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Semsperi se retiró de los aposentos reales luego de pasar la noche con el sultán, el harem empezaba a hablar mal de ella pues no importaba quien intentara ir por el camino dorado, Murad las rechazaba, solo sus consortes eran llamadas, Ayse tenía los jueves como la principal y madre del príncipe heredero, Farya lo visitaba pues la pasión que había entre ellos seguía existiendo, mientras su tercera consorte y ahora sultana lo había hipnotizado.

—Farya.—Semsperi la saludó al encontrarse en uno de los pasillos.—¿A donde vas?

—Eso no te incumbe.—Gruñó.

—No intentes ir con su majestad, está descansando... Como sabes ayer pasó la noche conmigo.—La burla en su voz hizo irritar a la princesa.

—Se que crees tener poder por haberle dado un hijo al sultán, pero en verdad no eres nadie.—Dio unos pasos hacia ella.—Yo soy una princesa, vengo de una noble familia... Tu no eres más que una criada, ¿Lo entiendes? Eres el pasatiempo del sultán.

El rostro de Semsperi se oscureció analizando cada palabra que había dicho, pero rápidamente le mostró una sonrisa, una que hizo incomodar a Farya.

—Es doloroso, ¿No?—Una sonrisa emanó de sus labios.—Una esclava te ha quitado todo lo que habías conseguido, el amor del sultán, sus noches... Ni si quiera pudiste darle un hijo.

—Eso ya pasará.—Aseguró.

—Entonces apresúrate, me aseguraré de que no vuelvas a ver a su majestad.

En el pasillo resonó un estruendo, la princesa había abofeteado a Semsperi.

—¡¿Quien crees que eres para hablarme de esa forma?!

Con su mano sujetó el brazo de la reciente madre zarandeándola.

—¡Suéltame!—Se quejó.

Rápidamente los agas se acercaron a separarlas entre quejas, no había criada que no se mantuviera en silencio luego de ver aquella escena.

—¡Atención! ¡El sultán Murad!

Las mujeres hicieron una reverencia manteniendo el silencio, asustadas de lo que pasaría después.

—Emin Aga.—El hombre habló.—¿Que ha sucedido? ¿Como han permitido este espectáculo en mi palacio?

—L-La sultana Farya...

—Habla.—Reclamó con aquella voz que dejaría helado a cualquiera.

—Ha abofeteado a la sultana Semsperi.

La mirada amenazante de Murad se posó en su segunda esposa, esperando que ella levantara la cabeza.

—Lleven a la sultana Farya de vuelta a sus aposentos.—Ordenó.

—Murad... Déjame explicarte.—Ella intento acercarse pero este se negó a su tacto.

Quienes alguna vez trabajaron en el palacio relataban la pelea de las sultanas como el evento que puso fin al amor de Murad y Farya, pues luego de eso nunca más la llamó a sus aposentos quitándole importancia dentro del harem.

—Semsperi...–Besó la mejilla de su sultana.—¿Todavía sientes dolor?

Se le quedó mirando mientras el se concentraba a acariciar el rostro de la castaña, su hermosa sultana.

—Nunca mas te pondrán una mano encima, lo prometo.

—Hablan de mi en el harem, me faltan el respeto por que estoy por debajo de Ayse y Farya.—Murmuró sujetándose de el.

—Eso no tiene que importarte Semsperi.—Le mostró una sonrisa llena de cariño.—Tu estás por encima de todas en mi corazón.

Los ojos castaños se posaron en el haciéndole sentir aquella calidez en el corazón que solo ella podía provocarle.

—No quiero verte triste.—Dijo una última vez antes de acurrucarla contra su pecho.

El mismo sultán se aseguró de dejar en claro que Farya iba a rebajar su puesto en el harem, la madre sultana anunció que desde ese momento la segunda esposa sería Semsperi, era el castigo que se le había dado por golpear a una sultana.

—El prometió que no habrían más mujeres.—Sollozó la princesa en brazos de su nana.—Me ha cambiado por esa prostituta.

—Sultana... Por favor no llore.—La mayor intento consolarla.—Estoy segura de que su majestad volverá a respetarla cuando sepa la noticia.

La de rubios cabellos llevó la mano a su vientre donde ahora estaba el fruto del amor que alguna vez tuvo con el sultán, su próximo hijo.

La favorita del Sultán | Murad IV.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora