Capítulo 13

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(Perspectiva de Vausha)

Tengo que admitir que este trabajo ya no es de mi agrado. Solo continúo para poder ver vivos a mi familia y no perderlos si dejo este trabajo...
Antes estuve cerca de fallarle a mi jefe pero Elsie y yo logramos conseguir el dinero que él quería y nos amenazó con eliminarnos si le volvíamos a fallar.

Al igual que a veces hay demasiadas cosas que llegaron a sorprenderme, pero de lo que ha pasado, hubo un caso en particular que cambió las cosas.
A veces tenía que quedarme tarde trabajando con Elsie y estando apunto de irme, el jefe me detuvo y me pidió hablar conmigo y de mala gana fuí aún sabiendo que sería una estupidez...
Pero creo que ya sabía de que se trataba esto.

—Vausha, Elsie, necesito que se queden conmigo vigilando hasta más tarde...

De mala gana nos tuvimos que quedar esperando, las horas pasaron... Y cuando menos lo esperamos, de lejos vimos llegar y estacionarse una camioneta negra y de ella bajaron un grupo de hombres armados. Elsie y yo corrimos y avisamos a nuestro jefe y llamó al resto del grupo.

Comenzaron a atacarse entre si todos y de lejos me percaté de que una persona que vivía cerca, estaba llamando a la policía.

—¡Están llamando a la policía! —grité a lo lejos para que mi jefe escuchará.
Él se acercó a mí y pidió a todos irse alejando para evitar que la policía nos alcanzará.

No pasaron tantos minutos y la policía había llegado y para ese entonces ya estaban arrestando a algunos que iniciaron el motín, por suerte, no eran de nuestro bando.

Estube apunto de irme a casa y escuchen gritos y alguien llorando... Sonaría un tanto estúpido que me haya detenido a observar y ver que se trataba de un niño que sujetaba el pantalón de un tipo mientras lloraba y pateaba rogando, mientras al tipo lo subían al auto de policía para llevárselo. Ni siquiera pude verle la cara al tipo, lo que si, de reojo me quedé viendo y escuchando.

—¡Papá! ¡No me dejes, por favor! —gritó aquel niño...

Pero era tarde porque ya había arrancado el auto y el lugar quedó vacío. Todos se habían ido luego de todo esto que pasó, la verdad ya no me daba miedo que pasaran estas cosas, era el mismo final siempre pero...
Traté de retorcer mi corazón, irme, solo ignorar al niño pero no podía y aunque quería caminar, ir a casa y descansar, dís vuelta y regresé.
No había mucho que pudiera hacer, por más duro que pueda sonar mi forma de ser y mi trabajo, no pude evitar acercarme.

—Que ridículo voy a verme diciendo esto... —pensé mientras se acercaba.

Me senté en un lado del niño y claramente estaba asustado porque se me quedaba viendo mientras lloraba.

—¿Y tus papás? —le pregunté.

—¡Esos hombres se llevaron a mi papá! —siguió llorando el niño.

—Esos hombres eran unos policías —traté de explicarle.

—Ya no llores, ¿Si? Tu papá va a estar bien y tú también —le dije para intentar calmarlo.

Fueron las únicas cosas que pensé decir, el niño me miró a los ojos y yo a él, eso fué así por unos segundos hasta que me abrazó.

Fueron las únicas cosas que pensé decir, el niño me miró a los ojos y yo a él, eso fué así por unos segundos hasta que me abrazó

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Hubo un silencio mientras lo escuchaba sollozar.
Correspondí a ese abrazo, pues rara vez alguien me abraza.

—Tranquilo... Ven, vamos, te llevaré con policías para que busquen a tu familia —le dije.

Cuando me levanté para caminar, di unos cuantos pasos para luego darme cuenta que el niño no me había seguido y se quedó mirándome con las manos encogidas y cabizbajo.

—¿No vas a venir? —pregunté tratando de transmitirle confianza.

—No... ¡Me da miedo! —respondió el niño.

—¿Miedo? Tranquilo, van a buscar a tu familia.

—No tengo... —se limpió las lágrimas.

—¿Cómo que no tienes? —me acerqué.

—¡No quiero irme! —el niño corrió y volvió a abrazarme.

—Apenas y me conoces... —miré al niño.

—¡Mi familia no nos quiere ni a mi papi ni a mí! —continuó abrazándome.

—¿Y tu mamá?

—No los conozco... Mi mami murió cuando yo nací y solo estaba con mi papá.

No dijimos nada más, pensé un momento las cosas y me cuestionaba si ayudar al niño estaba bien, ya que al llevarlo a la policía querrían culparme luego de que estuve en el lugar de los disparos donde se llevaron al padre del niño.

—Debes tener hambre, te llevaré a comer algo —le dije y sonreí.

—¡Si! También tengo sueño... —dijo el niño.

—¿Cómo te llamas? —pregunté

—¡Mi nombre es Ray!

—Muy bien, Ray, ven, se donde podemos ir a comer algo rico.

Extendí la mano y Ray la tomó. Caminamos hasta la ciudad y comimos en un lugar rico mientras conversamos, aunque para mí era raro que el niño haya confiado tan rápido sabiendo que todos ahí en el lugar nos dedicamos a lo mismo que su papá, era un niño inocente que estaba solo.

Esa plática me hizo pensar muchas cosas y yo solo no quería abandonarlo en un lugar del gobierno, si las autoridades se enteraban que su padre está en prisión y su madre está muerta, iban a ponerlo en adopción y dudo que él vaya a querer eso, va extrañar a su papá.

Fuimos a mi casa y durmió en mi cama y yo en el sillón, supongo que una compañía no iba a hacerme nada de daño, aunque ni Karla, Elsie o Esteban iban a estar de acuerdo con que cuidara a Ray.
Mi corazón blando no me había permitido pensar bien las cosas pero aún así le tomé cariño.

A la mañana me levanté para llevar a la escuela a Sofía, me asomé a la habitación y lo ví tranquilamente dormido, fué una noche muy difícil para él.
Pero mientras iba camino a casa de Elsie, me estaba preguntando como iba a cuidar de ese niño, ni siquiera me podía estimar a mi mismo y ahora tenía a ese niño, aunque... No estaría nada mal, podría enseñarle muchas cosas y en unos años, entrenarlo e impedir que unos desconocidos quieran adoptarlo y enseñarle tonterías cursis que lo harían débil.


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Era el año 2026, a mediados.

Cada uno estaba separado, pero, ya habían hecho una vida totalmente diferente.
Luis y Lise habían tenido un hijo al que llamaron Leonardo, después de años siendo novios y años en matrimonio, planearon tenerlo y felizmente lo cuidaban.

Abriil y Azael también cuidaban a su hijo Zack y también buscaban a la vez a Sofía.

Pero... Esa ya es otra historia, regresando a lo ya antes contado.

Vausha cuidaba secretamente de Ray y solo le había contado a Esteban todo lo que había pasado, aunque Esteban no había estado muy de acuerdo y trató de convencerlo de que no tuviera a Ray en casa.
Con lo que ganaba en su trabajo se hacía cargo del niño y aunque no lo llevaba a la escuela, Vausha se encargaba de eso, no le preocupaba la ida a la escuela, él le decía que no iba ser necesaria mientras aprendiera todo lo que él iba enseñarle.

XIV AñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora