Capítulo 11

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No estaba seguro de lo que esperaba que Bárbara encontrara cuando la llamó ayer, pero que terminara sin ninguna información definitivamente no estaba en su lista. Su voz era de disculpa y tranquila a través del teléfono, y aunque estaba decepcionado, no dejó que ella lo oyera.

- Lo siento mucho. A mí también me fastidia, pero no encuentro ningún registro relacionado con ese apartamento. Al menos, no con nombre que me recuerde a alguna peli conocida. El último propietario fue un hombre llamado Jonah Bale, pero eso fue hace tiempo, y está limpio. Lo que es peor, el apartamento no tiene un propietario registrado ahora mismo, y no hay historial de ninguna factura pagada desde la muerte de tu fantasma.

La persona en cuestión había cubierto bien sus huellas para que Bárbara no las encontrara, y eso en sí mismo merecía más una sesión de cavilaciones que el nombre del susodicho.

- Alguien les ha estado pagando bien. Sólo es cuestión de averiguar quién.

- Buscaré más, ¿vale? Todo esto me está dando dolor de cabeza desde hace horas, y no podré dormir bien hasta que encuentre algo raro. - soltó un pesado suspiro. - Nadie es tan bueno como para evitar dejar rastros. ¿Has hablado con los otros residentes allí? Puede que hayan visto algo.

- No estoy seguro de que se acuerden de él. Kenny fue asesinado hace seis meses.

- Me refería a los residentes muertos, Craig. - corrigió ella suavemente, y él pensó que podría estar sonriendo.

- Veré qué puedo hacer. Gracias por tu tiempo.

- Sin problema. En cualquier caso, no he encontrado nada útil. Te llamaré lo antes posible si lo hago.

- Te lo agradezco. - dijo. - Pero no dejes de lado tu verdadero trabajo por mí.

Bárbara se rió suavemente.

- No te preocupes, bobo. A diferencia de vosotros, los de Exorcismo, nuestro jefe no nos hace trabajar las veinticuatro horas del día.

Por supuesto, podía argumentar que lo mismo ocurría en su rama de la Organización, pero no había necesidad de iniciar una larga discusión sobre pequeños detalles. Es cierto que los exorcistas trabajaban a horas más raras que el resto del personal, pero el trabajo se reflejaba en el sueldo mensual.

- Clyde y yo vamos a hacer lasaña el sábado. ¿Quieres venir a cenar con nosotros?

La oferta era amistosa, no demasiado insistente, y le dejaba abierta la posibilidad de declinarla si lo consideraba oportuno. Puede que no estuvieran tan unidos como Clyde y él, pero ella lo conocía lo suficiente como para no forzarle a nada. Craig respondía mal cuando la gente intentaba forzarle a entrar en su vida.

- Quizás otra noche, Bebe.

- No eres un extraño, ¿sabes? Clyde está preocupado por ti. Últimamente no duerme bien y no me dice por qué, pero sé que piensa mucho en ti.

En otras palabras, era una forma sutil de pedirle un favor. No es que pudiera culparla, ella sólo buscaba el bienestar de su pareja, y dormir era bastante esencial cuando trabajabas las horas que ellos trabajaban. Lo que Bárbara y Clyde tenían era para él algo ajeno y extraño, pero hermoso, y nunca esperó encontrar algo similar. Era muy consciente de sus defectos, entre ellos su incapacidad para funcionar socialmente o establecer vínculos con humanos vivos. Ver a los muertos no era algo que emocionara a una posible ¿novia?

- ¿O novio?

Sinceramente, no estaba seguro.

¿Su extraña atracción por Kenny le convertía en gay cuando era la primera vez que experimentaba algo parecido? ¿Cómo podía estar seguro de que era gay y no bisexual? Frunció profundamente el ceño. Lo que tenía claro era que el fantasma no era alguien a quien pediría consejos sobre su cuestionable sexualidad.

Persiguiendo A Kenny (Crenny)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora