La favorita del Sultán | Murad IV.

Epílogo

El palacio mantuvo el luto de una de las sultanas más queridas de Estambul, quien alguna vez fue la esposa del sultán más cruel, la que supo controlar su ira y gobernó en su nombre ante la enfermedad, la madre de los príncipes y el sultán valiente.

—Sultana... Estos son los registros del harem.—Lalezar Kalfa tomó el libro y colocó frente a ella.—La información de la sultana Semsperi se encuentra grabada en el... Además encontramos sus diarios en el palacio.

—Esa mujer fue un gran dolor de cabeza... No merece ser recordada.—Tomó una de las cartas que solía recibir del sultán en sus campañas con aquellas palabras de amor.

—Pero sultana, la gente no estará de acuerdo con callar el nombre de Semsperi.—Se sobresaltó la Kalfa.

—Entonces los haremos callar, nadie en el palacio o la ciudad puede volver a dirigirse a ella como sultana.

Sujetó todos los papeles que podía tener en sus manos y los arrojó al fuego donde borraría el nombre de ella.

—Semsperi Hatun fue la favorita del sultán Murad durante sus primeros años de reinado, luego de darle una hija el no volvió a llamarla.—Habló Kosem mientras los agas seguían arrojando los papeles de la mujer al fuego.—Y la pequeña sultana Esma, su primogénita, murió durante la infancia... Quiero que borren la existencia del sultán Hasan y su corto reinado, asesinen a quienes lo siguieron, a las concubinas y cualquiera que se atreva a nombrarlos.

Existe una época de la historia Otomana en la que se cree algo fue borrado, Kosem se aseguró de que nunca nadie dijera aquellos nombres que perturbaban su felicidad, la única que podía dar testimonio del poder de su madre y hermano era Esma quien después de ver morir a toda su familia se hundió en la tristeza y fue exiliada de Estambul con su hijo, muriendo durante su vejez.

—Pidió mi presencia, madre.—Turhan hizo una reverencia.

En la habitación estaba Kosem esperándola, junto a ella un pequeño príncipe lloraba desconsolado, el último hijo de Semsperi.

—No confío en nadie mas como lo hago contigo, Turhan.—Habló la mujer.—Por eso he decidido otorgarte el privilegio de ser la haseki principal del sultán Ibrahim, madre de su primogénito.

—¿Quiere decir que...?

—A partir de hoy, tú eres la madre del príncipe Mehmed, eres una sultana.

La criada que cargaba al niño lo llevó a los brazos de Turhan quien lo recibió con cariño y al instante el pequeño paró su eterno sollozo.

—Le debo toda mi felicidad, madre.—Sonrió mientras arrullaba al niño.—Nunca dude de la lealtad que le tengo, haré todo lo que usted me pida.

—Solo te pido que cuides bien de mi nieto, se una buena con el, trátalo como sangre de tu sangre... Algún día el será sultán, tendrá a una verdadera madre sultana a su lado, una sultana fuerte.

—Se lo juro sultana, Mehmed es mi hijo y nunca abran diferencias entre sus futuros hermanos y el.

—Que así sea.

Entonces la historia continuó como la conocemos, Kosem no se equivocó cuando vio a una mujer fuerte frente a ella pues Turhan fue la misma que la ejecutó con sus aliados y sentó al hijo que le otorgaron en el trono, para todos El sultán Mehmed había nacido de las entrañas de Turhan y nadie tuvo duda de ellos pues la sultana compartía la belleza que Semsperi le otorgó a su hijo.

El nombre de Semsperi y sus hijos los borró el tiempo, nadie rezó por su alma ni recordaron su dolor, el dolor de una mujer que perdió a su esposo, el dolor de una madre a la que le arrebataron sus hijos, el dolor de una mártir que finalmente pudo descansar con su familia en el paraíso.