13

479 41 18
                                    

Tiago, por primera en su vida, despertó primero que Mauro, y aprovechó para observarlo dormir.

Era tan bello, tan tierno, parecía un angelito.

—Que hermoso que sos.— Murmuró. Levantó su brazo y le acarició la mejilla con el pulgar.

Pero Mauro es la persona con el sueño más liviano del mundo, pasa una mosca y él se despierta.

Entonces eso pasó, Mauro se despertó y del susto se sentó en la cama, sobresaltado a Tiago y poniéndolo nervioso por haberlo acariciado.

—¿Por qué te despertas de golpe? ¿Tenés algún tipo de problema?

Mauro lo miró.

—Pensé que tenía un bicho en la cara.

Tiago rió.

—¿O sea que soy un bicho?

—¿Eh?

—Era yo, tarado, te estaba acariciando.

Mauro sonrió y se le acercó.

—¿Te pensás que no lo sé? Hasta escuché lo que dijiste, rey.

Tiago abrió los ojos.

—¿En serio?

Mauro asintió riendo.

—Gil, ni amoroso en secreto se puede ser con vos. ¿No dormís?

—Obvio tarado, pero no hay chance de que te despiertes antes que yo, capo, me estaba haciendo el dormido no más.

Tiago se hizo el enojado.

—A ver si nos levantamos, hay que estudiar y sacar el país adelante, amigo.—Dijo Mauro, pasando por sobre Tiago para bajar de la cama. Pero el último nombrado, lo tomó de la nuca y acercó sus caras.

—Decime como se te cante el orto, pero "amigo", no, amigo no. 

Mauro quedó sorprendido. Solo pudo asentir.

...

—Nos vemos después, casquito.— Dijo una vez que estaba por empezar la primera clase.

—Noo, otra vez no, porfi.— Hizo un puchero agarrándolo de las manos.

—Tengo que ver a Sol, casco, en serio.

El morocho frunció el ceño sin dejar el puchero.

—Basta de esa.— Movió sus manos a la espalda baja del rubio. —Estoy seguro de que te tiene ganas, y vos sos mío.

Mauro soltó una risa.

—Ella sabe lo que pasó entre nosotros, sabe que… que bueno… yo… siento algo más… y aparte le gusta Valentino.

—¿¡Valentino!?

Mauro asintió.

—Sí, dice que le parece re fachero y todo eso. Pero vos no cuentes nada gil, si no me mata.

El morocho negó.

—No cuento nada rey.

Se miraron por unos segundos, estaban bastante cerca.

—Bueno, alejate porque acá nos ven todos.— Dijo el menor.

—¿Te puedo dar un beso?

—¡No! Acá no.

Tiago volvió con su puchero.

Mauro se puso nervioso y sonrojó.

—Dale tarado, me pongo nervioso, puto.

"Como de telenovela" | «Litiago»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora