Capitulo 7

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Arezo, Italia.

  [...] Vamos, ya estamos tarde —Tomá mi mano y comenzamos a caminar. Marchello ha sido un gran apoyo desde que llegamos a Florencia. Se que él siente algo más que una simple amistad y me gustaría mucho poder corresponderle. Pero no estoy lista para tener una relación seria, no aún.

No quiero alejarlo, pero tampoco quiero tener solo un desliz con él, no me gustaría herirlo.

No sé merece eso de mí.

Despistadamente safo mi mano de la suya y apunto hacia algo en el horizonte. Lo miro ligeramente y lo encuentro sonriendo a medias.

  —Es solo un gesto, ragazza.

  —¿Que? —suelto sin dejar de caminar. Aunque se a que se ha referido.

  —Ésto— vuelve a tomar mi mano y levanta ambas a la altura de mi vista. Sonrío encogiendome en hombros.

  —Pero para tí puede significar más... —titubee antes de responder —, de lo que significa para mí.

  —Dejalo ser, bela ragazza. Lo que es para ti, será, lo que no esta destinado, simplemente no sucederá. Ni siquiera forzandolo a ser.

  — ¿Y el corazón?

  —¿Que pasa con el corazón? —y lo dice como si no tuviera importancia. Me da un poco de coraje, quizá a él nunca le han destrozado el corazón y por eso no tiene miedo de salir herido.

  —¿No tienes miedo de salir lastimado? ¿Que no te han engañado o herido?

  —Sí y no. Sí, me han herido y he sufrido por el amore, pero no, no tengo miedo de volver a sufrir. ¿Por qué tú tienes tanto miedo del amore, bela ragazza? —lo miro sin saber que responder. Aún me es difícil el hablar de él. En estos dos años, nunca he hablado abiertamente de Dimitri. Solo mi madre y yo sabemos lo que sucedió y es algo que no estoy dispuesta a revivir.

—Porque antes ya he sufrido, mucho. Marchello, no pienso volver a pasar por lo mismo. Amar a alguien es darle el poder de destruirte por completo, jamás volveré a darle a alguien el poder para que me haga trizas nuevamente. —Las palabras abandonaron mis labios, sonando más duras y amargas de lo que pretendía. Él me mirá con atención y sonríe ligeramente. Entonces asiente. —¿Que? —pregunto con confusión.

—Que el amor, ¿no es para eso? —Entrecierro los ojos, incrédula de lo que acabo de escuchar.

—¿Que quieres decir con eso? No te comprendo... —Su sonrisa se hace aún más grande y hace que se achiquen sus ojos color miel. Es guapo, muy guapo, en cualquier otro momento habría caído rendida, pero ahora era distinto. Dimitri había entrado a mi vida para cambiarlo todo, para cambiarme a mi.

—El amor se hizo para ser vívido, sufrido, llorado, gozado, si no lo sientes así, entonces nunca has amado. —Meneo la cabeza con incredulidad. ¿A quien le gusta sufrir por amor? —La mía nonna solía decir, que nada es para siempre, ni todo el amor ni todo el dolor, y que somos afortunados por lograr sentir cualquier sentimiento, pues eso significa que estamos vivos y podemos aprender y seguir experimentando. Decía que si nos toca vivir cosas malas, nos queda mmm ¿como se diche? Imparare... ah aprendizaje. Siempre aprendemos algo, crecemos como personas.

  —Interesante forma de ver las cosas... Perdoname si difiero.

—De todo lo malo, siempre nos queda algo bueno. ¿No te ha quedado nada bueno de la tua experiencia? —Entonces me miró, expectante. El viento soplaba ligeramente, nos acercabamos al otoño y el paisaje ya comenzaba con sus distintos tonos ocre y dorado. Tomó un mechón de mi cabello que estaba volando con el viento, y lo metió tras mi oreja, siempre hacia eso —¿Que me dices, ragazza?

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⏰ Última actualización: Jul 27 ⏰

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