★Pasos hacia la verdad★

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Clyde estaba allí sentado, esperando impaciente que alguien saliera de la puerta que estaba justo ante él, pero nadie lo hacía. Golpeaba la punta de su pie contra el suelo repetidas veces y apretaba sus manos, enterrando sus uñas en sus palmas para intentar calmar sus nervios, pero era en vano. 

Internamente se preguntaba: ¿Cómo había llegado a este punto? Donde no sabía cómo seguir su vida, continuar y no tener remordimientos o cargo de conciencia. Más aún sabiendo de quién debía hablar al entrar en la habitación. No había una vuelta atrás, nunca la hubo en el momento que decidió entrar en ese mundo mórbido y asqueroso. 

Miraba la puerta, esperando verla moviéndose y entrar. Estar cara a cara con el más temible para él, se imaginaba que detrás de él habría otro superior y así sucesivamente. Pensaba en desobedecer las órdenes de los altos cargos, arriesgarse y romper la cadena que lo amarraba a ellos y escapar, pero no sería para nada fácil, no se lo dejarían fácil. Tan simple como que por un error su sentencia de muerte estaría arreglada y Clyde no era alguien valiente, era un cobarde incapaz de mirar al enemigo a los ojos. 

No era para menos, comercializaba el cuerpo de muchas personas y se lucraba de aquello, de todas formas no era lo peor que hacía, allí la gente entraba cegados por la ignorancia, creyendo que eso solo sería grabar su intimidad... Sin pensar que detrás de aquello está el verdadero mal mundo, donde las personas no tienen escrúpulos ni miramientos por nadie. Él vendía personas, literalmente vendía sus vidas, las privaba de ser libres, volviéndolos esclavos del mejor postor. Lo peor, que ninguno sabía nada hasta que ocurría. 

El leve rechinido de la gran puerta de madera lo hizo salir del trance, encontrándose allí al chico rubio "amigo" de su socio. Agarró el maletín que traía consigo y entró seguido del rubio. 

Sus pulsaciones aumentaron al encontrarse con aquel temido hombre. Debía mostrarse normal, relajado y confiado. El hombre frente a él era listo, demasiado y podría fácilmente saber lo tenso que se encontraba en esos momentos. 

—Bien, Cartman. Al fin nos vemos las caras.— su voz salió lenta pero alta. Notaba un pequeño dolor en su garganta que la contraía. 

—Sí, mi querido socio. Pero deja los formalismos, ¿Tienes lo que quiero?— Clyde asintió, acercando su mano al maletín y abriéndolo para sacar una pila de folios con toda la información. Eric leía todo atentamente, sin perder detalles. Clyde, impaciente se arrancaba pedacitos de uña como alternativa para calmarse. —Entonces: en cinco o seis meses; la señorita Stevens será prácticamente irrelevante. Todavía ingresa mucho dinero, pero su popularidad desciende a un nivel notable desde hace poco más de medio año...—

—En resumen sí. Aunque pueden pasar muchas cosas en cinco meses.. Su popularidad puede volver, es mejor no...—

—Cállate, no me importa. El caso es que Barbara está vendida ya. Y el comprador no es alguien paciente, hace un par de meses que pagó por ella y quiere esperar el menor tiempo posible. Es decir, da igual si vuelve a ser popular; es insalvable.— Aquello le dio profundo, sintió un nudo en el estómago que lo hizo querer vomitar. 

—¿Puedo saber de quién estamos hablando? Es mi mercancía la que estamos vendiendo...— 

—Es confidencial, ya sabes... Peces gordos de los altos mandos... Quieren mantener su anonimato, y en cuanto a el pago, en unas semanas te ingresarán el dinero de la compra.— 

—¿Por cuánto la compraron?—

—Estás muy preguntón... ¿Por qué tanto interés en Stevens?—

—Te lo repito, Eric: Esa chica está aquí gracias a mí, solo quiero saber que mi mercancía está a buen recaudo.— Inventó la primera excusa que se le pasó por la cabeza, tratando de no sonar tan obvio. 

Estrellas - CreekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora