49

276 26 17
                                    

Algunas semanas después…

La pareja en un boliche:

—¿No querés bailar amor?— Consultó Tiago con un leve puchero, tomando las manos de su novio.

—No.— Negó. —Soy un queso para bailar casquito.

—Nadie dijo que hay que venir con un título de bailarín a un boliche Mau.

—Ya sé pero… me da vergüenza.

Tiago negó con una leve sonrisa.

—¿Querés que te traiga un fernet? O lo que vos quieras.

—Dale.— Sonrió.

Tiago asintió y después de unos pasos desapareció de la vista de Mau.

El rubio se quedó mirando al resto bailar y disfrutar de la noche. Cosa que él estaba haciendo a su manera, aunque no parezca.

Pero algo lo sacó de su pensamiento: sintió un toque en su hombro. Se giró.

—¡Ey!— Sonrió.

—¿Qué hacés amigo?

—¿Qué hacés acá Rami?

Ambos rieron.

—Vine a bailar con mis amigooos.— Respondió Ramiro.  —¿Vos? ¿Con quién viniste?

—Eeeeh…— Apretó sus labios. —C-con…

—No me dijiste qué querías mi amor.

Ambos miraron al que apareció de repente.

—Buenas…— Dijo Ramiro. —Soy Ramiro, ¿Vos sos…?

—Soy Tiago, el novio de Mauro.— Sonrió. —Sí, sé quién sos porque Mau habla mucho de vos.

—Ah.— Dijo y miró a Mauro. —¿Por qué no me contaste que tenías novio? Pensé que te gustaban las chicas.

Tiago soltó una risa y Mauro lo miró serio.

—Eeem… la verdad nunca pude contarte, como que no encontré el momento.— Se rascó la nuca.

Ramiro asintió.

—No hay drama, entiendo.— Sonrió.

—Perdón, no es que no quería contarte solo que pensé que no me ibas a hablar más por eso de que soy medio trolo y…

Ramiro soltó una carcajada.

—¿Cómo no te voy a hablar más, pelotudo? Si yo te re quiero Maurito.— Levantó su mano y acarició el pelo del rubio.

Mauro sonrió.

—Yo también rama… gracias por entenderme.

Sonrieron un poco más.

Tiago se sentía definitivamente el que sobraba, entonces para dejarle un poco de privacidad a su novio se dirigió a la barra de tragos.

—¿Querés ir a un lugar más chill?— Preguntó Ramiro.

¿Más "chill"? Pensó Mauro.

—Eh… b-bueno dale.

Fueron juntos hasta un sector del lugar en donde no había tanta gente.

Se sentaron en un sillón doble.

Mauro se sentía un poco extraño.

—¿Hace cuánto estás con ese pibe?

El rubio lo miró.

—Se llama Tiago.

—Ah, sí, perdón, Tiago.

"Como de telenovela" | «Litiago»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora