5.Cenicienta.

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"¿Qué hora es?", Vegas entrecerró los ojos y se limpió la frente con el dorso de la mano dejando que la última pieza de ropa manchada se quemara en la fogata improvisada en el patio trasero de Pete.

Pete respondió tras darle un vistazo al reloj de su muñeca,"Son las 2:47 de la mañana, tenemos casi diez horas haciendo esto".

Vegas se puso de pie y se sacudió las pocas cenizas que llegaron a manchar su uniforme, "Ya casi terminamos, solo falta repartir las bolsas y algunas cosas que tengo que hablar contigo".

Pete asintió e imitó a Vegas en su acto de limpieza antes de emprender el último paso que culminaría el crimen maestro.

Muchas cosas habían pasado en el transcurso de las últimas ocho horas de la vida del par que compartía el último escritorio. Tres horas de su tarde habían sido compartidas desmembrando un cuerpo, una hora extra se ocupó en acomodar los fragmentos de lo que alguna vez fue una persona en bolsas negras, otras dos horas desaparecieron en la minuciosa limpieza de la escena del crimen y el último tramo de tiempo se ocupó en quemar la ropa que había terminado teñida de rojo y la de la víctima.

Sin temor a equivocarse Pete estaba seguro de que la peor parte había sido limpiar.

Limpiar era un acto premeditado, algo que requería de una mente minuciosa y de una visión privilegiada. Al deshacerse de todo aquello que pudiera ser evidencia se tenía que prestar atención a los detalles, de ello dependía el futuro, cada rastro de carne, cada esquirla de hueso debía ser eliminada si es que Pete deseaba vivir en libertad, cada mancha de sangre debía desaparecer bajo la influencia del peróxido y los químicos o de lo contrario alguien sería capaz de descubrir la verdad.

La sangre diluida que buscaba su camino hasta las tuberías iba ser un recuerdo que permanecerá grabado en la propia carne de Pete. A estas alturas era demasiado tarde para los arrepentimientos.

Lo último que quedaba era repartir las bolsas, para ello usarían la bicicleta de Vegas como medio de transporte, cada uno se encargaría de cargar algunas y otras cuantas descansarían sobre el montacargas.

Ese paseo en bicicleta era diferente a cualquier otro que hubiera tenido Pete, la soledad de las calles lo incitaba a huir, la falta de peatones le daba una falsa sensación de seguridad, con estas condiciones quizá los únicos testigos de sus errores serían Vegas y la Luna que colgaba omnisciente en el cielo nocturno.

"Pete, puedes ponerme atención un segundo", Vegas interrumpió el silencio y redujo la velocidad antes de detenerse completamente frente a la basura de una carnicería para deshacerse de la primera bolsa.

La única respuesta de Pete fue un breve sonido, "Mhm".

"Hay algunas cosas que necesito que hagas, primero quiero que te convenzas de algo, tu no mataste a tu padre y no sabes nada de cómo terminó así, no importa quién te lo pregunte esa debe ser tu respuesta, ¿Puedes repetirlo para mi?" la segunda bolsa desapareció junto a las palabras de Vegas.

"Yo no maté a mi padre y no sé nada de qué le pasó", la voz de Pete era apenas perceptible y el agarre de sus dedos se estrechaba sobre la camisa de Vegas.

"Repítelo en tu mente hasta que estés convencido", a diferencia de Pete, la voz de Vegas se escuchaba fuerte y llena de seguridad cuando daba instrucciones, "Lo segundo que necesito que hagas por mi, es que mañana no vayas a la escuela, sáltate todo el día y finge buscar a tu padre en todos los lugares que sabes que frecuenta, pregúntale a todas las personas que conozcas y asegurate de que ellos sepan que eres su hijo"

"Mhm", una vez más Pete se limitó a responder con un ruidito mientras escuchaba las instrucciones de Vegas y veía las bolsas desaparecer una tras de otra.

"El jueves después de la escuela va ser necesario que me acompañes a la estación de policía a denunciar la desaparición de tu padre, ¿Guardaste bien lo que dije?", aun de espaldas Vegas sintió que Pete asentía a modo de respuesta y se dispusó a terminar su discurso, "Entonces de ahora en adelante todo depende de nuestra suerte, si todo sale bien los camiones de la basura recogerán todas las bolsas y nos podremos olvidar de esto, pero si la policía llegara a encontrar el cuerpo... simplemente tenemos que estar preparados".

"¿Puedo hacerte una pregunta?", esas palabras de Pete eran la oración más larga que se había escapado de su boca desde que emprendieron este viaje.

Vegas se bajó de la bicicleta y se giró para ver directamente a Pete, desde esa posición la mitad de su rostro se veía iluminada por un letrero neón rojo que promocionaba un casino probablemente ilegal, "Te escucho, puedes preguntarme lo que sea".

"¿Por qué me ayudas?¿Qué ganas haciendo todo esto?", Pete inclinó levemente la cabeza mientras miraba el rostro de su compañero de escritorio.

"Pete,esas son dos preguntas", una sonrisa se dibujaba en las comisuras de Vegas al mismo tiempo que este estiraba una mano para acariciar el cabello de Pete, "Digamos que lo hago por diversión, no me mires así... cuando llegue el momento te contaré el verdadero porque".

El escritorio al final del salón [VegasPete]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora