𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 04: «•𝑷𝒆𝒓𝒅𝒐́𝒏•»
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Los hermanos hargreeves menos la octava integrante habian acabado de entrenar. Ahora se dirigian cada uno a sus habitaciónes.
Ocho habia terminado de preparse aquel cafe. Mientras caminaba tranquilamente hasta su habitación, cuando iba subiendo las escaleras, sintió como alguien tocó suavemente su hombro.
—Ven.—Susurró Klaus dejando en un estado confusó a Ocho adentrandola a su habitación.
—¿Qué sucedé?.—Preguntó ella, dejando la taza de café a un lado.
—¿No creés que te pasaste ayer con Cinco?—El castaño razcó su nuca, lo que menos quería era iniciar una pelea con su mejor amiga.
—No.—Soltó friamente.
—Deberías pedirle perdón.
Ella carcajeó sarcasticá.
—Se lo merece.—Agregó tomando un sorbó del café.
—Solo era un niño...
—¡Yo también lo era Klaus!, eso no lo hace menos culpable.—Inquirió con molestia.
—Solo disculpate, es todo, juró que si te disculpas te haré café por esta semana entera.—Klaus juntó ambas manos en señal de suplicá.
—Carajo, te odio.
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La noche habia caído,y las nubes rodearon la luna cubriendola por completó. Una tormenta se aproximaba, Ocho se encontraba en su habitación organizando algunas tareas que debia entregar al dia siguiente en el despachó de su padre. Pues se negaba a recibir por primera vez una mala nota solo por no acomodar aquellos papeles.
Suspiró recordando las palabras de su hermano. Después de todo, café por una semana entera no vendría mal.
Y fue cuandó con mala gana salió de su habitacion. Camino directó hasta la habitación del joven azabache y toco tres veces la puerta. Esta se abrió dejando ver algo disgustable, al menos para ella.
—Hola.—Susurró seriamente Ocho observando a la castaña al fondo de la habitación del chico.
Al ojiverde se le iluminaron los ojos al verla, y el color rojo carmesí no tardó en subir a sus mejillas.
—H-hola.—Tartamudeó.—¿Gustas pasar?...
La chica asintió sin importancia entrando por aquella puerta. Número Siete le dirigió una mirada de disgustó y se levanto de la cama.
—Bien Five, ¡ten en cuenta lo que te dije antes!.—Sin más Vanya se marchó dejando a ambos adolescentes solos.
Cuando vanya se fue, Ocho volteó a mirar al ojiverde.
—¿Qué fue lo qué te dijó Vanya sobre mi?.—Preguntó ella sonriendo ironicá, mientras observaba con detallamientó la habitación del chico.
—¿Vanya?, n-nada.—Contestó, era obvio que mentía, cuando lo hacía agachaba su cabeza y jugaba con sus manos, acción que Ocho ya conocía.
—Mientes.
—Solo, dijó que debería alejarme de tí.—Inquirió el azabaché en un tono de voz bajo.
—¿Y no creés que tiene razón?...
Five sonrió negando tiernamente a la chica, la joven pusó cara de disgustó y una mueca de desagrado, se acercó unos centimetrós a el, adentrandó sus manos dentro de los bolsillos de su falda a cuadros.
—Quieró que entiendas que lo que haré no lo hagó por tí, Klaus me ha estado fastidiando todo el día enteró con pedirte disculpas, así que lamento lo de ayer, buenas noches.—La chica dió una ultima mirada al muchacho antes de salir por aquella puerta.
—¡Ocho!
La joven volteó sin importancia. Y de repenté su cuerpo sintió un fuerte impactó, volviendó a sentir la misma sensación de sus tripas rugiendó, quizas tenia hambré. El la estaba abrazando, sentía como rodeaba calidamente sus brazos en su diminuta cintura, como escondió su rostro sobre el cuello de la chica. Five aspiró aquel dulce aroma que desprendia ella. Aquel aroma, aroma a rosas, su olor favorito.
Five amaba comprarle flores, más que nada rosas por una razón, y no era solo por que amaba las flores. Era por que su amada siempre llevaba consigo aquel aroma a rosas, desprendiendo su olor por cada uno de los pasillos inundando las fosas nasales del chico.
El cúal quedaba embobado.
El ojiverde creía que se encontraba soñando. Aún sintiendo su corazón dolido por tantas grietas; El había conseguido siquiera abrazarla y sentir su dulce tactó calidó. Al pesar del dolor y tristeza que sentiá al recordar que las disculpas de la chica fueron forzadas, que ella seguiriá con su mismo mal trató hacia el, y que aquellas flores fueron masacradas en odio. El aún vivia con la esperanza de hacerla cambiar como era antes, vivia con la esperanza de ablandar su corazón de nuevo y enamorarla como en aquellos cuentos de hadas que solía leer ella de pequeña.
—Te perdonó...—Susurró el ojiverde deseando que aquel abrazó jamás termine.
—¡Bien ya sueltamé o me llenarás de contaminación!.—Ocho se separó con una mueca.—Solo vine a disculparme, ya me largaba.
—Oh, ¡De acuerdo!.—Susurró con tristeza.—Descanza rosita.
—¡No me llames así o no vuelvo a dirigirte la palabra!.
El chico sonrió embobado mientras la veía marcharse.
«𝖠 𝗏𝖾𝖼𝖾𝗌 𝖾𝗅 𝖺𝗆𝗈𝗋 𝖾𝗌 𝖼𝗈𝗆𝗈 𝗎𝗇𝖺 𝖼𝗎𝖾𝗋𝖽𝖺,𝗍𝖾 𝗌𝗈𝗌𝗍𝗂𝖾𝗇𝖾𝗌 𝖽𝖾 𝖾𝗅𝗅𝖺 𝗌𝖺𝖻𝗂𝖾𝗇𝖽𝗈 𝗊𝗎𝖾 𝖾𝗇 𝖼𝗎𝖺𝗅𝗊𝗎𝗂𝖾𝗋 𝗆𝗈𝗆𝖾𝗇𝗍𝗈 𝗌𝖾 𝗋𝗈𝗆𝗉𝖾𝗋𝖺́. 𝖮 𝗊𝗎𝗂𝗓𝖺́𝗌 𝗒𝖺 𝗅𝗈 𝗁𝗂𝗓𝗈.»
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[•¡𝖵𝗈𝗍𝖺́!•]
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𝐌𝐘 𝐆𝐈𝐑𝐋 ✔︎|ℱ.ℋ|
Fanfiction«-𝖬𝗂 𝖽𝗎𝗅𝖼𝖾 𝖮𝖼𝗁𝗈... -𝖤𝗅𝗅𝖺 𝗌𝗂𝖾𝗆𝗉𝗋𝖾 𝖿𝗎𝖾́ 𝗆𝗂 𝖼𝗁𝗂𝖼𝖺.» ¿𝖰𝗎𝖾́ 𝗉𝖺𝗌𝖺𝗋𝗂𝖺 𝗌𝗂 𝗁𝗎𝖻𝗂𝖾𝗋𝖺 𝗎𝗇 𝖼𝖺𝗆𝖻𝗂𝗈́ 𝖽𝖾 𝗉𝖾𝗋𝗌𝗈𝗇𝖺𝗅𝗂𝖽𝖺𝖽𝖾𝗌?. ☆•𝐡𝐢𝐬𝐭𝐨𝐫𝐢𝐚 𝐭𝐞𝐫𝐦𝐢𝐧𝐚𝐝𝐚•☆ ••• ¡𝑁𝑜 𝑐𝑜𝑝𝑖𝑒𝑠 𝑚𝑖𝑠...