Chris Walker era apuesto, era un jugador estrella al igual que Cameron y ambos tenían un prometedor futuro si querían dedicarse al fútbol.
—¿Se conocían? —inquirió Alice.
Chris le sonrió a mi amiga de manera encantadora y le pasó la mano por la cintura, llevándola con él.
—¿Quién no conoce a Camille Miller? —respondió él alzando la voz—. Nada del otro mundo, solo menciones, Preciosa —eso último lo dijo en el oído de mi amiga, pero aun así logré escucharlo.
A ella se le olvidó cualquier tipo de dudas en el momento que el idiota estrelló su boca con la de ella, se separaron unos segundos y él le quitó la bebida de las manos para tomársela y volverla a besar. Sin esperar más me alejé de ellos. Fui a la especie de barra que estaba al norte del lugar, tomé una de las bebidas que estaban ofreciendo y le di un buen trago.
La garganta me quemó a mares y el malestar no se fue hasta que me tomé el segundo trago.
—No deberías tomar bebidas que extraños te ofrezcan —esa voz. Era familiar.
Su sombra cubrió mi espacio y de pronto toda la tranquilidad del ambiente se disipó. Colocó la mano en la barra al lado de mi bebida. Los anillos de plata eran visibles a pesar de la escasa luz, al igual que las pequeñas venas que se perdían en el abrigo que llevaba.
—Lo sé —respondí sin demostrar que su presencia amenazaba mi calma.
—No parece que sea así —su voz gruesa estaba calando y arrasando con mi cordura. ¿Por qué? Él no era especial ni diferente.
Escuché el chirrido del banco de al lado cuando fue arrastrado por el hombre atrás de mí.
—¿Por qué dejaste el auto de Hastien en mi edificio y no me lo entregaste personalmente?
Por primera vez en mucho tiempo lo vi sonreír. Conmigo. Por mí. ¿Alguna vez había pasado eso?
—Yo no dejé ningún auto en tu edificio —Tomó la bebida de mis manos y le dio un trago—. Solo dejé las llaves. El auto sigue en mi departamento. Deberías ir a recogerlo pronto antes de que tus padres se den cuenta.
Las comisuras de sus labios se elevaron un poco más y sin decir nada más se levantó y se marchó. Su aroma varonil me impregnó cuando me pasó por un lado y eso revolucionó aún más mi interior.
No podía negar que el primogénito de los Coleman era alguien muy atractivo y jodidamente perfecto. O al menos eso aparentaba. Buen hijo. Buen estudiante. Buen hermano. Buen amigo. ¿Conocía algún defecto suyo? La respuesta era no.
No los conocía, pero debía haber uno. Todos éramos imperfectos, algunos más que otros, pero al final todos éramos iguales.
—Jodete, Coleman.
Tomé otro trago y me levanté de ahí dirigiéndome a la pista de baile. Había algunas caras conocidas, entre ellas viejos amigos que se miraban muy dispuestos. Sonreí con suficiencia a la hora de mezclarme entre la gente para dejarme llevar por la música.
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Verdad (Saga CM #2)
Mystery / ThrillerA ella le encanta bailar con la muerte y reírse de ella cuando la ve fallar. Crean cuando dicen que no conoce el miedo. Cuando se trata de venganza tiene el mejor método y cuando se trata de odiar terminarás de rodillas porque ella siempre gana. Fu...