Capítulo XI. Estrellas en el cielo.

349 38 10
                                    

Hubo muchas noches en las que Valt no durmió. Los recuerdos de su niñez y la noche en la que Shu abusó de él lo despertaban. El sudor frío cubría su rostro, su cuerpo temblaba incontrolablemente. Fueron dos semanas en las que se mantuvo encerrado, su celular no dejo de vibrar el primer día, Free no había dejado de llamar o mandar mensajes, sin embargo, él no podía verlo en el estado que estaba. Dolería demasiado tener que explicar lo que sucedido, y tampoco sabría si encontraría las palabras correctas para mantener una mentira.

Shu tampoco había regresado, Valt aún tenía muchas preguntas que hacer y muchas explicaciones que dar. Él no era como los comentarios de los vecinos decían, él no buscaba a nadie porque simplemente amaba tanto a Shu que incluso estaba dispuesto a soportar todo, los abusos y las humillaciones. Valt había dejado que su amor se volviera dependencia y únicamente podría salir cuando realmente tocara fondo.


......


—Vamos, iremos al centro comercial, necesito comprara comida —el chofer dejó de comer la manzana verde de su mano al escuchar eso, había escuchado al médico decir que estaba mejor, no obstante, Valt parecía muy débil ahora.

—Señor, ¿puede salir ahora? —Valt asintió.

—Sí, el médico me dijo que ya estoy mejor, además no hay verduras ni carne, el refrigerador prácticamente está vacío.

—Oh, bien, vamos entonces.

El chofer subió al asiento delantero y Valt al de atrás. El chofer comenzó a conducir, afuera ya no hacía frío, sin embargo, el corazón de Valt se sentía completamente helado. Mantuvo la mirada detrás del vidrio viendo su vida pasar ante sus ojos. Siempre había seguido a Shu. Desde niño había estado detrás de él, una vez soñó con poder caminar a su lado, de su mano, sin embargo, parecía que, aunque estaban casados, un enorme muro de metal los dividía, y aunque pudiera pasar ese muro, Valt sentía que había un desierto enorme entre ellos.

Duarte años, tal vez únicamente él se había interesado. Shu había mostrado empatía con él, pero eso era antes de casarse, ahora, simplemente era uno más en el enorme pabellón de personas que pasaban frente a Shu Kurenai. Incluso un empleado de su compañía podría causar un movimiento en el mundo perfecto de Shu, podría causar una fluctuación y él le prestaría atención.

Pero él, él simplemente no podía moverlo ni siquiera un centímetro. Para Shu prácticamente no existía, incluso si no apareciera por un mes, o por un año, Shu Kurenai no se daría cuanta que no había estado. Valt se sentía completamente solo.

—Llegamos —informó el chofer, Valt bajó del auto y camino a la ventana de enfrente.

—No hace falta que vengas conmigo, puedes ir a otro lado y yo te hablaré cuando salga.

Aunque se le hizo extraña la orden él realmente tenía hambre. Asintiendo bajó del auto y se dirigió al área de comida. Valt lo vio entrara y fue al supermercado, compro muchas cosas, algunas enlatadas, verduras frescas, agua embotellada y demás cosas. No tenía dinero, sin embargo, su 'abuelo' le había dejado una tarjeta para que la usara cuando fuera necesario, él pagó con esa tarjeta y saco dinero de un cajero.

Después de pagar salió y subió a un taxi, dio una dirección y fue llevado a ese lugar. Quería y necesitaba un momento de soledad. Un lugar donde no hubiese nadie que lo vigilara y donde pudiera sentirse como en casa. Llegó a la montaña al norte de la ciudad.

—Gracias —dijo al conductor del taxi, el hombre amablemente le había ayudado a bajar las cosas del maletero y las había puesto lo más cerca de la puerta. El hombre subió al taxi nuevamente y se alejó.

El dolor de amarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora