Capítulo 11

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Sirius Black
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-- No estoy dormido ¿Sabes? -- me asusté un poco al oír su voz -- debes de estar cansada -- se separó de mí y se estiró un poco, luego se paró y se dirigió hacía el sillón en el cuál acomodó una almohada y se acostó -- Vete, hoy no tengo ánimos de castigarte -- Todavía no me quería ir, entendía que estaba un poco cansado y es obvio ¿Cómo no lo estaría?

-- Pero yo me quiero quedar -- No dijo nada, estaba echado en el sillón con los ojos cerrados, aproveché y me puse lentamente encima de él, agarré una sábana que vi y nos tapé a los dos, noté su cara de sorpresa, sin embargo, no hizo nada para quitarme al contrario posó su mano en mi cintura y yo feliz me acomodé cerrando los ojos, no quise hablar más, esperaba que él pudiese descansar

-- Pensé que estarías enojada - Aunque mi intención no era hablar, la de él supongo que si - Hasta regalo me trajiste ¿Te gusta qué te traten mal?

-- Sí me enojé, solo que pude entender un poco como te sentías - Me senté para poder mirarlo, él solo se acomodó un poco para evitar que yo me cayera - Tenía pensado ignorarte, pero lo haré luego como castigo - Baje hasta que estuve a centímetros de su cara y lo besé, él lo siguió pero yo me separé rápido - Después de como me trataste no te puedo dar tantas recompensas - Ya me iba a ir, quería que él descansara, pero mi intento de quitarme de encima de él fue inútil su agarre era muy fuerte y evitaba que yo me pusiera de pie

-- Simplemente me provocas y luego decides irte - Solo solté una pequeña risa para acercarme y besarlo de nuevo, esta vez decidí quedarme un poco más para que él lo pudiese disfrutar, pero ahora la que no se quería despegar era yo, se sentía tan bien besarlo -- ¿No te ibas a ir? - Después de separarnos fue lo único que dijo

-- Usted no me deja ir - Apunté hacia sus manos que tenían un agarre fuerte en mí - Pero sí, es cierto, ya me voy - por fin me pude soltar, pero antes de irme le puse la sabana encima y se la organicé para que quedara bien cubierto - Hasta mañana profesor - Sin más salí del salón muy feliz directo a mi sala común.

Iba con pasos lentos tampoco tenía afán de llegar, cuando ya casi estaba cerca de mi sala pasé por la de Gryffindor y noté que Harry estaba sentado en las escaleras solo y un poco triste, hace mucho no me lo encontraba así que estaría dispuesta a ir y saludarlo

-- ¡Ey Harry! - Llegué a donde él y me senté a su lado -- ¿Cómo has estado? Hace rato no te veía

-- Sí, es cierto. No tengo mucho que decir ¿Qué tal tú? - No estaba tan animado como otras veces

-- Bien - Respondí - Si necesitas algo, puedes contar conmigo - Puse mi mano en su espalda y di leves golpes de consolación, se notaba que le pasaba algo, pero no lo iba a obligar a contar

-- Me enteré de cosas que me ponen realmente mal - Escuché atenta -- ¿Sabes del asesino que escapó de Azkaban? - Cierto, cuando llegamos a Hogwarts había muchos anuncios de búsqueda hacia alguien

-- Oh es verdad, ¿Sirius Black? - Algo así me acordaba que decían los carteles, el asintió y siguió hablando

-- Me enteré que es mi padrino, además de que por él asesinaron a mis padres - No sabía por cual de las dos cosas sentirme más asombrada, teniendo en cuenta que hace algunos días habían dicho que se había visto alrededor del colegio

-- Eso significa que ¿Él vino por ti? - Me asusté un poco, Harry solo era un niño; él solo asintió

-- Yo lo mataré - Vi su enojo - Vengaré a mis padres - Tenia que tranquilizarlo, sabia todo lo que esa persona le había hecho, pero era mejor mantener la calma

-- Ven acompáñame al patio -- Debía de entretenerlo con algo que no fuera Sirius Black, él no me cuestionó simplemente me siguió. Después de un rato de camino, llegamos y nos sentamos en el piso de una de las esquinas, recordaba que en mi bolsillo tenía dos paletas, las saqué y le extendí una a Harry -- Mira -- la tomó feliz -- Oye, no he visto mucho a Ron ¿Se está escondiendo de mí -- Me miró y empezó a reír

-- Sí, dice que si lo llegas a ver lo vas a matar -- Que exagerado ya había pasado un mes, o sea, ya solo me faltaban dos semanas de castigo -- Por eso te ha estado evitando -- añadió

-- Sí, es un idiota; pero dile que ya no estoy enojada -- solo sonreí de lado recordando las últimas dos semanas que tenía de castigo

-- Está bien, yo le digo -- Se empezó a reír de nuevo -- Te quería preguntar algo -- Lo miré curiosa

-- Claro, pregúntame -- Dije esperando con ansias la pregunta

-- ¿Qué le gusta a Cho? -- Quedé confundida, espera ¿A él le gustaba? Ojalá que no

-- ¿Te gusta Cho? -- Quería ser más discreta, pero fue inevitable

-- No, no -- Qué alivio -- Una amiga -- lo volví a mirar asombrado -- Pues, espero no le incomode por ser mujer

-- ¿Quién es? -- Estaba dudoso -- Te prometo que no le diré a nadie -- Lo convencí

-- Ginny -- ¡Por Merlín, que fantástico! -- Le prometí que le conseguiría alguna información, ya estaba cansado de que siempre hablara de ella

-- Muy bien -- No le iba a decir nada sobre el hecho de que a Cho también le gustaba su pequeña amiga -- Le gusta leer, hace días me ha estado hablando de un libro Muggle que quiere "Ciudad medialuna" de una tal Sarah, algo así me acuerdo que se llama

-- Muchas gracias, ahora Ginny me dejará en paz por un buen tiempo -- Le sonreí y miré la hora, ya era tiempo de regresar.

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Estábamos caminando de regreso, sin embargo, nos sorprendió bastante que hubiese tanta gente en la entrada a la sala de Gryffindor, mi idea era irme a la mía, pero quise acompañar a Harry hasta la de él. Quedamos estáticos con los rasguños que había en el cuadro, y nos miramos con leve preocupación.

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Para recordarles que yo, o sea, a mí conveniencia cambio lo que hay en la película para que puede tener lógica mi historia. Por ejemplo el hecho de que algo pasó antes en la película y yo aquí en la historia lo puse después, o viceversa.

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