CAPÍTULO VIII

58 6 0
                                    


Louis, como si de un niño se tratase se encontraba en el regazo de su madre, ella se balanceaba de adelante hacía atrás en su silla mecedora. El ojiazul era tan pequeño que fácilmente cabía entre sus brazos.

El pequeño bisoño se deleitaba con la voz de Jay, era como un arrullo al momento de leerle un capítulo más de uno de sus libros favoritos "Llámame por tu nombre".

Mientras Emma, su Nana, le daba las últimas instrucciones a los demás empleados para que preparen de manera impoluta el equipaje del principe, Jay estaba entretenia leyéndole a su retoño.

Tenía que aprovechar cada segundo con él ya que se iría de viaje por un largo mes y sabía, a ciencia cierta que extrañaría ver a cada instante a su pequeño y mimado bebé.

Ya llevaban tres maletas llenas de ropa totalmente nuevas y exclusivas. Jay le dijo que podía comprar todo lo que él quisiera, solo le bastó tomar la tarjeta e irse con sus amigos a las mejores boutiques y comprarse la nueva colección de primavera verano de los mejores diseñadores.

-Esta es mi parte favorita...-Louis chilló soltando un suspiro para luego escuchar de los labios de su madre la narración romántica entre Elio y Oliver.

Apretó la mantita que tenía entre sus manos y emitió un gritito lleno de emoción, ya que amaba esa parte con todo su corazón.

Se sentía como el personaje de Elio, tenían algo en común con él, y es que a los dos les atraía un hombre mayor y a demás, prohibido, pero tristemente se dijo que Oliver no era como Harry. Oliver sí había correspondido a Elio y aunque no acabaron juntos, disfrutaron del verano y su idilio de amor en secreto.

El pequeño se imaginó tontamente que este verano podía tener algo más que simples coqueteos con el papá de su mejor amigo. Qué iluso fue al pensar en eso y que triste no ser suficiente para un magnate como él.

Suspiró al pensar que Harry era perfecto. Tanto, que a veces se preguntaba si ese hombre era real.

-Creo que los hombres gay saben como divertirse más a la hora del sexo.-soltó Jay cerrando el libro para regalarle una sonrisa pícara a Louis, este solo pudo soltar una estruendosa carcajada.

Su madre era por mucho, una mujer de muy mente abierta. Sí, muy relajada. Se río sonrojada por el contenido del libro, pero le encantaba leerle lo que quisiera a su adorado hijo.

Ella mentalmente se preguntó en que momento paso de leerle "La Cenicienta y La Sirenita" a leerle libros con contenido sexual. Aunque tampoco se dio cuenta que su hijo ya estaba en edad de encontrar a alguien para que disfrute de su sexualidad.

-Tener un hijo trasvesti y homosexual te volvió una super y moderna mamá.-se acurrucó más a Jay jugando con el collar de perlas que tenía alrededor de su delicado cuello, mientras ella lo abrazaba con más fuerza.

-Eres solo mi hijo precioso-besó su pequeña cabecita una y otra vez.-Sabes también que eres único e inigualable, vistas cómo vistas, tengas la orientación sexual que tengas.-Y en ese instante Louis quiso llorar por lo genial que era su mamá.-Pero si tienes sexo con algún chico sabes que tienes que usar protección, ¿no?-Lo hizo reír.- Así no quedes embarazado hay muchas enfermedades, también debe ser con alguien que de verdad te guste, que te importe.-acarició sus cabellos.-No con cualquiera.

Sí, su mamá cambiaba de tema tan abruptamente que le sorprendía de sobremanera.

-Lo sé mamá, pero aún no me han follado, solo cosas nimias como...- su Nana soltó un carraspeo fuerte mientras lo miraba furibunda. Seguramente no quería que alardee de sus encuentros sexuales sin penetración, le sonrió como un niño bueno mostrándole sus perfectos dientes y sus arruguitas bajo sus lindos ojos añil.-Serás la primera en saber si me acuesto con alguien. ¿Bien?-prometió.

Anhelo Prohibido Donde viven las historias. Descúbrelo ahora