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17 de diciembre del 2023
Las vacaciones de invierno habían comenzado hace apenas un par de semanas. Y yo me encontraba en mí habitación con un desorden de ideas sobre que ponerme para la fiesta de fin de curso organizada como era obvio por mí mejor amiga: la chica popular.
Había decido no ir porque no soy de fiestas, aunque amo bailar, pero el ambiente pesado lleno de personas alcoholizadas no me gusta mucho. Sin mencionar todo el tipo de cosas que pasan en esas fiestas de adolescentes que piensa que disfrutan su vida.
Cuando le dije a mí amiga que no asistiría se puso como loca en busca de un plan para convencer a mí madre, quién no tenía idea de nada.
-No tengo nada para ponerme- dije al teléfono, al otro lado me contesta ella; con su voz femenina y chillona que la caracterizaba -claro que si, tienes el vestido que compramos hace unos días-
Había olvidado que fuimos de compras juntas y me hizo comprar un vestido rosa, corto, que me quedaba señido al cuerpo. -No te parece que es un poco, demasiado... Sexi- le dije, no soy de ponerme ese tipo de ropa. -Nena, es una fiesta. ¡Tienes que impactar!- sabía que se traía algo entre manos, ella no es de insistir para que valla a fiestas, me conoce muy bien, además hacerme comprar aquel vestido, ese día fue como si lo hubiera planeado. No llevaba dinero en el momento, y ella preciso llevaba la cantidad justa para el vestido y un café al salir del centro comercial.
-Me parece muy extraño que insistas tanto en qué valla- le dije, puse el alta voz para poder escucharla mientras buscaba la bolsa del vestido en mí armario. -La verdad, estoy cansada de que nunca salgas y tu vida gire al rededor de libros y personajes ficticios de los cuales vives enamorada. - Hice cara de ofendida aunque no pueda verme, tenía razón, pero esa era yo y mí manera de ser feliz. -Tienes que conocer chicos reales- dijo rompiendo el silencio que se creo por unos segundos.
Saque el vestido de la bolsa y lo vi indecisa, era muy hermoso. Un vestido de tela satinada de tirantes, que se cruzaban en la parte de mí espalda creando un escote sexi, que se pegaba a mí cuerpo, y me quedaba corto, dejando al descubierto mis piernas, que para decir verdad era la parte de mí que más seguridad me daba.
Luego de ponerme el vestido me dispuse a terminar de arreglarme, mí amiga pasaría por mí en poco tiempo, planche mí pelo y me hice un maquillaje sutil, en tonos rosas para combinar, por último me decidí por ponerme unas sandalias altas, de tonos oro rosas que me quedaban muy bien y eran muy cómodas.
"Tienes que conocer chicos reales-"
Su frase hizo eco en mí mente. -¿Por qué me dijo eso?- dije a mí misma frente al espejo, ella sabía lo que me había ocurrido la única vez que conocí a un chico, y pensé que me había enamorado de él.
Los adolescentes solemos confundir la obsesión con amor, sobretodo cuando estamos pasando por el momento que creo, que a todos nos llega, ese en donde te sientes solo y de repente llega alguien que está igual de solo que tú. Piensas que es tu complemento, la única persona que te entiendo pero en realidad son dos personas que estaban buscando un hombro dónde llorar.๑๑๑๑๑๑๑๑๑๑๑๑๑๑๑๑๑๑๑๑๑๑๑๑๑๑๑
Agarre mí bolsa y puse dentro un lip gloss, un espejo y dinero por si hacía falta. Aunque mí amiga me recogería no sabía si me traería a casa, necesitaba estar preparada, en llegado caso me quedaría con ella, pero aún así es mejor prevenir. Es lo que siempre me dice mí madre. Me puse un poco de perfume y salí de mí habitación.
Bajando las escaleras estaba mí madre quien me esperaba para darme la charla habitual de que debía o no hacer en una fiesta y que debía darme a respetar de cualquier hombre que se me acercará. - Si necesitas algo, puedes llamar tu padre irá por ti - me dice ella mientras tomo unas fresas de la heladera. - No creo que sea necesario, estaré bien. Se cómo cuidarme sola - le respondí con seguridad, aunque no era cierto. Siempre termino metida en un lío del que ella nunca se entera pero estaba acostumbrada.
Al terminar de hablar escuchamos el claxon de un auto, es de el Samantha. Ya lo conocía lo había escuchado durante todo el año, cada mañana cuando venía a recogerme para ir juntas al colegio. - ¡Apúrate, se nos hace tarde! - grita por la ventana del Jeep, que su padre le regaló de cumpleaños. - ¿Cómo estás princesa? - le pregunta mí madre desde la entrada de la casa y ella le contesta con una sonrisa y habré la puerta del acompañante. -Muy bien señora - le responde. - ¡Entra ya! Tenemos que irnos - me dice convencida y yo obedezco, y así arranca el viaje a su casa, el lugar donde empieza la historia más linda y corta de mí vida...
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fugaz
Genç KurguLa vida trae nuevas experiencias para Lyra, una chica con una vida aparentemente normal pero que empieza a experimentar un amor en alguien que nunca pensó que encontraría. Lyra es una chica enamorada de los libros, fan de la música de las bandas de...