Capítulo V. Luz blanca.

367 41 3
                                    

Valt espero a que el auto se pusiera en marcha para poder salir. Estaba agradecido que Shu ignorara lo que la noche anterior había ocurrido. No obstante, el rostro que su esposo tenia era diferente. Shu tenía un brillo en los ojos que nunca había visto, su rostro se notaba impaciente y extrañamente feliz. Era como si hubiese aparecido algo que había estado buscando por mucho tiempo. Algo extremadamente valioso. Valt nunca lo había visto de esa forma. A él solo le había mostrado la mirada fría e indiferente. Sintió miedo. Miedo que, por el momento, no tenía nombre ni rostro, pero en el fondo de su corazón, sabía que era una persona.

«Ya tengo a alguien a quien amó. Nunca en tu vida podrás compararte con ella»

En ese momento lo supo. Su amado esposo ya tenía una luz blanca en su corazón. Ya tenía a una persona por la cual haría todo y a quien le mostraría y le daría lo que a él no. Sin embargo, era él quien iba a estar a su lado, era él quien tenía el título de 'esposa', era quien cuidaría de Shu y quien estuviera en las buenas y en las malas. Supo que aquella persona era alguien que Shu había conocido en el extranjero. Pero ella estaba lejos, él estaba a su lado, tarde o temprano su esposo lo amaría. Sí. Tarde o temprano, él lo haría.

Tiró esos pensamientos al fondo de su mente. Aunque alguien apareciera él no dejaría tan fácilmente a Shu. No. Amaba a Shu, amaba tanto a ese hombre que dolía. Era un dolor que, por amor, estaba dispuesto a soportar. Habían pasado años y había aguantado tanto que no estaba dispuesto a rendirse.

—Es un poco extraño —dijo Free que estaba tomando una taza de café en la barra mientras escuchaba las noticias del mundo empresarial. Sus ojos no podían apartarse del cuello de Valt, era la primera vez que alguien robaba por completo su atención. Por lo regular, era él quien recibía las miradas, nunca al revés. Pero este niño tenía algo que llamaba por completo su atención y hacía querer verlo siempre, no quitarle los ojos de encima y apreciar su belleza.

—Solo... solo quise probar algo nuevo —Valt volvió a acariciar su cuello torpemente. Aunque el choker que llevaba era amplio, aún era extraño que él lo usará. Agacho la mirada y continuo barriendo el piso, Free no dijo nada y eso le alegró a Valt. No quería ser interrogado nuevamente.

Aunque no quisiera admitirlo, Free sentía que ese niño ocultaba más marcas de golpes debajo de ese collar. Apretó la asá de la taza y la dejó con un ruido fuerte, Valt se sobresaltó y miro con temor. Free pudo notarlo. La mirada del chico mostraba miedo y sus pestañas temblaban levemente, sus labios estaban apretado contra sus dientes y sus manos habían ejercido mayor fuerza contra la escoba.

—¿Sabe mal? —preguntó con temor. Cuando a Shu no le gustaba algo o simplemente estaba de mal humor solía hacer lo mismo que Free había hecho. Los ojos tranquilos de Free parecían fieros y eso le asustó más. Tal vez había cometido un error y saldría regañado.

—No, no —él negó con las manos. La mirada de Valt le hizo saber que, muy probablemente, alguien muy cercano azotaba las cosas así y luego 'corregía' a Valt— es solo que recordé algo que me molesto.

Valt no dijo nada ni pregunto. Siguió trabajando con normalidad hasta la hora de salida. El día no era claro ni gris, las nubes iban y venían tapando la brillante luz del sol, al parecer, una tormenta se estaba formando en la ciudad vecina. Valt salió una hora antes de su trabajo y subió a un autobús que lo llevaba al cementerio privado del otro lado de la ciudad. Hacía mucho que no iba hacia allá y extrañaba esas charlas que parecían interminables. Realmente lo extrañaba. En el camino, su mirada se centró fuera de vidrio, sus ojos parecían profundos y sin vida. Cualquiera que lo viese sentiría lástima por él.

Al bajar compro un ramo de rosas blancas y camino hacia el mausoleo de la familia Kurenai. Entro y dejo las flores frente a la fotografía de su 'abuelo'. La imagen del señor era seria y tenía ojos iguales a los de Shu. Un rojo intenso encantador. Aunque parecía una persona fría, aquel hombre le había mostrado más amor que ninguna persona.

El dolor de amarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora