Capitulo 4

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¡Qué gran profesor!

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-- Son de los Gryffindors de tercer año, mira faltas ortográficas y algo que no tenga que ver con el ensayo -- Lo miré atento para seguir todo en orden -- No siendo más, empieza -- vi que me daba la mitad de los escritos que él tenía, me senté e imité lo que él hacía

Había pasado ya una hora, mi castigo ese día era de dos. Por fin terminé de calificar y le entregué los pergaminos al profesor, él había terminado media hora antes, ahora se encontraba parado tomando una taza de chocolate, cuando vio que había terminado me ofreció un poco de lo que tomaba, y yo muy feliz lo acepté

-- Y dime, ¿Por qué te castigaron? -- Tosí un poco, pensé que la profesora le había informado -- Si no lo quieres decir, está bien -- Me sentía tan feliz por el profesor que se encargaría de mi castigo

-- Emm, es algo incómodo de decir --  Lo miré intentado decirle lo que había pasado con la mirada, sonrió de lado haciéndome saber que de pronto tenía alguna idea

-- Puede que ya entienda, son jóvenes es inevitable supongo. Espero tengas más cuidado la próxima vez -- ¡Ay por Merlín! Qué gran profesor, desearía poder abrazarlo 

-- Gracias, que bueno que lo entienda profesor, pero dígame ¿Lo puedo ayudar en algo más? -- Pregunté con una sonrisa, me agradaba pasar el rato con él

-- Ya que lo preguntas, necesito que subas a mi oficina y me traigas el libro rojo que está encima de mi escritorio, por favor – Accedí alegremente mientras subía las escaleras

Vi el escritorio y miré por encima, había como mínimo tres libros rojos, ¿Cuál se supone que sea? Agarré cada uno viendo si podría adivinar cual era el que necesitaba el profesor, cuando tome el tercero algo cayo de él, era un pequeño paquete de... de ¿Condones?

-- ¿Pasó algo? – Entró y vio como en mi mano estaba aquel paquete, noté como se sonrojaba lentamente – Deja eso ahí, pensé que te había mandado por un libro – Se acercó mientras me arrebata tal objeto

-- Perdón, no sabía que libro era, además no tiene nada de malo tener ese tipo de cosas – Sonreí lentamente, no quería que se sintiera incómodo – Entonces ¿Cuál era el libro? -- Agarró el del medio y me lo dio, lo tomé y salí de la oficina dirigiéndome hacia abajo de nuevo

Me senté en el lugar que a él correspondía, no le incomodó ya que no me dijo nada por haber tomado su lugar, eso tenia yo, cuando agarraba confianza con alguien intentaba tomar su espacio, claro está, si a esa persona no le incomodaba no es que fuese una loca.

-- Eres muy necia, ¿Sabes? – me miró mientras se recostaba en el escritorio frente a mí

-- Sí, me lo dicen muy seguido, pero solo lo demuestro con personas que me caen bien – Levantó una ceja atento a lo que decía y luego río – Debería de sentirse privilegiado, no muchos logran caerme bien

-- Wow, que gran honor señorita – Oí su tono sarcástico al hablar, hice un puchero con mi boca mostrando indignación – Okey, okey no pongas esa cara – Solo me reí mientras jugaba con el libro en mis manos

Ya la última hora que me faltaba pasó muy rápido, me quedé hablando mientras el hacia cosas en las cuales no me dejaba ayudarlo

-- Ya es hora de irme, nos vemos mañana profesor – Hice un gesto con mi mano en forma de despedida

-- Tenga buena noche y no se meta en más problemas – Lo último que lo escuché decir antes de salir del salón y dirigirme rápidamente a la torre de astronomía

Me cercioré de que nadie me viera llegar y así poder subir sigilosamente, sorprendentemente Fred ya estaba ahí, una gran sonrisa se dibujo cuando me vio acercarme a él

-- ¿Por qué tardaste tanto? – No me había alcanzado a sentar cuando ya su mano estaba pasando por todo mi cuerpo

-- Estaba cumpliendo mi castigo – Estaba muy cansada, no me apetecía hacer mucho, no obstante, ya había quedado con él y no quería dejarlo así

Me acerqué y lo besé, él se limitó a seguirme el beso mientras su mano se posaba en mi muslo con mucha firmeza y fuerza, cosa que me encantaba. Él se fue apoyando en el piso mientras yo quedaba completamente encima de él, nos separamos ya que el aire nos empezaba a hacer falta

-- Tengo que madrugar – Dije mientras me sentaba y arreglaba para poder salir, noté su cara de decepción, pero era cierto, tenía clases en la mañana y castigo en la tarde

-- No puedes dejarme así – Vi como me señalaba el bulto que estaba entre sus piernas

-- Sí, sí puedo – Me despedí con un beso y me fui

Estaba realmente cansada, tanto que no tenia ganas de platicar con Cho y directamente me tiré a la cama, mañana la informaría de todo lo que había pasado, por el momento era tiempo de descansar. 

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