19. Sentimientos a flor de piel

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Salí de mi trance y dejé todo de nuevo en su sitio

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Salí de mi trance y dejé todo de nuevo en su sitio. Ahora estaba más que confundida y no sabía siquiera cómo reaccionar a ello.

Sacudí mi cabeza sacando todas las ideas que comenzaron a atormentarme. La vida de Kaleb no era mi asunto.

Tomé mi móvil y marqué el número de Dominik.

—Dominik, necesito un departamento, una casa, lo que sea —dije—. Pero lo necesito ya.

No pensaba volver a ese jodido departamento ni aunque mi vida dependiera de ello.

—Tengo algunas opciones. Tu padre me comentó hace días que estabas buscando un nuevo departamento.

—Lo necesito ya —aclaré. No me importaba que fuera, no quería volver a mi departamento.

Tal vez Liam mintió y no solo era una cámara, podría estar infestada de cámaras y micrófonos. De James podía esperarme cualquier cosa.

—Puedo conseguir cualquiera de las opciones en una hora —aseguró—. Te enviaré las imágenes.

—Bien. Dominik, no se lo digas a mi padre.

—Sabes que no puedo hacer eso, Camille.

Lo intenté.

—Está bien. Oh, Dominik. ¿Crees que podrías enviar flores a Liam McCall, mi exnovio? está en el hospital.

—Claro.

—Asegúrate que sean Dalias negras y que todo sea anónimo.

—¿Debería preocuparme? —inquirió con la angustia plasmada en su voz.

—No. Solo es un detalle para mi viejo amigo — respondí segura—. Solo haz eso por mí. De preferencia no se lo digas a papá si no te lo pregunta.

El bufó pero terminó aceptando.

Justo cuando acabé la llamada la puerta de la habitación se abrió. La expresión de Kaleb no me gustó en absoluto. Disimulé por completo la sorpresa que me inundaba por mi anterior descubrimiento y me puse firme.

—Vístete —ordenó. Su móvil colgaba en su mano y la distorsión en su rostro me dejaba saber que no me diría nada bueno.

—¿Qué ocurre? —no me moví de mi sitio. El corazón me comenzó a latir tan fuerte que podía escucharlo.

—Es Hastien —un dolor agudo en mi pecho se hizo presente y comencé a moverme—. Tuvo una sobredosis.

La ropa se cayó de mis manos cuando escuché eso. No entendía nada, ni siquiera creía que esto fuera posible. Estaba jugándome una broma.

—¿De qué hablas, Kaleb? —solté, pero por dentro sabía que él no bromeaba con algo así.

No me interesó que estuviese aquí, comencé a vestirme frente a él, aun esperando su respuesta.

Verdad (Saga CM #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora