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Lo miraba de lejos, ese día en particular se veía muy tierno, mi corazón revoleteaba emocionado en mi pecho y las ya conocidas mariposas aleteaban impacientes en mi estómago. Asher tenía las mejillas sonrosadas y se reía con Amet. El gentío que caminaba apresurado para ver el inicio del juego no me impidió observarlo durante un buen rato. No sé cuánto tiempo tardé espiándolo de lejos, pero en cierto momento me armé de valor y caminé hasta donde ellos estaban.

Cuando llegué Asher posó uno de sus brazos en mi hombro como siempre hacía, Asher ama el contacto físico, siempre estaba tocando, abrazando o dándole cariñitos a algo, o alguien. Pero siempre que lo hacía conmigo yo me derretía, como en ese momento, mi respiración se volvió errática y me puse nervioso en cuestión de segundos.

Sequé mis sudorosas manos en mis pantalones e intenté controlar mis nervios y mi agitados corazón que se emocionaba de solo pensar en Ash.

–¿Qué tardaste tanto? —preguntó Amet.

«Porque quedé embelesado mirando a Asher».

—Me dormí —mentí.

—Bueno, vamos, que ya va a iniciar el juego.

Asher y BrandonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora