19. Una excursión en la basura.

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En la historia de la policía se podían encontrar toda clase de casos complicados, había desde los que tenían involucrados a personas de mucho poder hasta los que aparecieron en todos los medios de comunicación, pero definitivamente ninguno era tan extraño como la desaparición y asesinato del padre de un adolescente llamado Pete.

Los periódicos llamaron a este asesinato “El caso del basurero” porque mantuvo a la policia buscando restos humanos en cada basurero de la ciudad, lo mismo inspeccionaron grandes tiraderos, que los desperdicios de los pequeños negocios que rondaban el área del primer hallazgo.

La búsqueda no podía detenerse ni fracasar teniendo los ojos de todo el público, la prensa y los altos mandos de la policía que no podía permitirse una humillación más que dejara en claro su ineptitud.

Hasta este momento toda la labor de recuperación del cuerpo corría a cargo de la supervisión de Big quién hasta este momento había coordinado a un montón de policías que jamás habían tenido contacto con crímenes de naturaleza violenta y cuyo mayor logro seguramente fue poner detener un robo.

El cansancio de Big era tan extenso que no podía escoger que parte del cuerpo le dolía más, pero el ver quién se sumaría a su sufrimiento era suficiente razón para animarlo, "Por fin vinieron a acompañarme"

Kinn miró a su alrededor tratando de decidir qué le molestaba más, si el hedor de la basura o el Sol que se alzaba orgulloso sobre el cielo, "¿Con qué ayudamos? Discúlpanos por no venir antes, apenas  ayer terminamos de interrogar a nuestro último sospechoso".

Big se limpió el sudor con el dorso de la mano y les señaló a sus compañeros el camión de recolección que acababa de estacionarse, "No se preocupen, llegaron para lo más interesante".

"¿Qué tiene ese camión?" preguntó Porsche tratando de distinguir qué hacía diferente a ese vehículo de todos los demás que se encargaban de la recolección de residuos en la ciudad.

"Ese camión tiene los últimos residuos de la zona en la que apareció la cabeza"  Big se estiró dispuesto a trabajar y miró juguetonamente a sus compañeros, "Prepárense para trabajar, aún nos faltan muchas partes y le prometí un cuerpo completo a Ken".

El dichoso camión era casi imposible de diferenciar con todos los demás que recorrían la ciudad, su único distintivo era una pequeña estampa con un sirena en el costado izquierdo y que quizás traía consigo al montón de basura más esperado de la historia de la humanidad.

Los desechos siendo descargados acompañaron a las instrucciones que Big le daba a los oficiales civiles que los apoyaban en la búsqueda, a Kinn y Porsche, "Recuerden estamos buscando bolsas negras cerradas con dos nudos, si encuentran algo que coincida con la descripción muevanlo a una zona despejada de basura para evitar que se pierda la poca evidencia que nos queda"

Los presentes comenzaron a trabajar al unísono, todos sin importar su rango se veían vulnerables bajo los rayos del Sol de verano y la peste que desprendían los desechos de una raza que tendía al desperdicio.

Alguien alguna vez le dijo a Porsche que podrías juzgar a una sociedad por su basura, sin embargo, esta frase cobró sentido hasta que se encontró a sí mismo acuclillado examinando bolsa tras bolsa que contenía toda clase de objetos que alguna vez fueron considerados útiles, al parecer los seres humanos podían desechar todo lo que llegaron a creer preciado, incluso la vida.

El calor de la tarde comenzó a ceder a la par que disminuía lo que alguna vez fue un montón de basura esperando a ser examinado, con el esfuerzo colectivo el trabajo  estaba a punto de finalizar, con suerte todo terminaría antes de que llegara la noche.

Cada cierto tiempo un oficial se ponía de pie y movía una bolsa sospechoso con la terrible esperanza de encontrar algo, muchas veces esto resultaba en una falsa alarma pero, también en otras tantas las ideas más macabras se confirmaban y todo se sellaba con la idea de preservar algo que  claramente era un caso perdido.

El último montón de basura estaba siendo examinado cuando Kinn encontró la clase de bolsa que correspondía a lo descrito por Big, con la sola apariencia de la bolsa su desayuno amenazó con ser vomitado, un vistazo fue suficiente para saber que nado ordinario estaba en su interior y sus peores pensamientos se confirmaron cuando esta fue abierta en la zona designada.

Una mano entera se presentó frente a todos.

"Buen trabajo a todos" dijo Big tratando de desviar la atención, "Ya tenemos el cuerpo de lo que creemos es nuestra víctima, la corporación 79 les agradece inmensamente su tiempo".

"Si alguna vez necesitan algo, no duden en buscarnos, jamás vamos a olvidar sus esfuerzos", Kinn apartó la mirada de la bolsa que acababa de encontrar y prefirió mostrarle su amabilidad a los oficiales que trabajaron en la búsqueda.

"Big, te dejamos el resto a tí, necesitamos darnos un baño y hacer el informe que vamos a presentar mañana", Porsche espero a que se fueran todos los oficiales y le pasó una brazo por los hombros a Kinn

Todo el camino hasta casa Kinn se mantuvo en silencio, aún después de tantos años de trabajar en la policía le era imposible desconectarse de toda sensación, su naturaleza lo hacía aborrecer la violencia en cualquiera de sus expresiones, pero su sentido de justicia era más grande que cualquier sensación que lo invitara a buscar otra cosa más agradable con la que ganarse la vida.

Antes de bajar del carro Porsche tomó la mano de Kinn y entrelazó sus dedos, "Todo va a estar bien, si no quieres trabajar en ese caso puedo pedirle a Chan que te deje fuera".

Kinn negó con la cabeza mientras apretaba la mano de Porsche cómo tratando de obtener fuerza de ella, "Puedo hacer esto, quiero hacerlo, además te tengo conmigo"

"Estamos juntos en esto y en todo lo demás", dijo Porsche mientras esperaban a que llegara el elevador.

Un tintineo anunció la llegada del elevador y sus puertas se abrieron dejando al descubierto a una joven madre y su hija que también esperaban para subir a sus departamentos.

Una caja hermética no es el mejor lugar para disfrazar los olores o al menos eso les dejó en claro la pequeña niña que en cuanto se cerraron las puertas exclamó, "Mami, los señores huelen a basura"

Kinn y Porsche se rieron a carcajadas en cuanto el par de mujeres dejó el elevador, pero pronto su ataque de risa se vio interrumpido por el tono de llamada de Porsche.

La conversación telefónica fue breve, pero su contenido fue suficiente para desatar una oleada de emoción en el pecho de Porsche quien arqueó una ceja y dijo, "Tenemos un sospechoso, Ken descubrió un cabello enredado en la mano que tú encontraste".

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Ya casi se termina esta historia, quizá queden cinco o seis capítulos más.

Bye bye bye

El escritorio al final del salón [VegasPete]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora