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- Cariño, ¿seguro que lo llevas todo? - dijo mi madre por quinta vez en el día de hoy

- Que sí, pesada, además vais dentro de una semana, si se me olvida algo ya me lo llevaréis vosotros - dije harta

Pasado volaba a Tokio con mi equipo para competir en las olimpiadas. Siempre he sido una chica muy tranquila, así que no me daba nada de miedo, y nervios no tenía.

- Como no me consigas una camiseta firmada por Gavi y Pedri me voy a enfadar mucho - dijo Martí

- Enano no seas cansino, no sé ni quiénes son esos dos - le dije

- Los mejores jugadores de España ahora mismo, inculta - dijo

- Pues vaya - dije mordiendo una manzana - por cierto como con los chicos, luego vengo por la tarde

- ¿Vas a estar por ahí hasta el día antes de irte, Julia? - dijo mi padre

- Eso espero - dije, y me subí a cambiarme

La relación con mis padres era extraña cuánto menos. Solo se preocupaban por mis medallas, pero si perdía algo me liaban la de Dios. En cambio, con los padres de Lu eso era diferente, era como su segunda hija.

- Hola, ¿cómo estás? - dijo mi madre abriendo la puerta al ver a Isaac

Al menos en algo no discutíamos, y era en qué Isaac era el mejor novio que podía tener. Atento, guapo, deportista, cariñoso, educado... mis padres estaban encantados con él.

- Hola Susana, genial - dijo con la puta sonrisa perfecta que tenía - ¿Julia está ya?

- Aquí estoy amor - dije dándole un pico - luego nos vemos - dije despidiéndome de mi madre y de Martí

- Te voy a echar muchísimo de menos princesa - dijo pasando su brazo por mis hombros

- Y yo - dije haciendo un puchero - pero en una semana estamos juntos de nuevo - dije dándole un pico

- Ya, pero yo durmiendo con Marco y tú con Lu - dijo poniendo cara rara

- No pasa nada, algo ingeniaremos para que eso no sea así - dije sacando la lengua

A los pocos minutos estábamos en casa de Lucia, que vivía a escasos metros de mi.

- Hola mis vidas - dijo saludándonos con un abrazo

- Hola reina - dije

- Ahí tenéis a vuestro amigo enganchado a la play - dijo señalando a Marco

- No me puedo creer que nos vayamos pasado y prefieras jugar a la play a estar con tu novia - dije tirándole un cojín

- Calla moco, que no tienes ni idea de lo que hemos hecho antes - dijo riendo

- Cerdos - dije yo

- Juls necesito ayuda con la maleta, ¿vienes a la habitación mientras los monos juegan? - me dijo

- Lu mira - dijo mi novio mientras que le tiraba una pelotita del perro que había por el suelo y le daba en la cara

- TE MATO - dijo ella corriendo detrás de él

Nuestros días se basaban en eso, picarnos, pero llevarnos como hermanos. Éramos cuatro amigos, cuatro mejores amigos, y era increíble, porque a parte de eso, éramos pareja. Los dos mejores amigos y las dos mejores amigas, juntos desde hace 1 año y 3 meses. Ambos dieron el paso a la vez.

- Mira tía - dijo enseñándome la maleta, que la llevaba a rebosar

- Lu, eso no lo cierras ni tirándonos encima - dije riendo

- No me cabe todo, estoy en crisis - dijo dando vueltas por la habitación

- Yo también he tenido que dejar cosas fuera, me he decidido por dejar la ropa de más arreglar, total allí no creo que hagamos nada

- ¿ESTÁS LOCA? - dijo mirándome

- ¿Qué pasa? - dije confusa con sus voces

- Pues que vamos a una Villa llena de deportistas jóvenes, eso implica que cada victoria, sea del grupo que sea, se va a celebrar, ¿vas a ir en chándal a las celebraciones también?

- Pues no había pensado en eso la verdad - dije riendo - pero mismamente porque son deportistas, no creo que vayan a celebrar mucho

- Juls por dios, ¿crees que no van a ser como nosotras que aprovechamos cualquier victoria para bebernos unas copitas? - dijo riendo

- Bueno, pues si quieres facturamos otra maleta entre las dos y la compartimos con ropa de fiesta - dije

- Esa es mi chica - dijo dándome un pico

Estuvimos eligiendo la ropa que se iba a llevar Lu, obviamente con vestidos de más que a mi me encantaban y que ya le había robado en alguna ocasión. Su armario era el triple que el mío, además ella vivía sola, se independizó hace un año. Yo aún no porque mis padres pensaban que no estaba preparada. Pero tenía una habitación sola para mí en casa de Lu, esperando a que fuese capaz de dar el paso y por fin vivir las dos solas con su perrita Laika.

- ¿Qué vas a hacer con ella? - dije acariciando a su labradora blanca

- No me lo recuerdes que lloro - dijo abrazándola - nunca en estos 5 años he estado tan separada de ella

- Ni yo - dije mirándola con cara de pena

- La voy a dejar en casa de mis tíos, adora a mis primos y le dan mucho juego, se que va a estar bien cuidada - dijo

- Jo, ojalá nos la pudiésemos llevar - dije

Bajamos a comer con nuestros novios, pedimos pasta a un italiano, y después de comer nos pusimos a ver una peli para descansar un poco.

- Os vamos a echar mucho de menos - dijo Marco abrazado a su novia

- Muchísimo - dijo Isaac achuchándome a mi

- Gordis, nos vais a ver en una semana - dije

- Se me va a hacer eterna - dijo Marco

Era verdad, lo máximo que habíamos estado separados habían sido 3 días de competición que tuvimos Lu y yo en Barcelona, el resto de días siempre los pasábamos juntos, las vacaciones en la playa los 4, los viajes los 4, hasta las Navidades las pasábamos juntos, ya que nuestros padres también estaban en el mismo grupo, los de los 4.

- ¿Os queréis quedar a dormir? - nos dijo Lu a Isaac y a mi

- Puede que sí no estoy más tiempo con mis padres me deshereden - dije riendo

- Bueno, pero mañana sí, que el vuelo es muy temprano y así vamos juntas - dijo ella

- Sí amor, mi padre nos recoge y nos lleva al aeropuerto - dije sonriendo - pero ahora me voy antes de que se enfaden más aún

Me despedí de los chicos e Isaac me acompañó a casa, nos despedimos con un abrazo y mil besos ñoños y entré a cenar con mis padres y con Martí.

Mañana teníamos comida familiar, venían mis tíos de fuera, también estaba Lu, su familia y nuestros novios, para despedirnos todos.

Lo haríamos en el jardín de mi casa, que era lo que más me gustaba sin duda. Así que cené y me fui a dormir pronto, con los nervios de las despedidas y con las olimpiadas a la vuelta de la esquina.

Olimpiadas, ¿destino o casualidad?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora