2. Fiesta

445 18 0
                                    

—Es increíble, Hastien —reclamé, cerrando la puerta de casa—

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—Es increíble, Hastien —reclamé, cerrando la puerta de casa—. Mis padres van a enterarse de esto.

—Díselo —se encogió de hombros—. También estarán molestos contigo. ¿No se supone que estabas a cargo?

—No me interesa si se molestan conmigo —exclamé—. ¿Acaso no te das cuenta? Les pudo haber pasado algo. A ti, a Dareck o a ese chico.

—Pero no fue así, Camille, el accidente ni siquiera fue culpa nuestra.

Me pasé la mano por el cabello, era tan agotador intentar que entrara en razón para al final no lograr nada.

Solo subí las escaleras y lo deje allí con su estúpido pensamiento de que tenía la razón siempre.

El error de muchos era creerse invencibles solo porque alguna vez salieron ilesos de una catástrofe. Pero eso se llama suerte y no es eterna.

Le envié un mensaje a Cameron para decirle que estaba todo bien y que mañana temprano le devolvería el auto.

***

Era sábado y lo último que quería era estar en casa con Hastien y su estúpida actitud que ya me tenía harta.

Así que aquí estaba, en el departamento de Cameron para devolverle el auto. El portero me dejó pasar sin problemas pues venía muy a menudo a este lugar.

—Me tiene harta —dije.

—Calma, pequeña, Hastien es adolescente. Es rebelde, gruñón y hace estupideces. ¿Acaso ya olvidaste las mierdas que hacíamos cada que teníamos oportunidad cuando estábamos en preparatoria? —inquirió—. Hasta la fecha sigue siendo igual.

—Pero es demasiado arrogante para darse cuenta de sus errores —gruñí.

—Es parte de ser adolescente —se encogió de hombros—. Además, deja de estresarte, él no es responsabilidad tuya. No eres su mamá. La cagó entonces deja que sus padres se hagan cargo.

Tal vez tenía razón, me estaba estresando por cosas que no valían la pena.

—¿Cómo estuvo tu noche? —inquirí.

Sus ojos brillaron y se lanzó a la cama.

—¿Alguna vez te he confesado alguna de mis fantasias?

—Sí, me has perturbado en repetidas ocasiones con ellas —asentí, recordando.

—Añadamos una más a la lista —dijo, entusiasta—. Nora Baker es mi fantasía número uno.

—¿Te enrollaste con ella?

—Besa cómo...

—No quiero detalles.

—Y tiene una cintura...

—Sin detalles, asqueroso.

—¿Sabías que tiene un tatuaje en las costillas? —siguió.

Lo dejé que siguiera contándome lo mucho que esa chica le gustaba y aunque todo trataba de disfrazarlo como atracción física sabía que había algo más que eso.

Verdad (Saga CM #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora