cap 22

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Narrador:

Mientras Quackity y Luzu estaban en el balcón, Juan se dedicó a preparar las cosas para convocar a los Dioses para pedirles ayuda; pero justo cuando estaba por tomar la última cosa la puerta del templo sonó, curioso se dirigió a abrir y más fue su sorpresa al ver a Spreen entrando como si nada.

-que onda Juan- dijo relajado.

-¿qué haces aqui tan temprano? tú siempre te levantas tarde- contestó Juan.

-me fui toda la noshe a una mina y cuando salí de ahí ya estaba amaneciendo- dijo mirandolo sonriente -y como tú templo que quedaba cerca vine aquí a dormir-

-estas loco si crees que te dejaré dormir aquí, ni siquiera tengo habitaciones disponibles en este momento- replicó el de lentes.

-bueno pues entonces puedo dormir en tú habitación- respondió como si nada, ya iba en dirección en ese lugar cuando el hechicero lo tomó por el hombro.

-en lugar de decir tanta pendejada mejor ayudame con algo importante- le dijo Juan con el ceño fruncido.

-¿qué necesitas capo?- 

-necesito que saques a Quackity de este templo y lo distraigas... tú eres bueno para esas cosas, haz que se olvidé un poco de todo y diviertánse-

-¿solo al pato? ¿qué hay del otro?-

-no te preocupes por él, su niñera correspondiente no ha de tardar en llegar- dijo sonriendo, después de su plática con Quackity el hechiero habia decidido ayudarlo tanto a él como a Luzu en su enredada situación amorosa.

-vale, pero a cambio me deberás un favor- aceptó el oso pelinegro.

-¿qué tipo de favor?- preguntó inquieto el de lentes.

-eso lo decidiré yo- respondió Spreen con una sonrisa ladina, en eso se escucharon unos pasos acercarse y cuando dirigió su mirada hacia donde provenian se dió cuenta que era Quackity junto a Luzu.

-SPREEN ¡¿QUÉ HACES AQUÍ?!- preguntó asombrado el pato.

-vine de pasada pero ya que estoy aquí ¿te gustaria acompañarme de aventura Quackity?- preguntó sonriente el oso.

-¿a dónde iremos?- preguntó dudoso el pelinegro pues tenía pensado quedarse en el templo para ayudar a Juan.

-eso no importa che, lo que importa es salir de este aburrido templo a divertirnos- contestó emocionado Spreen.

-de acuerdo, vamos- y con eso los dos individuos se fueron dejando a un castaño ligeramente molesto.

-¿estás molesto Luzu?- la voz de Juan llegando a los oidos del ojirubí.

-no, ¿por qué piensas eso?- preguntó mirando al hechicero.

-tus ojos se volvieron más rojos y tienes una mirada que asusta- contestó el de lentes mirandolo burlón.

-maldita sea- se talló los ojos y molesto.

-¿sabes? es curioso eso de tus ojos ¿siempre ha sido así?- 

-no, antes tenian un color más normal pero luego de... un suceso- dijo esas palabras con cierta amargura -se volvieron de este color-

-¿y no sabes la razón exacta de eso?- 

-no, o más bien no recuerdo si lo sabia- dijo melancolico.

-bien, entonces averiguemoslo- contestó el de lentes sonriendo mientras corria en dorección a su libreria.

-¿qué no ibas a investigar como regresarnos?- preguntó el castaño siguiendolo.

-necesito ayuda de los Dioses para eso pero recordé que durante este tiempo han estado un tanto ausentes, además lo intenté antes de que despertaran pero... nadie respondió a mi llamado así que solo toca esperar- dijo el hechicero de manera simple sin volearlo a ver, en realidad no habia tratado de invocar a los Dioses todavia.

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