Todo lo que a Tengen hace feliz le pertenece, es natural entonces que tarde o temprano ese extraño barman con sabor a granadina también sea suyo.
AU moderno. Tengen alfa x Gyutaro omega y Douma alfa x Gyutaro
Pizca de Rengiyuu.
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—Hoy estuviste más intenso que otras veces– la espalda de Kokushibo arde con los rasguños que las uñas azules le dejaron.
—Perdona eso, estoy de un terrible humor– el rucio abre un poco la cortina, vigila al joven responsable de su enojo. Al menos tiene el gusto de verlo solo. —¿Sabes? Hoy temprano vino un hombrecito a jugar al príncipe azul, dijo que había encontrado a su destinada y no permitiría que siguiera trabajando en un lugar así.
Haber perdido a su shot de mar le pesa porque nunca llegó a probarlo, Makomo siempre se negó a hacer algo más que trabajo, pero lo que más le pesa fue lo del alfa.
—No creo en esas tonterías.
—¿Tonterías? ¿Mi señor Kokushibo jamás ha sentido que le roban el corazón?
No obtuvo respuesta.
Luego de ver que un alfa tan simple con cabello de durazno y cicatriz en la cara le quitó a alguien que no logró obtener, tuvo que tomar algunas medidas de prevención, las mesas privadas se cerrarán por un tiempo.
—¿Quiere ver algo interesante? Sé que a Nakime y a usted les gusta tener control sobre sus clientes pero que hay uno bastante escurridizo.
Fue hasta su escritorio, limpio y ordenado por puro milagro, tuvo que sentarse con cuidado.
Mensajeo a uno de sus guardias y antes de que Michikatsu lograra vestir su saco para marcharse apareció Pesadilla, uno de sus peores clientes que siempre se atrasa con los pagos y a quien no había logrado encontrar fuera de su escuela o departamento.
—Shabana.
La espalda del nombrado hormiguea al escuchar su nombre.
—No es día de pago.
—Lo sé, me alegra saber que puedo venir aquí a cobrar dos deudas.
—Yo siempre te daré billetes.
«Jamás te daré el culo como Douma.»
—Eso espero.
Tsugikuni se marcha sin despedirse, el lugar se queda envuelto en el ruido exterior y la tensión entre los ex amantes.
—¿Para eso me hiciste subir?
—Esto no hubiese pasado si hubieras contestado mis llamadas, cariño. Quería avisarte de su presencia.
—¿Pasaste todo el maldito día con él?
—Me ayudó a aliviar mi celo.
—Eso explica el pútrido aroma.
Las cejas tupidas casi se unieron en el gesto fruncido, quiere decirle que jamás se quejó cuando los aliviaba él.
—¿Qué pasó con tu perro fiel? Hoy no lo he visto ¿También a él lo aburriste?
