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"Acéptalo, Duxo. Perdiste". Dijo Aquino, con un tono burlón y una rosa de por medio."Puta madre, webón. ¿Dolerá?". Preguntó inseguro y con enojo en su voz, como pudo perder en un juego como "Ultimate Chicken Horse", se maldecía a sí mismo.
Duxo podría jurar que ese juego estaba programado para hacerlo perder.
"Trataré de que duela". Dijo para acercarse al pelinegro y comenzar un beso lento pero candente.
Aquino deslizaba sus manos por todo el cuerpo de su novio, tratando de que esté disfrute también de la nueva experiencia.
En cuanto Duxo se sintió más cómodo con Aquino siendo dominante, el último mencionado comenzó a desvestir al pelinegro, haciéndolo sentir un poco vulnerable y expuesto.
"Quítate tú la ropa también, men". Pidió avergonzado de mostrar su cuerpo.
Aunque la petición de Duxo le dió risa y ternura al mismo tiempo, decidió cumplir esta, dejando su monero cuerpo expuesto también, para luego proceder a seguir explorando la calidad bucal de Duxo con su lengua, mientras que una de sus manos se ocupaba de atender uno de los rosaditos pezones del pelinegro.
"Mgh~". Gimió silenciosamente el de abajo, no estaba acostumbrado a hacer ese tipo de sonidos tan vergonsozos.
Aquino dejó de besar a su hermoso novio para poner delante de este tres dedos e indicarle luego que los chupara.
Apenas Duxo acató la orden, Aquino sintió una corriente por todo su cuerpo, pero que específicamente terminó en su pene, "obligándolo" a atenderlo con su mano libre mientras su boca se encargaba de chupar uno de los pezones del primer mencionado.
Cuando el castaño creyó que sus dedos estaban lo suficientemente mojados, los llevó a la entrada de su amado, redondeando esta con dos y luego, cuidadosamente mientras lo distraía con besos en todo su cuello, metió solo yema de uno de los tres dedos, haciendo que Duxo se sobresalte un poco por la nueva sensación.
Las manos de Duxo no podían quedarse quietas, ibas por las suaves sábanas de su cama, por su rostro y el cabello de su novio que lo estaba sobre estimulando, ya ni siquiera se había dado cuenta que tenía dos dedos en su interior, explorando y tratando de encontrar su punto dulce.
"Aquino, ¿podrías...". Su voz se cortó al sentir como una corriente pasó por todo su cuerpo, haciéndolo arquer su espalda a más no poder, eso se sintió muy bien a su parecer, casi lo hizo correrse.
"¿Podría, qué, Duxo?". Preguntó tocando de nuevo ese punto que él sabía perfectamente que volvería loco al pelinegro.
Cuando Duxo abrió sus ojos para hacer contacto visual con Aquino, el último mencionado pudo comprobar que estos estaban idos y húmedos.
"Por favor, Aquino". Suplicó, tratando de que el antes mencionado entendiera el mensaje.
"No soy adivino Duxo, dime lo que quieres". Dijo para luego sacar sus dedos del interior de su novio y empezar a frotar su pene contra la entrada de este, mientras esperaba a masturbarlo. "Dímelo". Ordenó con una voz tan grave que pudo hacer correr a Duxo.
Y Duxo no iba a mentir tampoco, quería tanto matar a Aquino en ese momento, pero se aguantó las ganas y procedió a poner sus brazos al rededor del cuello del último mencionado, para después sonreír, relajando su mirada. "Aquino... Hazme tuyo y recuerdales a todos a quién le pertenezco".
En ese momento Aquino juró ver corazones en los ojos de Duxo y esas palabras lograron enloquecerlo, aún sabiendo lo posesivo que era este, Duxo decidió jugar con fuego.
"Ay, Duxo... Espero que no te arrepientas de tus palabras". Aunque a Aquino le hubiese encantado entrar de una vez, no podía ser así de idiota con el, era su primera vez, así que tratando de controlarse, empezó a entrar lo más lento que podía, no quería lastimarlo, obviamente, siendo está su primera vez, no podría evitar que sintiera algo de dolor, pero esperaba que no fuese mucho.
Y en ese momento en el que Duxo sintió a su novio entrar, su respiración se fue, su boca se abrió sin emitir ningún sonido, sus cortas uñas hicieron presión en la espalda del moreno dejando marcas y algo de sangre salir, sus ojos cerrando se fuertemente, era más que obvio que le dolía, pero era algo necesario.
La sensación que el castaño estaba sintiendo era abrumadora, el interior de Duxo se sentía muy bien, tan caliente y apretado, estaba haciendo un gran esfuerzo por no moverse, ni correrse, así que mientras Duxo se acostumbraba, tomó una de sus manos, empezando a besarlas, siguiendo por todo el largo de su brazo, hombro, cuello, trató de besar toda las partes del cuerpo de su bello novio para que se distrajera y sintiera amado, que eso era seguro. Estuvo como 7 min mínimo así, hasta recibir una "luz verde" por parte de Duxo para seguir.
Sus caderas se movieron muy lenta, pero profundamente, tratando de encontrar ese maravilloso lugar que haría las cosas más fácil y cuando así fue, los agudos gemidos de Duxo se volvieron más y más altos conforme las embestidas eran más rápidas y profundas.
"Más rápido, Aquino, por favor". Suplicaba Duxo, ya no podía callar sus gemidos, eran muy altos.
Y siguiendo la petición de su pelinegro, elevó una de sus piernas hasta su hombro y trató de ir más profundo y rápido, sabía que el oji-violeta estaba cerca y él lo estaba también así que lo dió todo de él, empezando a masturbar a Duxo para que se corrieran juntos.
Y así fue, la sobre estimulación que recibió Duxo fue su límite, además que Aquino golpeaba su punto dulce con cada estocada que daba, hizo correrse soltando un último gemido, después le siguió Aquino al correrse en su interior, era una sensación rara pero placentera a la vez.
Ambos trataron de calmar su respiración, una vez eso pasó, Aquino salió del interior de Duxo para luego prepar una tina con agua a temperatura perfecta para que ambos pudiesen bañarse, además, tenía que limpiar el interior de su pelinegro.
"Te amo" . Dijo Aquino, tomando por sorpresa a Duxo, pero haciendolo sonreír.
"Yo también, estúpido".
"Duxo".
"¿Qué?".
"So".
Ahí fue cuando Aquino recibió un sape de parte de Duxo.
"Perdón, no pensé que caerías jajaja. Pero quería pedirte algo". Y el silencio del pelinegro le dió a entender que siga. "¿Podemos hacerlo de nuevo?". Lo que preguntaba era en serio pero la cara de Duxo fue tan epica que no se resistió a reír.
"Ni cagando, webón".
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Espero lo hayan disfrutado, pecadores. Nos vemos en el próximo capítulo. Bye Bye~ ✨♥️