Quité las sábanas de mi cuerpo, estaba en ropa interior y con una venda envuelta en el vientre. El dolor insoportable se apoderó de mí en cuanto quise ponerme de pie, aun así me obligue a hacerlo.
Me mareé al hacerlo, tuve que sostenerme por unos segundos de la mesa de noche, los recuerdos de la noche anterior atacaron mi cabeza causando desagradables sensaciones en mí.
Abrí el cajón de la mesa de noche buscando algo que pudiera usar para defenderme.
Me costaba un infierno caminar y la mitad de otro, pero tenía que salir de aquí antes de que James apareciera.
No había nada con lo que pidiera defenderme, así que tomé un espejo que estaba sobre el tocador y lo envolví en la manta para después golpearlo con la esquina de una lámpara. El sonido quedó ahogado y pude obtener mi arma tomando un trozo de vidrio.
Busqué mi ropa y la encontré en el cesto de ropa sucia. Me coloqué con esfuerzo cada prenda y al final cuando iba a salir la puerta se abrió dándole paso a la mujer de servicio. Por suerte logré hacerme a un lado y esconderme apara que no me viera de inmediato.
La mujer entró por completo y dejó la charola en la cama mientras me buscaba con la mirada. Estaba alerta y rápidamente sacó su teléfono para llamar a los de seguridad.
—No está —dijo—. Esa perra se escapó...
Golpee detrás de su cabeza haciéndola caer al suelo. La mujer trató de ponerse de pie pero di una patada acertada en su vientre.
—Eres una niña estúpida —siseó con coraje—. Así te escapes de esta casa el señor James te va a encontrar...
Concordaba con ella. Era una niña estúpida.
—¡Cierra la puta boca, Cassandra! —grité harta. Pocas personas eran tan detestables como ella que sentía una devoción tan cegada hacia James.
Coloqué le trozo de vidrio sobre su garganta y lo presioné con tanta fuerza que un hilo de sangre corrió por su cuello.
—Dame las llaves —demandé.
Una mancha carmesí comenzaba a hacerse visible en mi ropa.
—Yo no tengo llaves...
—Si las tienes —sisee entre dientes—. Dame de una puta vez las llaves, Cassandra.
Presioné más el cristal en su cuello provocando ahora sí una gran cortada.
—No eres capaz...
Lo deslicé. Deslicé el cristal a través de su garganta provocando una hemorragia al instante.
La mano se me llenó de su sangre mientras ella luchaba por respirar y se revolcaba en el suelo. Esculqué sus bolsillos aprovechando su vulnerabilidad y saqué lo que necesitaba.
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Verdad (Saga CM #2)
Mystery / ThrillerA ella le encanta bailar con la muerte y reírse de ella cuando la ve fallar. Crean cuando dicen que no conoce el miedo. Cuando se trata de venganza tiene el mejor método y cuando se trata de odiar terminarás de rodillas porque ella siempre gana. Fu...