Especial

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Cho y Ginny

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Estaba demasiado nerviosa, mis manos inquietas no me permitían agarrar la pequeña caja bien, ya se había acabado el partido y simplemente estaba afuera esperando que saliera la pequeña chica que me tenía enamorada, no tenia ni la menor idea de que le iba a decir, estaba pensando en posponer la entrega de tal regalo, sin embargo, ya estaba demasiado decidida además de que ya podía ver de lejos a la peliroja salir con sus hermanos, agradecí el hecho de que rápidamente se separó de ellos, quedando sola, mientras se recostaba en un mural mirando hacía ambos lados como si estuviese buscando a alguien, era el mejor momento, saludar, preguntar cómo estaba, darle el regalo y según lo que pasara, invitarla a salir.

Respiré profundamente y empecé mi recorrido lento hacia ella, está ya había notado mi presencia, se encontraba sonriendo en mi dirección, quería dar la vuelta, sus ojos marrones penetrantes me ponían más nerviosa de lo que anteriormente estaba

-- H-hola -- Ay no, mis palabras no salían del todo bien -- Estás muy linda hoy -- No estaba ni cerca al plan del inicio, además ¿Por qué le dije eso? -- Espero no te haya incomodado -- Dije rápidamente, me había percatado del comentario tan precipitado que había hecho

-- No te preocupes, tú también estás muy linda hoy -- Sonaba tan calmada

-- Emm, te... -- Me era difícil hablar -- Te quería... -- Tomé un poco de aire, teniendo en cuenta que la contraria me miraba curiosamente con un semblante divertido -- Te quería dar esto -- Extendí la cajita frente a ella a lo cual esta se notaba un poco emocionada

-- ¿Qué es? -- Miró la caja curiosa y me miró para luego empezar a abrirla -- No puede ser, es hermoso -- Los destellos que se podían presenciar en sus ojos me ponían demasiado feliz -- Es el mejor regalo que me han hecho -- Mis mejillas se pusieron rojas a tal afirmación -- ¿Me lo pondrías? -- Asentí inquieta mientras agarraba el dije y se lo ponía cuidadosamente -- Es hermoso, muchas gracias -- Solo sonreí, mientras decía que no era para tanto -- De hecho, yo también tengo algo para ti -- Mi cara de sorpresa hizo que soltara una gran carcajada

-- ¿Para mí? -- El plan estaba saliendo mejor de lo que esperaba, veía como Ginny sacaba de un pequeño bolso un paquete que tenía forma de algo que conocía bastante bien, lo agarré y con rapidez quité el papel que lo cubría -- Por Merlín, ¿Cómo lo conseguiste? -- Lo había querido hace bastante tiempo -- Muchas gracias, tú regalo es increíble -- Aunque intentaba controlarme era imposible, verla ahí sonriendo tímidamente frente a mí, era una escena perfecta -- Te lo agradezco mucho -- Me pegué a ella en forma de abrazo, noté que se sorprendió como primera acción, no obstante, correspondió luego de un par de segundos -- ¿Tienes tiempo libre el siguiente fin de semana? -- Luego de unos minutos de abrazos me alejé para arriesgarme y hacerle tal pregunta – Quería saber si podíamos salir ese día – Complementé

-- Sí, estaría perfecto -- Una gran sonrisa llenó mi cara -- ¿En la tarde estaría bien?

-- A cualquier hora, lo importante es que tú estés ahí -- Muy romántica, la saldría asustando si seguía así

-- Entonces el domingo en la tarde -- Sonrió y se despidió alzando su mano caminando directo al castillo, yo me quedé atrás observando cómo se iba hermosamente.

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Estaba tan feliz, no esperaba la hora de que mi mejor amiga llegara a la sala y le pudiese contar la increíble interacción con la pequeña peliroja. Sin embargo, estaba ya bastante tarde y no se veía ninguna señal de ella, un poco preocupada, pero sabía lo fácil que podía meterse en problemas su compañera de cuarto. Después de pensar un rato en eso y en esperarla por más de una hora y media, se quedó dormida, no daba más, además de que esperaba que en sus sueños apareciera su gran amor.

