Capítulo Treinta y uno.

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Fuego.

Busan, Corea del Sur.
Julio del 2022.
12:30 a.m.

Habían pasado tres meses desde que Jeon se había marchado hacia una nueva misión, Jimin tenia siete meses de embarazo y durante esos seis meses nada malo había ocurrido, por lo tanto evitaba tener que encontrarse con Ashlynn y Francesca, estas también lo hacían.

¿Ustedes saben lo que provoca jugar con fuego? Para algunos hasta la muerta y para otros haberles arruinado la vida entera.

—¡Vengan muchachas! Hoy es su día de cobro. —Grito Gae-ru llamando la atención de las criadas de Jeon. —Bien hagan una fila y se les asignará su dinero.

Las criadas felices y emocionadas hicieron una fila y cada una iba recibiendo su asignado sueldo, las criadas de Jeon no solo eran para el mafiosos si no que también se preparaban estudiando y aprendiendo. Recibían cada mes un sueldo por su trabajo de servir a la familia Real.

—Maria, disculpa pero éste mes no recibirás tu sueldo, ni tu ni las que están detras tuyo. —Anuncio.

No solo era una criada, eran bastantes y para el colmó eran las criadas favoritas de Jimin.

—¿Y eso por que? —Angustiada preguntó.

—No sabría responderte,  eso no lo decido yo lo decide la Madre Reina. —Contesto y se retiró.

—Eso les ocurre por ser sirvientas del señor Park. —Añadió una con su dinero en la mano.

Las criadas que no recibieron su sueldo empezaron a cuestionar de que era injusto el que la mitad recibiera y ellas no.

—Por eso tienen que servir a la madre del señor Jeon y a la princesa Ashlynn. —Se burlo.

—A quién sirvamos no tiene nada que ver que ustedes reciban el sueldo y nosotras no, aún que seamos criadas del señor Park. Iré hablar con el. —Contesto María firmé.

—Pues ve, a ver que te dice tu amado señor Park. —Dijo Eliza y todas empezaron a reír.

María se dirigió a la habitación de Jimin, los guardias la detuvieron y pidió permiso para ingresar, Jimin accedió y se impresionó al ver a la muchacha devastada.

—Señor Park. —Dijo y hizo una reverencia.

—¿Qué pasó María? Me dijeron que era urgente. —Pregunto  y se puso de pie quedando frente a la joven.

—Su majestad... No nos pagaron nuestro sueldo y no es justo por que les pagaron a la mayoría de las otras criadas...

—¿Y eso por qué? ¿Qué dijo Gae-ru? —Exclamo un poco molesto.

—Dijo que no sabía el por que, que no lo decidía el, lo decidía la señora Francesca. Las que sirven a la madre y a la princesa, se burlaron de nosotras señor...

—Con que eso... Mierda. No te preocupes María, llama a las criadas que no recibieron su sueldo, yo les daré el doble. —Dijo acariciando el rostro de la joven el cuál esta le regaló una bella sonrisa.

—Sabía que podía confiar en usted mi majestad, muchas gracias, ahora mismo iré y les daré el aviso a las muchachas. —Agradecio y salió de la habitación saltando de la alegría.

Al llegar a la propiedad ingresó con la cabeza alta y una gran sonrisa, las criadas que habían recibido su sueldo solo observaron como María se acercaba a sus amigas y susurraban, todas felices salieron de la propiedad y se dirigieron hacía la habitación de Jimin. Éste las esperaba, le daba una cantidad de dinero y éstas al recibirlo lo halaga van, al terminar las criadas felices con su doble sueldo sacado de la propia cuenta de Jimin se dirigieron hacía la propiedad. Todas felices ingresaron con una sonrisa y con su dinero en manos, las demás solo observaban con atención.

La Mafia Real [Kookmin].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora