dealer y la mezcolanza de bebidas que él nos proporciona hace que el man no se acuerde de lo que pasó.

—¿Y quién es Juanito? Es decir... ¿Por qué trabaja contigo?

—Eso, mi queridísimo amigo, no es asunto tuyo.—Esteban se levantó de la mesa.—Tu preocúpate por estar en forma y mantener esa carita linda de bastardo con clase.—Esteban bromeó, aunque algo de ese comentario en verdad era para Jaime.

Jaime se levantó junto con él, Esteban estendió la mano para formalizar el trato. Jaime vió el brazo extendido por unos segundos, todavía seguía pensando, pero tuvo que decidirse rápido, no es cortes dejar un brazo extendido.

Finalmente agarró la mano de Esteban, ambos se miraban fijamente, Esteban sintió las manos suaves de Jaime y vio su belleza... El trato estaba sellado, no había vuelta atrás...

Jaime se dispuso a irse no sin antes despedirse de Esteban.
—Estate pendiente de mi llamada, puede ser en cualquier momento para que hagas tu debut.—Dijo Romero.

—Ah, y por nada del mundo dejes que te follen sin condón, ante todo la protección, no queremos contratiempos de por vida.—Le dió unos golpecitos en la espalda a Jaime.

El pelinegro captó en silencio y se fue rápidamente dejando una estela de colonia. Esteban olió y agachó la mirada.

Otro hombre caído...

(...)

Durante el trayecto hacia su casa, Jaime no despegó la mirada del piso, ¿en verdad habrás escondido el buen camino Jaime? Pobre de nuestro protagonista...

LOS PECADOS DE JAIME LUZARDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora