Amaba la suave sensación de las vibraciones de los audífonos contra sus oídos, con ojos cerrados y los puños apretando con fuerza las sábanas amarillas de aquella cama preparada solo para él. Había una botella de vino sobre la mesita de noche, casi vacía, así como la copa que llenaba hasta la mitad de aquel semi amargo trago que causa estragos en su cabeza.
Está desorientado, escuchando la canción que su madre adoraba cantarle por las noches antes de dormir. La última canción que le cantó un día antes de que ella dejara ese mundo. Los párpados se levantaron con suavidad, sus largas pestañas almacenaron diminutas gotas de agua, mientras sus ojos rojos y crisálidos evitaban soltar las pesadas lágrimas que buscaban la manera de escapar de su largo encierro.
No había llorado tanto desde aquella noche, se había guardado el llanto durante varios meses, que ahora que lo estaba dejando salir ardía como el mismo infierno. La idea de venir a visitar a su padre no nació gracias a Luzu o Alessio, ni siquiera de su madre quien en el lecho de su propia muerte le pidió de último favor entregar aquella carta a Sam.
Ir a esa granja... nació de su más oscuro deseo de querer confrontar a ese hombre por todo el daño que hizo pasar a su madre cuando estuvieron juntos. Todo el daño que le hizo a él, cuando solo era un niño que apenas aprendía sobre lo cruel que puede llegar a ser una persona. Un humano, un familiar o un amigo. Se dejó caer sobre el colchón, recordando vagamente como llegó hasta ese momento, hasta ese misero instante que no recordaba donde estaba, mucho menos quien o que era.
Es como si fuera otra persona, no tenía un control sobre sí mismo, siempre ocurría cuando bebía hasta desmayarse, para luego terminar sobre la cama, desnudo y con el cuerpo acalambrado, mientras una persona desconocida dormía a su lado. No había una explicación lógica que le diera respuesta a aquella incógnita, Luzu vagamente le decía que parecía otra persona, una mucho más abierta y dispuesta a seducir a cualquiera que se le acercara.
Que, durante su trance de persona ebria, se aseguraba de ser lo más sensual y atractivo a la vista de la gente, que rogaba por atención y cumplidos hacia su persona; que los límites para él en ese momento dejaban de existir, que su educación y formalidad se iban a la basura cuando el alcohol entraba en su sistema y lo hacía cambiar a tal punto de llorar por atención exclusivamente proveniente de hombres.
Visitó psicólogos, incluso psiquiatras. Varios aseguraron que se debía a un trauma, pero no sabía cuál, incluso su madre le aseguró que Sam le puso un dedo encima a Quackity, que la única persona a la que lastimó fue a ella. Ambos se aseguraron de asistir a sus citas con los psicólogos para descubrir la causa del cambio de personalidad radical que sufría Quackity, queriendo hallar al culpable de tal actitud inmadura y satiriasis que incluso lo orillan a contraer alguna enfermedad de transmisión sexual.
O en el peor caso, quedar embarazado.
Sí, estaba frustrado en el ámbito sexual, pero tampoco es como para que a la hora de tomar una sola gota de alcohol quiera tener sexo con cualquiera que se le cruce. Odiaba el alcohol por ello, pero el placer que le entregaba luego de sentir el amargo sabor sobre su paladar y hacerlo desconectarse de su realidad y problemas era un gusto que no cualquier otro vicio podría ofrecerle. Incluso, siendo más joven y todo un experimental se atrevió por primera vez a usar drogas con unos cuantos compañeros.
Varios recayeron en la adicción, Quackity ni se inmutó o experimentó la sensación de querer necesitarlo tanto como el alcohol cuando se siente mal, estresado o deprimido. Aquella botella de vino se la regaló Wilbur, hace solo horas atrás antes de encerrarse en el cuarto para dormir porque se sentía cansado y agotado de todo. Intento rechazarla, varias veces luego de recordar lo que había pasado cuando estacionaron ese establecimiento familiar. El castaño dijo que no había problema, que después de todo había entrado en un estado estresado por todo lo que había pasado con Lolito y de lo que estuvo hablando con Sam.
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La Granja [c!Quackity]
FanfictionTras la muerte de su madre, Quackity se verá obligado a viajar hasta el estado de Kentucky para dar la triste noticia a su padre biológico, a quien no ha visto desde hace casi veinte años.