Por fin se fueron todos y solo quedábamos Pedri, Lucía, Julia y yo.
El resto habían ido a sus casas o a casa de Asensio para dejarnos intimidad, incluidos Isaac y Paula, la cuál dijo que por un revolcón no pasaba nada y yo me alegré por ella, advirtiéndole de cómo era Isaac.
- Gracias por este día chicos - dijo Lu emocionada
- Aún queda algo - respondió su novio - y tú estás dentro también Juls
Juls y Lucía lo miraron extrañadas, yo sí sabía por dónde iba la cosa.
- Mañana tenéis que hacer las maletas - dijo Pedri sonriendo
- ¿Cómo? - preguntó Juls
Lucía seguía flipando.
- Desde que empecé contigo se la ilusión que te hace que nos vayamos los cuatro a las Maldivas - dijo Pedri agarrando su muslo - ahora que Juls está mucho mejor, es el momento
- ¿PEDRO GONZÁLEZ ME ESTÁS VACILANDO? - gritó Lu poniendo sus manos en la boca
- ¿CÓMO? - repitió Juls alzando la voz e igual de emocionada que su amiga
- Pues eso, que en dos días nos vamos los 4 a las Maldivas - concluyó Pedri
Se escucharon gritos y ambas se lanzaron a abrazarnos y a comernos a besos.
- Mil gracias de verdad - balbuceó Lu con las lágrimas a punto de salir - Y NOS VAMOS LOS 4
Lu y Juls se abrazaron y los dos tontos enamorados casi lloramos porque nos recordó a cuando las conocimos, cuando eran uña y carne.
Aun teníamos algún efecto de alcohol en el cuerpo, pero nos pusimos a recoger todo el lío que habíamos montado para mañana no arrepentirnos.
- Espero que prefieras esto a tu viaje a Paris - susurré a Juls cuando estábamos solos
- También te prefiero a ti - dijo tímida
Joder, la adoraba.
- Nosotros nos vamos a dormir - dijo Pedri bostezando cuando dejamos todo medio decente
- Demasiadas emociones por hoy - dijo Lu abrazando su cintura
- No hagáis ruido parejita - les dije
- Ni vosotros - dijo Lu guiñándome el ojo
Cabrona.
Subieron las escaleras y Juls fue al baño a desmaquillarse mientras que yo terminé de fregar algunos vasos, cuando sentí unos brazos rodeando mi cintura.
- No me creo que nos vayamos a las Maldivas - dijo besando mi espalda desnuda
Me giré para mirarla y estaba preciosa, llevaba una camiseta mía que le tapaba lo justo.
- Siempre nos decíais que queríais ir - dije abrazando su cintura
- Sois geniales Pablo - sonrió y se acercó a mi boca para besarme
Fue un beso lento y suave, pero era la única tía que con un simple beso me ponía cachondo.
El beso comenzó a subir de temperatura, y nosotros también, bajó con sus labios hasta mi cuello y se pegó tanto a mi erección que seguro que podía sentirla.
- Como sigas voy a perder el control - jadeé a milímetros de su boca
- Eso quiero - respondió firme
- ¿Estás segura de esto? - pregunté
- Nunca he tenido tan claro algo como a ti - dijo ella
Joder.
Agarré su mandíbula para volver a besarla y fue cuando nos descontrolamos del todo. Subió con sus piernas a mi cintura y yo sentía que iba a explotar.
Caminé con ella hasta el sofá y se puso a horcajadas sobre mí, devorándome. La tumbé y me puse encima, besando su boca y bajando hasta llegar a sus pechos.
Con un movimiento rápido desaté su bikini dejando al aire libre sus pechos, los cuales manoseé y chupé a mi maldito antojo. Sus gemidos inundaban el salón y era música para mis oídos.
Bajé dejando besos húmedos hasta llegar a su parte íntima y la miré a los ojos, ella sonreía y asentía y me volví más loco aún.
Bajé su braguita y me deshice por completo del bikini amarillo que me llevaba todo el día haciendo perder la cordura. Llevé mi boca hasta su punto débil y no sé si le gustaba más a ella lo que le estaba haciendo o a mí escucharla gemir.
Introduje un dedo y sentir lo húmeda que estaba me hacía perder el control y querer entrar en ella y reventarla, pero antes quería hacerla disfrutar.
Introduje otro dedo y los movía a ritmo consistente mientras que con mi boca absorbía y lamía su punto débil.
- Pablo, voy a... - murmuró antes de estallar contra mi boca
Me chupé los dedos y volví a sus labios. Su mirada era tan penetrante que me podía correr solo con mirarla.
Fue su turno y en dos segundos la tenía bajando a mi dura erección, me miró a los ojos antes de introducirla en su boca y yo sentí que estaba en el puto paraíso.
Chupaba a un ritmo jodidamente impresionante, mientras que yo la agarraba del pelo para que llegase hasta el fondo.
Cuando noté que estaba a punto de correrme agarré su nuca y la puse en cuatro, dejándome ver el puto monumento que era.
- Madre mía - murmuré al verla
Ella soltó una risita tímida y le agarré de la cintura para entrar en ella de una sola estacada. Nuestros gemidos rebotaban por todo el salón y solo esperaba que Pedri y Lu estuvieran haciendo lo mismo para no escucharnos.
Llevaba un ritmo firme, y cuando noté que ambos estábamos a punto de llegar le agarré de los pechos para pegar su espalda a mí y que así nos sintiésemos más aún si era posible.
- Joder Julia - gemí en su cuello
Fue ella la primera en llegar al orgasmo y me sacó de su interior para sentarme en el sofá y ponerse encima de mi.
Se la introdujo y movió sus caderas a un ritmo con el cuál iba a tardar dos segundos en correrme, mientras que me besaba el cuello y gemía mi nombre sin parar.
Llegamos de nuevo al orgasmo esta vez los dos juntos, y juro que lo que sentí no lo había sentido en la vida.
Nos quedamos unos minutos así, aun jadeando y con mi pene dentro suya, intentando recuperar la respiración.
- Dios mío - murmuró sobre mi pecho
Salí de ella y tiré el preservativo, me puse unos calzoncillos y ella ropa interior, y nos volvimos a acurrucar en el sofá.
- Increíble - dije acariciando su pelo
- Me vas a volver loca, Pablo - susurró
- Yo ya lo estoy por ti, Julia - dije besando su frente
Me quedé observándola mientras que se fue quedando dormida sobre mi pecho, y supe que era la niña a la que quería a mi lado toda la vida.
Cuando su respiración sonó algo más fuerte y relajada supe que se había dormido, y la cogí para llevarla a la habitación, tumbándome a su lado y deseando que esta noche fuese el principio de todo.
Estaba jodido por ella.
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Olimpiadas, ¿destino o casualidad?
FanfictionJulia, 18 años, gimnasta artística desde los 7 años. Tras la presión del sueño frustrado de mi madre de nunca consiguió llegar a lo más alto, mi nombre y el de mi mejor amiga Lucía sonaban como el futuro español en gimnasia rítmica. Las jóvenes prom...