Tenía muy buen humor esa mañana, recordaba lo del día anterior y no podía esperar que rápidamente pasaran estos aburridos días hasta el domingo. Después de lavarse la cara y percatarse de que su amiga estaba despertando, le contó todo lo que había pasado, con lujo de detalle, también emocionada por el libro aprisionándolo a su pecho con mucho amor.

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Clases aburridas, por alguna razón esa semana se le estaba yendo eterna, apenas era jueves y clase de pociones no le ayudaba mucho con su pereza infernal. Agarró su libro y lo puso al revés dirigiéndose hasta la última página consiguiente con su gran pluma empezó a dibujar a una pequeña Ginny, su pelo, sus ojos, sus lindas pecas y todo aquello que la recordaba de ella, sonreía embobada dándose cuenta que no hacía menos de un minuto la clase de había acabado.

-- No dejo de pensar en ella y en nuestra cita -- Me encontraba al lado de la cama de *__* contándole cómo me era inevitable sacar a tal chica de mi cabeza

-- ¿Ya sabes a dónde la llevarás? -- Preguntó curiosa -- Has pensada en algún sitio, ¿Cierto? -- Estaba indecisa

-- Pues, más o menos -- Es que no podía elegir un lugar en sí -- Estaba pensando en algún picnic lejos de los terrenos del castillo, no tan lejos claro -- Esa era una opción -- O también llevarla a Hogsmeade e ir a la tienda de té de Madame Tudipié, podría invitarla a comer un postre o algo así, sería una tarde agradable -- Sin embargo, no sabía cuál de las dos era mejor opción -- Ayúdame a elegir

-- Las dos me parecen muy buena idea, pero me inclino más por el picnic, sería lindo además de que estarían solas -- Esta última parte me puso un poco tímida -- Podrán estar tranquilas y juntas, solo hablando o lo que quieran hacer – Es una muy buena elección, le agradecí y me dirigí a mi cama, ya era bastante tarde

Por Merlín, agradecí que estos últimos dos días pasaran rápido me había levantado realmente temprano, tenía que estar todo listo para la pequeña cena lejos de Hogwarts, me había puesto mi vestido blanco favorito y tenía la canasta llena de comida y cosas importantes que nos podrían servir, todo estaba a mi favor, estaba haciendo un día hermoso y tenía suficiente tiempo para llegar minutos antes y esperar a Ginny. Había quedado con ella en los terrenos, de allí le dije que nos íbamos a alejar un poco, algo que le agradó.

-- Ojalá no hayas esperado mucho -- Llegó cinto minutos después de la hora acordaba

-- Tranquila, yo acabo de llegar igual -- Le sonreí y luego de platicar un rato, empezamos nuestro recorrido hasta el lugar que ya posteriormente había visitado, tenía que asegurarme que fuese seguro -- Dime ¿Qué tal te fue esta semana? -- No quería mantenerme en silencio, lo bueno es que ya estábamos por llegar

-- Bastante bien ¿Qué tal tu semana? -- Respondí lo mismo. Por fin habíamos llegado, saqué las cositas de la canasta, empezando por una pequeña sábana que rápidamente la puse en el suelo lleno de pasto, continúe con unos envases que contenían frutas como fresas, uvas, moras y otras más, la pequeña peliroja solo se limitaba a mirar, ya después de sacar todo nos sentamos, mientras comíamos nos preguntábamos cosas una de la otra, nos reímos y en algunas ocasiones nos mirábamos sin decir una sola palabra.

-- Sé que esto no es mucho, pero espero te haya gustado – Nos encontrábamos acostadas viendo el atardecer naranja que estaba creando el cielo, era hora de ir guardando todo

-- Fue un día maravilloso – Dio respuesta mientras se acomodaba y me ayudaba a empacar todo – Me agradó estar contigo – Fue inevitable agachar mi cabeza y sonreír apenada

-- Podría... -- Agarré su mano y la miré a los ojos, en mi mente pensé que quizá estaba yendo muy rápido, pero con ella frente a mí era incapaz de controlarme. Ella sabía que quería, y podía deducir que ella también lo estaba esperando, sin más, me acerqué lentamente y le di un pequeño beso, no duró más de cinco segundos, pero sentí como todo mi mundo dio un giro enorme, eran suaves y dulces, definitivamente quería sentir eso más seguido. Nos separamos apenadas y listas para regresar al castillo.  

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SecretDonde viven las historias. Descúbrelo ahora