Capítulo XVIII. Cambio repentino.

430 38 27
                                    

Era temprano en la mañana, más específicamente, las seis de la mañana. El sol aún estaba oculto, pero las luces de la sala de estar de la villa Kurenai ya estaban encendidas. Valt estaba relajado, después de haber pasado horas sentado en el frío suelo de mármol se levantó, decidió bajar y salir a tomar un poco de aire fresco.

Había decidió abandonar a su esposo y, extrañamente, se sentía aliviado, tal vez era porque al fin podría quitarse al verdugo de encima. Mirando el cielo nocturno y estrellado, aún le resultaba increíble que la palabra 'divorcio' hubiese salido de su boca. Estaba incrédulo por la decisión que él mismo había tomado. Vaya, las circunstancias sí que cambian a las personas.

Dio un suspiro, hacía tiempo que no se sentía tan libre y vivo como esa mañana. Desde que su abuelo había muerto su vida se había convertido en un infierno. Tal vez era el infierno que él mismo había creado por su necedad y capricho, pero realmente ningún ser humano merecía sufrir como él lo había hecho. Pero eso había quedado en el pasado, a partir de ese día Shu Kurenai y todo el sufrimiento que conllevaba estar cerca de él, desaparecería.

Caminó unos cuantos metros y se giró a ver la enorme villa. Él había pasado mucho tiempo sólo en ese enorme lugar, a pesar de que nunca lo sintió como un verdadero hogar, Valt conocía cada rincón del lugar. Miro de arriba hacia abajo.

Vio el balcón, el mismo balcón donde había esperado por horas a Shu, sin embargo, en ninguna ocasión lo vio llegar. Su mirada siguió bajando hasta llegar a la ventana que daba al hobby, él podía pasar horas sentado en ese hermoso sillón de piel esperando por su esposo, aunque la espera nunca valió la pena. Al final, sus ojos se centraron en las hermosas rosas azules que había en la entrada.

La primera vez que conoció a Shu, cuando ambos eran demasiado jóvenes, Valt estaba en el jardín de rosas en la mansión de su abuelo. Las rosas azules estaban en floración y se veían hermosas, nunca pudo sacar la imagen de Shu viéndolo fijamente con los rayos de sol encima y en medio del jardín. Se convirtió en un recuerdo preciado para él. Cuando se casarón y Shu lo llevó ahí, decidió comprar rosas azules y plantarlas él mismo, se esforzaba en mantenerlas vivas y hermosas, aunque Shu le decía que era una pérdida de tiempo, pero para él, esas rosas eran realmente especiales.

Pero ahora, esas rosas eran sólo una planta más. Arrugó las cejas al verlas— Ven —El guardaespaldas que lo había ayudado se acercó a él— Quiero que las quiten y las tiren a la basura —El guardaespaldas asintió y llamó a alguien de su equipo. Aquel chico fue corriendo por los utensilios de jardinería, sin embargo, antes de que pudiera cortar la primera rosa, Valt lo detuvo—. Espera.

Él se acercó y con las tijeras cortó algunas rosas, escogió las más brillantes y hermosas entre todas y las unió en un exquisito ramo. Después de decir que podía continuar entró en a la villa y colocó el ramo en un hermoso jarrón color negro el cual colocó en el centro del comedor. Hacía tiempo que Valt había investigado el significado de tan hermosas flores.

Resulta que las rosas azules fueron utilizadas antiguamente por poetas para representar un amor imposible, pero él era optimista y pensaba darles otro significado. Quiso demostrarles a esos poetas que, en realidad, las rosas azules también podrían representar un amor eterno y leal. Pensando en ellos, Valt soltó una pequeña risa. Ahora se sentía estúpido al tener pensamientos tan ingenuos. Tal vez desde el principio estaba destinado a no ser correspondido, tal vez desde un inicio ya tenía marcado un camino.

Pero ya no importaba. Nada de lo que hizo movió siquiera un milímetro del corazón de Shu, ni su amor ni sus lágrimas, nada afecto al arrogante Shu Kurenai. En realidad, nunca había tenido una oportunidad.

Valt dejo el florero y se dirigió a la cocina. En los días anteriores Shu había salido más tarde de su hogar para poder desayunar con Sasha, hoy seguramente no había diferencia. Aún faltaban un par de horas para la pareja de adúlteros bajara a desayunar, Valt se puso un delantal y sacó algunos ingredientes, todos de primera calidad.

El dolor de amarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora