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Camino hasta posarse a un lado del escritorio, dio un suspiro profundo, levantó la mirada y lo primero que vio fue al chico de cabello rojizo que lo rescató del propio choque y de una caída

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Camino hasta posarse a un lado del escritorio, dio un suspiro profundo, levantó la mirada y lo primero que vio fue al chico de cabello rojizo que lo rescató del propio choque y de una caída. Y a su lado estaba ese chico Jeon, como lo llamaba el maestro.

— Buenos días, soy Park Jimin ojalá nos llevemos bien. — solo dijo eso porque no sabía qué más decir o qué decir, de un momento a otro su mente quedó en blanco. Pero vio como una chica levantaba la mano, por lo cual el maestro le dio la palabra.

— Perdón si llega a incomodar mi pregunta pero ¿Por qué llevas un gorro? — sabía que esa pregunta se la harían, más no pensó que sería de manera tan rápida y enfrente de todos sus compañeros. Apretó sus manos haciéndolas puño.

— Lo que sucede es que ... — no pudo continuar, aún no podía decir a todas voces lo que le pasó por casi 17 años de su vida.

— Si no puedes contestar, no lo hagas. — contestó un chico con una sonrisa peculiar ya que era cuadrada pero que se veía con una vibra muy bonita.

— Bueno, dejemos eso de lado. Jimin, nuestro único lugar vacío está al lado de Jeon, así que puedes pasar. — solo dijo que si con la cabeza caminando por el pasillo, dio un suspiro y volteo a ver brevemente al pelinegro y él seguía con la mirada sobre él. Sabía de antemano que sería una larga jornada o hasta largo año.

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