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Jeon al ver a Jimin se quedó pasmado, no se veía como el rubio del día de ayer con mucha alegría o mejor dicho con energía tan bonita que siempre transmitía, sus miradas se encontraron por unos segundos y vio que se desviaba para ir directamente a los jardines de la escuela. Muchas dudas le carcomía, tenía tantas ganas de seguirlo pero no sabría si reaccionaría bien después de lo de ayer, estaba en una encrucijada.

— Jeon, se que quieres ir detrás de él, hazlo, solamente son unas clases, además eres uno de los mejores alumnos, una falta en tu historial no te hará daño. — mencionó su mejor amigo, viendo por la dirección que el rubio agarró, odiaba ver a la gente tan alegré con un aura tan lúgubre aparte le preocupaba Jimin y tal vez que hablará con Jeon fuera de ayuda.

El pelinegro lo medito por unos minutos y antes de que sonara la campana que anunciaba la entrada a las clases, salió corriendo por donde vio que Jimin se fue. Lo único difícil sería saber por donde agarrar. Los jardines de la escuela son tan grandes y tiene muchos lugares donde pasar desapercibido, primero iría a los lugares más sencillos.

Camino por lo largo del lugar, viendo abajo de los árboles para ver si se encontraba en ese lugar pero simplemente no lo veía y todo se dificultaba más al estar todo de negro, fácil se podría camuflaje. Siguió así por unos minutos, casi llegando al límite de la escuela donde había un pequeño lago artificial, en uno de los árboles más escondidos se encontraba Jimin, con su cara escondida entre sus rodillas; se acercó sutilmente sin hacer ningún ruido y poder sentarse al lado del rubio.

Al sentir como alguien que se sienta enseguida de él levanta un poco la mirada para ver a Jeon, se sentía tan mal emocionalmente que no le importo y regresó a su posición original. Aunque internamente daba gracias de que alguien estuviera a su lado, aunque no hablaran le reconfortaba un poco ya que sentía un poquito de ayuda en todo esto.

Jungkook no sabía qué hacer, pero lo único que sabía era que quería reconfortar un poco al rubio. Ni cuando estaba bajo tratamiento lo había visto tan abatido. Lo único que se le ocurrió fue levantarse, sentarse atrás de él y jalarlo, para que el cuerpo del rubio quedará sobre su torso, acomodando de tal manera que su cabeza quede en el hombro del pelinegro y poder dejar caricias en el brazo del rubio.

Este movimiento sorprendió de sobre manera a Jimin, pero no se quejó ya que los sentimientos de comodidad, protección y un sentimiento de que era algo tan natural, como si ya estuviera acostumbrado a estar esta posición y con Jungkook.

— Por...por qué. Estás haciendo esto? — apenas pudo pronunciar las palabras, a pesar de que no estaba llorando, sentía un nudo tan grande en la garganta que en cualquier momento soltaría las primeras lágrimas y ahora más al sentir como era rodeado por el calor corporal de Jeon.

— No preguntes Park, solo relájate y suelta todo lo que tienes guardado. — no habían pasado dos segundos que terminó de decir eso, cuando el rubio se volteó sentándose sobre él poniendo cada pierna sobre sus lados y escondiendo su cara en el cuello de Jeon, soltando las lágrimas que no soltó estando en su casa. Sentía tanto dolor, tanta traición por parte de sus padres, específicamente más por su padre, pensaba que lo quería, que lo amaba por ser su hijo pero al parecer lo repudia por gustarle los hombres.

No pensó que realmente le doliera ver a Jimin tan triste y tan dolido, no sabía que lo tenía así, tampoco preguntaría; dejaría que le contará si se sentía listo o en su defecto que solamente le diera las gracias por ayudarlo, todo eso le retomo a un año atrás, donde siempre se la pasaban así, se sentía tan bien tener envuelto sus brazos en el delgado cuerpo del rubio que lo estrechó más a él si eso era posible.

Pasarón cinco minutos, donde en la cabeza de Jimin tenía tantas interrogantes, por qué su papá hizo eso, por qué lo lastimó de esa manera pero lo principal quien era la persona de lo cual lo había alejado. Aunque tenía una pequeña idea de quién era esa persona, no iba a quedarse con la duda, por lo cual cuando se calmó no quiso separarse del cuello de Jeon, se sentía en su zona segura.

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