12

503 46 15
                                    

—Mauro dale.

Ya habían llegado, pero Tiago seguía insistiendo mientras el rubio abría la puerta de su casa.

—Quiero entrar a mi casa, ¿Me dejas en paz por favor?— Dijo y abrió la puerta.

—Hablemos…— Rogó.

—No hay nada de qué hablar, capo.— Le dijo de espaldas a él.

—Sí hay. Mau, nos besamos, y no fue un beso cualquiera, los dos lo sabemos…

—¿No fue un beso cualquiera para vos?— Preguntó sin darse vuelta.

—Obvio que no. No lo comparo con nada, Mau. En serio… esto es especial… acá hay algo más que amistad…

Mauro se dió vuelta.

—Eso no quita que vos sigas teniendo quinientas novias.— Se cruzó de brazos.

—¡No tengo novia! Ninguna de ellas me gusta. En serio.

Mauro se quedó callado.

—¿Me vas a negar que te pasan cosas conmigo?

El más bajo lo miró a los ojos, y sin querer, movió su vista a sus labios.

—Porque yo no soy capaz de negarlo.— Continuó Tiago, mirando los labios del rubio.

Se armó una tensión sexual muy grande.

Que Tiago rompió acercándose de golpe y besando a Mauro con todas las desesperadas ganas que venía acumulando.

Lo metió a la casa, cerró la puerta sin soltar sus labios y lo puso contra la pared. Acarició su cintura muy lentamente, mientras que Mauro lo despeinaba y tocaba fuertemente la piel de su cuello y nuca.

Pero una presencia los Interrumpió.

—Yo sabía que ustedes se iban a terminar dando matraca.

Se separaron y Mauro de la vergüenza se puso detrás del morocho y cubrió su boca.

—Eeh…— Pensó Tiago. —Eh, no, o sea… yo le ví algo en… en el labio y… se lo quise sacar… una pestaña…

Fernanda asintió de brazos cruzados.

—Ahh, claro, una pestaña en el labio, tiene todo el sentido, Tiaguito.— Dijo ella.

El morocho asintió nervioso.

—¿Hace cuánto que son novios?

Mauro salió de su escondite y la miró, dejando a Tiago atrás suyo.

—¿Novios? ¿Qué flashas? Ma, fue un beso no más, pero estamos jodiendo.— Mintió sonrojado.

—Ahh, claro, ¿Se comen hasta los órganos en joda? Entiendo. Bueno, sigan "jodiendo", que yo me voy a pegar un baño.

Ambos quedaron solos.

De nuevo.

Tiago se acercó y lo abrazó por atrás.

—Perdoname, me olvidé que seguramente ella estaba acá.

Mauro suspiró.

—Ya está, ya fue. Pero hay que negarselo a toda costa.

—¿No te gusta la idea de que ella sepa que entre nosotros pasa algo más?— Preguntó apoyando su mentón en el hombro del más bajo.

—Obviamente que no. Ni siquiera yo acepto lo que pasa, Tiago. Por favor no me apures.

El morocho sonrió y besó su cuello rodeando su cintura con sus brazos.

—Obvio que no, mi rey hermoso, jamás haría eso. Si sentís que me estoy yendo a la mierda, frename, ¿Sí? Ni idea de cómo es todo esto de las relaciones.

—Y yo menos.

Ambos soltaron una risita.

—Te amo gil… espero que todo esto… no nos separe… porque me muero.— Dijo Mauro.

Tiago volvió a sonreír y se movió para besarle la mejilla.

—Nunca nos vamos a separar, Mau. Si esto no se da, que espero que no sea así, vamos a seguir siendo amigos. Te amo mucho.

Mauro sonrió y movió su cabeza para quedar muy cerca de los labios de Uriel.

Se dieron un pequeño beso y después se abrazaron.

"Como de telenovela" | «Litiago»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora