Los ojos cafés de Valt se abrieron lentamente, la luz dorada del sol brillaba, sin embargo, las delgadas cortinas blancas les impedían a los rayos pasar. Valt se acurruco en las sábanas, no había ánimos para salir ni mucho menos fuerzas para levantarse. Sintió un peso extra en su espalda, algo estaba presionando, pesado y más grande que él. Entró en pánico, pero no quiso voltear, lamió sus labios, estaban secos y su garganta dolía. La cama se hundió nuevamente y el sonido de algo moviéndose llegó a sus oídos. El brazo blanco lo abrazó por la cintura, la mano fría acarició su abdomen causándole escalofríos.
Su cuerpo se puso rígido al momento de sentir que toque. Shu estaba durmiendo a su lado, después de las palabras tan crudas que la noche anterior había oído, creyó que Shu se iría tan pronto como terminará, nunca pensó que él estuviera a su lado por la mañana. Eran casi como un matrimonio.
Sus ojos se enrojecieron al pensar en ello. Si no fuera por las palabras de Shu, probablemente se ilusionaría pensando que tiene una oportunidad de ganar el corazón de su esposo. Pero, ya no era importante, únicamente era un pedazo de carne para Shu. Alguien con quien divertirse y a quien tirar cuando se le diera la gana. Las lágrimas escurrieron por sus mejillas y un dolor agudo le hizo encogerse en la cama. Cubrió su boca con su mano y mordió su labio hasta que el sabor de la sangre llegó a su lengua. Su respiración se estaba agitando, pensó en Shu y en lo que posiblemente le haría si molestaba su sueño.
Con dolor en las piernas y en todo el cuerpo, Valt se levantó lentamente de la cama y caminó con dificultad al baño. Sintió un líquido tibio recorrer sus piernas, miró hacia abajo y se asustó cuando vio los hilos de sangre descendiendo por su piel.
Valt agarro papel higiénico y limpio la sangre, sin embargo, el líquido parecía no detenerse.
—Si te sientes mal ve al médico —la voz fría de Shu traspaso la puerta de madera. Valt no respondió, simplemente se quedó en cuclillas apretando su estómago, la puerta de la habitación se cerró de golpe y él pudo emitir un quejido sin miedo a molestar a nadie.
Antes hubiese corrido hacia el hospital, sin embargo, cuando John lo encerró en esa habitación la tarjeta que había ocupado para huir fue confiscada. Pedirle dinero a Shu nunca había sido una opción, era mejor soportar y salir hasta que el dolor pasara.
......
Era mediodía, la villa Kurenai estaba en total silencio, Valt bajo las escaleras y fue directamente a la cocina. No había salido en casi un mes de su habitación, no había comida y las pocas verduras que había estaban podridas, tenía hambre, no había comido nada el día anterior y ya casi eran dos días sin probar más que agua. Atribuyó el dolor abdominal a la falta de alimento, sin embargo, aún estaba asustado por haber sangrado. Shu no estaba y John seguramente lo había seguido.
Fue a la puerta principal, pero antes de que pudiera siquiera poner un pie fuera, un hombre se interpuso en su camino. El hombre era alto, llevaba traje negro y lentes oscuros. Valt retrocedió un pasó con temor.
—Por órdenes del señor Kurenai no puede salir de esta casa, si necesita algo puedo conseguirlo por usted, si quiere salir al patio trasero o a caminar, uno de mis compañeros irá con usted, pero solo podrá salir una hora por día.
Valt regreso a la sala en silencio, dejó caer su adolorido cuerpo sobre el sofá negro de piel, Shu lo había encerrado, ahora era un prisionero en su casa. Era peor que una mascota, a un perro siquiera lo dejaban correr libre, él, en cambio, tenía que ir acompañado de alguien, incluso tenía el tiempo contado.
Valt se recostó en sofá y abrazo sus piernas, aún había un poco de dolor en el abdomen, pero la sangre había dejado de salir. Tenía hambre y sueño. Cerró los ojos en busca de dormir. Desde la noche en la que Shu lo obligó a estar con él, dormir era la única manera de escapar de la realidad, sin embargo, las pesadillas reinaban sus sueños. De cualquier forma, Valt no podía tener paz en ningún lugar.
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El dolor de amar
RomanceCon dieciocho años, Valt Aoi contrajo matrimonio con la personasñ que había amado desde hacía un par de años. Pensando que conocía a ese hombre, Aoi no dudo en dar el "Sí" ante el juez, sin embargo, tan pronto como las luces de la sala se apagaron y...