El escritorio al final del salón [VegasPete]

11.Rodar en la alfombra.

El fin de semana es la gran adoración de las personas con horarios estrictos. Algunos trabajadores encontraban en estos días el ansiado descanso que carecían durante los primeros cinco días de la semana y los estudiantes ocupaban disfrutaban de su amplio tiempo libre para pasear o dejarse consumir por el ocio.

También era cierto que no todos los jóvenes gozaban del privilegio del fin de semana. Ese era el caso de Pete que no podía evitar preguntarse porqué las horas del sábado y el domingo transcurrían con tal lentitud, ¿Acaso los días seguían durando 24 horas? o simplemente su duración había decidido aumentar hasta sentirse tortuosa.

En circunstancias normales Pete solía hacer todo lo posible por pasar el menor tiempo posible en casa, la experiencia de años le había servido para entender que si se mantenía fuera de la vista de su padre eso era suficiente para ahorrarle por lo menos una golpiza, sin embargo, ahora que el peligro no existía ya no quedaba ningún motivo lo suficientemente válido para salir de casa.

En ese primer par de días de descanso Pete no tenía nada en qué desperdiciar el tiempo, la lista de personas con las que podía interactuar era finita y cada una tenía sus propias preocupaciones, Arm debía ayudar a cuidar a sus múltiples hermanos, Pol solía acompañar a su padre en el trabajo y Vegas... Bueno, Vegas estaba fuera de consideración, nada en el mundo le daría el suficiente valor a Pete como para pedirle a su compañero de escritorio que hicieran algo juntos el fin de semana.

El sábado pasó entre aburrimiento y actividades sin sentido. Pete desayunó lo primero que encontró comestible en la alacena, encendió el televisor para que lo acompañara con su ruido y se recostó en la alfombra a pensar, durante un par de horas no hizo nada más que pelear mentalmente con las conversaciones del pasado, las frases que nunca dijo y las contestaciones que bien pudieron haber ganado una pelea estúpida. Para cuando Pete se cansó de recordar decidió que quizá limpiar su cuarto sería suficiente ejercicio como mantener su cerebro alejado de pensamientos ociosos y así lo hizo, se encargó de dejar impecable cada rincón de su habitación, se recostó en su cama y finalmente sucumbió al cansancio mental de una semana ridículamente pesada.

Durante el domingo Pete se topó con un callejón sin salida, por primera vez en su vida se encontraba a sí mismo esperando con anticipación la llegada del lunes.

Al contemplar sus opciones para entretenerse Pete terminó por elegir una salida desesperada, hizo aquello que jamás pensó hacer por su propia voluntad, se sentó a hacer tarea. Su relación con la tarea era como la de cualquier estudiante, simplemente se rehusaba a hacerla a menos que fuera totalmente necesario, Pete comprendía a la perfección su tarea pero eso no evitaba que dejara todo para último momento y que jamás comentase sus trabajos en clase, simplemente era alguien que prefería pasar desapercibido.

Con un poco de paciencia y descansos para comer algo rápido los deberes fueron desapareciendo uno a uno, al final de la lista solo quedaba el enemigo definitivo, inglés. Si había una tarea que aburría Pete esa era inglés, simplemente no lograba comprender porque siempre debían repetir los mismos temas y el nivel en el idioma de Pete era el suficiente como para encontrar somnífero el tener que escribir una vez más sobre lo que le gustaba.

Poco antes de las nueve de la noche Pete terminó de escribir su breve ensayo para inglés sobre las cosas que le gustaban y disgustaban y decidió usar el tiempo que le restaba para descansar en la sala, sin esperar que su trayecto hasta el botón de encendido de la televisión sería interrumpido por el sonido del pequeño teléfono verde que descansaba casi siempre como una decoración más que se negaba a sonar.

"¿Bueno?, ¿Pete eres tú?" la bocina del teléfono rompió el perpetuo silencio del fin de semana.

La voz de la primera llamada que recibía ese teléfono en tal vez años le era especialmente familiar a Pete y este inmediatamente confirmó su identidad. "Soy yo"

"¡Que bueno que sí es tu número! no sabía si realmente lo había memorizado correctamente" el alivio en la voz de Vegas era evidente y evocaba una imagen de él mismo con una expresión relajada, "¿Qué haces Pete?"

