El dolor de amar

Capítulo XXXIII. Me enfermas.

Shu quedó en trance, las palabras de Valt fueron como una daga de doble filo, perforando cada parte de su razonamiento y corazón. No supo reaccionar hasta que alguien se puso a su lado y un golpe lo bajo del pórtico. Fue un golpe fuerte en la mejilla y tenía la fuerza para detenerlo, pero simplemente estaba más concentrado en lo que Valt había dicho que ni siquiera pensó en defenderse.

Para cuando se dio cuenta, la comisura de su labio había comenzado a sangrar. Levantó la vista y miró al rubio.Free estaba parado frente a Valt de modo protector. Shu, aún aturdido, levantó la mano y limpio su barbilla para después ponerse de pie.

—¿Qué mierda haces aquí, bastardo?

Shu miró a Valt, sus ojos no demostraban ningún sentimiento de preocupación. Valt, durante el tiempo que estuvo a su lado, siempre se mostró preocupado por él. Sin embargo, esa preocupación ya no existía.

—A ti que te importa si vengo o no, este lugar no te pertenece. —Shu se enfrentó a los ojos oscuros de Free, ambos se tomaron por el cuello de la camisa, aunque Free estaba en desventaja protegiendo el ramo de girasoles con la mano derecha.

—Paren, ambos, detengan esto.

Reacios a soltarse, se empujaron mutuamente antes de al fin dejarse ir, pero las miradas intensas continuaron hasta que Valt se interpuso entre ellos.

—Valt, ¿Estás bien?

—Sí, lo estoy —sus labios se curvaron en una sonrisa agradable. Free extendió la mano, pero no lo toco, aunque desde donde Shu estaba se veía como si aquel rubio estuviese acariciando la mejilla de Valt.

La sangre se llenó de irá. Verlos ser tan cariñoso frente a él era como asesinarlo en el acto. Shu se río de sí mismo y de lo patético que se veía, mientras él lloraba y se tragaba su enojo, ese par se demostraba cariño.

Ya había pedido perdón y estaba demostrando que lo amaba, ¿Valt realmente no pensaba en él?

—¿De verdad puedes ser tan cruel?, Estás frente a mí demostrando ser cariños con este hijo de puta mientras yo estoy llorando por ti, incluso tiraste las rosas al suelo y tienes tus pies sobre ellas... Valt, ¿De verdad... de verdad me amaste alguna vez?

Valt lo miro, incrédulo, y por un par de segundos pensó que había escuchado la mejor broma de su vida, pero viendo el rostro serio de Shu no era ninguna broma, él de verdad había dicho esas palabras.

La carcajada estalló y desconcertó aún más al adolorido Shu Kurenai. Valt incluso agarro su estómago para soportar la risa. Shu arrugó las cejas y se sintió peor, Valt sólo tomaba sus palabras como una puta broma.

Cuando al fin pudo controlarse miro a Shu y limpio las lágrimas que había salido de sus ojos a causa de la risa, trato de calmar su respiración para poder hablar de forma clara.

—Jaja, no creí que además de empresario fueras comediante —sus palabras tenían un timbre de sarcasmo y desdén—, esas rosas solo son un símbolo de todo el dolor que sufrí, tal vez por mi propia estupidez, lo aceptó, pero las veo y sólo puedo pensar en todas las noches y días que pase a tu lado, sufriendo de miles de formas. Shu, no puedo creer que cuestiones el amor que te tuve. Dime, ¿Que autoridad moral tienes para hacerlo?

Él no respondió.

Era verdad, el tiempo que duro su matrimonio fue el mismo en el que él se dedicó a buscar amantes, de hecho, tuvo relaciones con Sasha, en su habitación, en su cama, y ni siquiera le importaba si de verdad le gustaba, era únicamente para hacer que Valt pidiera el divorcio.

No había ninguna autoridad moral, incluso había perdido el derecho como esposo, y en realidad, ni siquiera eran amigos. Parecía que su relación había tenido fin el día en que él firmó el acuerdo de divorcio.