No había pasado un día. Cuando las puertas fueron abiertas, y un gran carruaje llegó con una decena de soldados. Y de ella saliera Becky Blackbell, la primogénita de el Rey, tan hermosa y vanidosa como siempre, con sus hermoso vestidos, llena de joyas en el cuerpo bajando del carruaje para enfrentarse a Damián Desmond, que la esperaba con los ojos fruncidos hacia ella, se inclino ante él.
—Su majestad, me ha llegado la noticia de que a contraído nupcias con Anya, es decir, la princesa Anya —carraspeo molesta, y se acercó a él, solo para que él le oyera—es una lástima, vale más de lo que puedes ofrecer.
—Las noticas vuelan tan rápido —sonrio con tan altanera en sus labios — es mía, y fue evidenciado ante el reino, ella ya no es heredera de estas tierras.
Becky sonrió forzadamente, volteando a la torre donde sabia era la habitación de su amiga.
—Necesito hablar con ella de inmediato. —ignoro a Damián, y apresuró el paso pero su brazo fue agarrado y la obligó a volver a su sitio.
—Usted va a hablar conmigo y de su visita sin aviso ahora mismo. —entrecerro sus ojos —nadie ha corrido la voz, y mucho menos se han autorizado cartas.
Cuando las puertas se cerraron en el despacho, ella lo enfrento, con la furia en sus ojos tan palpable que parecía que ardería todo el lugar.
—¡Maldito bastardo! Era una niña, la humillaste delante de su pueblo, te burlaste de ella mientras tú padre lo hacía también—golpeo con su dedo su pecho, queriendo abrirlo para poder matarlo, solo así su amiga sería libre —era mi hermana, no de sangre, pero tú la lastimaste. Por cada lágrima que ha derramado de sus ojos, una rama de tu sangre caerá Desmond.
—¿Esto es una declaración de guerra? —pregunto Damián, alzando las cejas—a mi padre le agradará saber que su mas grande amigo entrara a una guerra terminada por su maleducada y caprichosa hija. Es una lástima que no fueras hombre, hubieras sido excelente soldado —se alejo de ella, abriendo la puerta del lugar —si quieres ver a mi esposa está en nuestros aposentos.
La palabra nuestra le erizo la piel a Becky, pero cuando lo tuvo lejos de su vista, corrió sin decoro por el pasillo hasta subir las escaleras de la habitación de Anya, y la vio sentada en una ventana. Con sus ojos vacíos, no tenía tanto que paso todo esto, pero a ella le cayeron tan fuerte y tan brusco, que se le notaba cansada, hasta que la vio y corrió a sus brazos y llorar hasta que grito.
Cayeron sentadas en la alfombra del cuarto, mientras Becky tomaba los mechones de Anya en sus dedos y la tranquilizaba.
—¿Qué tanto te ha hecho? —tomo su rostro preocupada de que le golpeara —si veo un solo golpe...
—No—le corto Anya —nunca me ha pegado... Él ni siquiera me forzó cuando se consumo el acto, él... Él jamás me violento.
Becky se separó, y tomo su propio cabello para respirar, no había forma de que el pueblo odiara a un hombre que no forzo, ni violó a su ama, si entro boca a boca los tumores pasaban, todos sospecharian que Anya estaba enamorada de Damián. Pero era lo contrario.
—Me gusta Becky —lloro —me gusta mi marido, unas pocas casas siguen aliadas a mí, y han huido. Dime Becky... ¿de qué sirve una manzana que alguien más ya mordió?
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El atardecer se asomaba en el horizonte, y Becky se quedaría de invitada, no sabía cuánto, el problema era que entre más tiempo estuviera con su esposa, más le frustraria no saber que decían, y mucho menos porque Anya lloro cuando iba a abrir la puerta.
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Pierdes Tú O Yo
FanfictionEl reino Westalis cayó, perdió contra con sus enemigos y traicioneras casas. Toda la familia Real había sido masacrada, evitando así el levantamiento de sus casas aliadas para ascender a un Levsky de nuevo al trono. Solo una sobrevivió, y era la má...