"Vegas, ¿Pasa algo?" Pete no lograba entender el motivo de la llamada e inmediatamente pensó en la peor de las posibilidades.

"Jajaja, no pasa nada, porque tendría que pasar algo", la risa de Vegas tenía un tono despreocupado que sonaba inusual en él.

"No es que tenga que pasar algo, es solo que... no esperaba que llamaras", Pete se recostó en la alfombra y bajó el teléfono del mueble en donde había estado desde hace años.

"¿Te molesta que llame?" Vegas trató de adivinar si su iniciativa había sido tomada de mala forma e inmediatamente escuchó una respuesta negativa.

"No, no, no es eso", tras haber pronunciado esas palabras Pete se arrepintió casi instantáneamente, algo en su tono sonaba extrañamente desesperado y le avergonzaba la idea de que Vegas pudiera notarlo.

Vegas sintió la desesperación de la otra persona pero se negó a hacerla evidente y optó por hacer que la conversación cambiase de  tema, "Entonces hasta antes de que llamara, ¿Qué hacías Pete?"

"Ugh, acababa de terminar la tarea de inglés", el disgusto de Pete era perceptible a simple vista.

"¿Teníamos tarea de inglés?"

La sincera respuesta de Vegas le arrancó una carcajada en voz baja a Pete, "¡Claro que teníamos tarea! el profesor repitió tres veces que teníamos que escribir un ensayo usando like y don't like"

"Ehhh, ¿Porque no recuerdo nada?" Vegas fingió una sorpresa total esperando que Pete se riera una vez más y no tardó en pedirle ayuda, "Pete, ayúdame a escribir mi tarea, What do you like?"

Inconscientemente Pete respondió a las expectativas de Vegas y dejó escapar una risita, "La tarea no se trata de mis gustos, es sobre lo que te gusta ti no a mi"

"No importa, lo que sea que le gusta a Pete también me gusta a mi", Vegas respondió con un tono serio acorralando una vez más a Pete en esa clase de bromas que a veces parecían no serlo.

"Then... I like when people are honest with their feelings", Pete habló en voz baja con la esperanza de que Vegas no alcanzara a entender sus palabras para así cambiarlas, pero su corazón se detuvo un segundo al escuchar la respuesta de su compañero de escritorio.

"Pete, I also like that..." La voz de Vegas sonaba especialmente profunda cuando hablaba inglés y al finalizar sus palabras un silencio se extendió a ambos lados de la línea telefónica, "¿Sigues ahí Pete?"

"Mhm" Pete contestó con un simple sonido mientras trataba de distraerse del latido de su corazón y del sudor de sus manos.

"Mejor no hablemos de la tarea, Pete ¿sigue en pie lo de trabajar en la tienda de música?" Vegas pensó en que quizás un cambio de tema sería lo mejor para acabar con la incomodidad.

"¡Claro! Había pensado en ir a preguntar mañana después de la escuela, ¿Está bien?" por fin la tensión que se acumulaba en el pecho de Pete se liberó con un suspiro.

"Por mi está bien, vayamos juntos a pedir informes", Vegas guardó silencio durante un segundo y decidió que lo mejor sería terminar la conversación, "Buenas noches Pete, nos vemos mañana en la escuela"

"Nos vemos mañana", Pete se sintió ligeramente decepcionado al ver que la llamada se extinguía y colgó el teléfono.

Pete se quedó recostado en la misma posición que había mantenido a lo largo de toda la conversación con Vegas y una vez más recurrió a ese mal hábito de preguntarse a sí mismo porque no había contestado de una manera o de otra, algo dentro de él lo obligaba a buscar las palabras perfectas cada vez que hablaba con Vegas, pero no importaba cuanto buscase todo sonaba estúpido comparado con lo que realmente quería decir, incluso ese último nos vemos mañana se quedaba corto al expresar la emoción que le causaba que finalmente terminaba el fin de semana y podría ver a su compañero de escritorio una vez más.