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Antes de empezar este capitulo, tiene una situación delicada. Espero sigan disfrutando la historia y si pueden votar que me alegraría mucho.

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El día escolar por fin había acabado, para Jimin fue un alivio ya que no soportaba escuchar tantos murmullos, tantas miradas ya sean feas o curiosas, pero sobre todo la mirada de cierto pelinegro.

— Recuerda Mimi que tienes que elegir un club. — mencionó Tae con una sonrisa, recogiendo sus últimos útiles para después tomar su mochila. — Yo me tengo que ir, pero cerca de la entrada está un pizarrón con todos los clubes, nos vemos. — esto último lo dijo gritando mientras salía corriendo quien sabe a donde. Suspiro tomando su mochila y dispuesto a irse, estando a unos pasos de la puerta está se abre abruptamente dejando verse a tres personas.

— ¿B-buscan a alguien? — tartamudeó el rubio, más no le contestaron hasta dejarlo acorralado en una esquina del salón.

— Si, te buscamos a ti. Nos llegaron a decir que carne nueva había llegado y queríamos ver... vaya que no se equivocaron. Eres demasiado bonito. — este se acercó hasta rozar las mejillas de Jimin con la punta de sus dedos, bajando por su cuello dejando sus manos en los hombros.

— Chicos, creo que nos vamos a divertir...aunque primero, deberíamos de sacar esta gorra tan molesta. — esto último lo dijo otro acercándose para estirar el brazo y sacarle de una la gorra. Dejando ver que apenas y tenía cabellos.

Al sentir fresco en su cabeza, Jimin empezó a sudar frío, su mayor miedo y trauma era tener poco cabello, sus ojos se aguaron pero no soltó ni una lagrima, ya había derramado muchas. Cerró los ojos cuando sintió otro par de manos por su espalda, justo cuando iba a gritar por ayuda alguien abrió la puerta de golpe.

— Que jodidos, están haciendo. — una voz que no reconocía hizo que pararan todos esos toques en su cuerpo, esté solo reaccionó a pegarse más a la pared y hacerse bolita en una esquina.

No supo qué pasó por unos minutos, se encerró en su propia mente, solo sintió como alguien se acercaba y se hincaba enfrente de él.

— ¿Te encuentras bien? — Era una voz bastante tranquila que podía transmitirle un poco de paz, levantó la mirada y vio a un chico con ojos grandes y una pequeña sonrisa bastante bonita, junto con su cabello un poco largo y café.

— Si, gracias por intervenir o mejor dicho que llegarás a tiempo, no sé qué me hubiera pasado. — murmuró el rubio, tranquilizando poco a poco su respiración — ¿Quienes eran ellos? — preguntó bajando nuevamente la mirada y viendo su gorra atrás del chico. Este volteo al ver donde estaba concentrada la mirada del rubio, vio la gorra tirada. La agarró , sacudiéndose un poco, lo miró acomodo su cabello y se lo puso.

Jimin sé impresionado y un rubor se apoderó de toda su carita, no más escucho como el otro chico se reía levemente, haciendo que se pusiera aún más rojito, llegando a parecer un tomatito.

— ¡Ay! Pero que tierno eres rubio — soltó una pequeña risa el castaño estirando su mano para ayudarlo a que se levantara. Ya estando parado se dio cuenta que era más bajo que el otro chico.

— Oh, por cierto soy Joshua...pero me gusta que me digan Shua. — el castaño le seguía sonriendo y aún sin soltar su mano, le respondió con una sonrisa.

Por otro lado Jeon vio todo eso, cuando iba a ir al salón. Se debutó al ver cómo alguien entraba y corría a las personas que estaban adentro, pero este no salía, la curiosidad le ganó por lo cual se acercó y escuchó la voz de Jimin.

Se asomó un poco para ver al rubio tomado de la mano del castaño junto con el hecho que se encontraba sonrojado. Con solo ver esa imagen de enojo, pasó su lengua por la parte interna de su mejilla e hizo puños las manos, solo al sentir ese enojo decidió irse.

Traía tantas sensación sobre él, si hubiera llegado unos minutos antes, el fuera quien estuviera consolando a Jimin, poder sostener su manita y ver de cerca su sonrojo.

Dio un grito para poder sacar su enojo y frustración, estaba tan enfrascado en todos esos sentimientos negativos que ni cuenta se dio cuando  golpeo  la pared con sus nudillos, hasta que sintió calor y dolor. Volteo a ver su mano, estaba roja con hilos de sangre, suspiró negando con la cabeza empezando a caminar de nuevo a la salida y olvidarse de todo este día. 

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