El escritorio al final del salón [VegasPete]

1. El último escritorio en salón del segundo año.

"Pete mientras yo esté aquí no hay nada de qué preocuparse"

(●ˇ∀ˇ●)

Los rumores siempre habían estado ahí, la leyenda del último escritorio en uno de los salones del segundo año era del conocimiento de todos los estudiantes de esa escuela, quien dijera que nunca la había escuchado sería llamado un mentiroso por sus compañeros de clase y luego escucharía un conjunto de palabras que habían sido repetidas hasta grabarse en el inconsciente colectivos.

El par de personas que tuviera la mala suerte de ser asignadas al último escritorio sería azotada por la mala suerte. Las primeras víctimas de esta leyenda se remontaban a la fundación de la escuela y se trataba de una pareja de estudiantes que terminaron ahogados en un viaje escolar, a ellos le siguieron toda clase de tragedias mayores y menores que iban desde repetir el año hasta terminar lesionado de alguna forma.

Todos los recuerdos de esa leyenda comenzaban a reproducirse al interior de la mente de Pete al escuchar la asignación de asientos que anunciaba su profesor de aula, "Pete y Vegas ustedes ocuparán el último escritorio de la derecha".

"¿El último escritorio a la derecha? ¿Vegas? Que no ese era el..." Todo el tren de pensamientos producto de la ansiedad de Pete rápidamente se vió interrumpido por las palabras del que ahora sería su compañero de asiento, "¿Tienes que poner esa cara? Mejor dime ¿De qué lado te quieres sentar?"

"La ventana está bien", respondió Pete resignado a una jugada más de su terrible suerte que siempre lo ponía en las peores situaciones.

Los años escolares cambian pero la dinámica no suele ser muy distinta entre un grado y otro, prueba de esto eran las instrucciones del profesor del aula, "Ahora que todos están en sus asientos quiero que vean bien a la persona a su lado porque, todos los trabajos asignados en parejas tendrán que hacerse con su compañero de escritorio, una vez a la semana deben asistir a educación física no quiero enterarme de que se saltan la clase y finalmente quiero decirles son bienvenidos a este nuevo ciclo escolar, estoy ansioso de trabajar con ustedes".

El hecho de que el viejo Dong fuera su maestro de aula tranquilizaba enormemente a Pete, durante el primer año Dong había demostrado ser una persona que se preocupaba por sus alumnos y que se tomaba con seriedad cada cosa que le contaban. Cuando Pete le contó de la adicción al juego que tenía su padre en lugar de darle falsa compasión le preguntó preocupado si tenían suficiente dinero para comer e incluso se ofreció a pagar la cuota anual para que este pudiera desayunar en la cafetería escolar.

"No todo está perdido" pensó Pete. Arm, su único amigo había asignado al escritorio frente al suyo junto a Pol con el que tampoco se llevaba tan mal y su profesor del aula una vez más sería el viejo Dong. "Quizá este año no será tan malo, lo del último escritorio no es más que una estúpida leyenda y el sentarme junto al hijo de un mafioso puede que me ahorre algunas burlas".

La primera parte de la mañana pasó entre las presentaciones de cada profesor, la descripción de las dinámicas que tendría cada clase y los primeros trabajos en pareja que debían entregar para la siguiente semana, pronto llegó la hora del almuerzo y todos los estudiantes comenzaban a ponerse de pie para comenzar a buscar qué hacer en su tiempo libre.

Arm no perdió el tiempo y al escuchar la campana del almuerzo se giró hacia el escritorio de Pete y le preguntó "¿Voleibol o desayunar?"

"Voleibol", respondió Pete cuando algo lo invitó a ver a su compañero de escritorio que toda la mañana había estado más interesado en jugar tetris que en lo que sea que tuviera el pizarrón, "¿Vienes con nosotros?"