El fanfarrón ha agredido a su princesa en el hocico. Otra vez.
Ya es la quinta vez que los atrapa está semana, así que empieza a creer que tienen un problema.
Especialmente su jinete.
Su jinete, que se derrite cada vez que ve al fanfarrón y que no ha querido volar por cuatro lunas. Es como si estuviera poseída. O como si le gustará ser agredida.
A su princesa le gusta tanto que la golpeen en el hocico que busca al fanfarrón y se escabulle con él cada vez que tiene la oportunidad. Tal vez sea masoquista. O algo peor.
Syrax está casi completamente segura de que es masoquista de cualquier forma, porque aunque no puede verlos correctamente porque él la sigue cubriendo con su diminuto cuerpo sin alas, ella sigue chillando, tendida en la arena blanca. Y no corre, a pesar de que suena tan doloroso.
Y a ella parece que le gusta.
Su jinete es extraña. Pero no puede culparla, porque ha estado rodeada por criaturas raras por tanto tiempo que algo ha debido de pegarsele.
Pobrecita.
Bueno, no tanto. Ella parece disfrutarlo. Mucho. Syrax puede sentir su emoción desbordarse a través del vínculo con tanta fuerza como para derribarla en pleno vuelo. Y que sea feliz es lo que cuenta.
Aunque sea con el fanfarrón, con su estúpido dragón que no la deja en paz cada vez que la ve volar.
Syrax tan solo espera que no tengan crías. Syrax realmente, realmente espera que no haya más cachorros, porque ya esta un poco harta de que pequeños mocosos la golpeen en el hocico cada vez que su jinete cumple con la tarea de presentarlos ante ella.
Syrax espera que el fanfarrón se deshaga de su molesto dragón, también. O de lo contrario, tendrá que lanzarse en picada hacía el mar y zambullirse hasta que no pueda respirar.
¿Su princesa se enojaría con ella si mata al dragón del fanfarrón por salud mental?
Sí, tal vez. Pero sí tiene que vivir con él, el enojo por un tiempo es una pequeña cuota a pagar.
Mientras tanto, el fanfarrón continúa golpeando a su jinete en el hocico, aunque ya no puede verlos. Seguramente han huido para aparearse, aunque se supone que el fanfarrón ha perdido a su compañera hace poco.
Debe estar desesperado por tener crías y asegurar su especie.
No lo culpa a él tampoco. Su jinete tiene cachorros bastante decentes. Todos sanos y robustos para ser tan vergonzosamente pequeños y no saber escupir fuego, así que es la candidata ideal para hacer el trabajo. Y ella parece muy emocionada por cumplir con la tarea. Syrax casi puede oírla cantar y latir a través del pulso de su vínculo.
Incluso sin eso, podría saberlo; ser silenciosa no es algo en lo que su jinete sea buen estos días, y parece que duele, a juzgar por el volumen en que se está quejando. Syrax puede oírla a tantos metros de distancia que es vergonzoso. Pero su jinete todavía no escapa.
Es una cosa sin escamas tan rara.
Pero aún así la quiere. Porque es dulce y le consigue a las mejores ovejas que puede desear.
Solo espera que el fanfarrón no la rompa, porque entonces tendrá que incinerarlo, e incluso con eso no conseguiría de nuevo a alguien que le proporcione pescado fresco cada giro de luna, nunca más.
"Oh, Daemon, sí, sí....¡SÍ!".
Maldita sea, su jinete necesita aprender a soportar las agresiones con un poco más de empeño.
"Ven conmigo, Rhaenyra. Ven para mí" escucha que dice el fanfarrón, pero al menos tiene la sensatez de hacer menos ruido.
Tal vez no sea tan malo. Su jinete podría aprender algunas cosas sí es que tendrá cachorros con él.
"DIOS, TÍO, MÁS FUERTE".
Sí, ella tiene mucho que aprender de él, y hasta entonces, Syrax va a asegurarse de volar tan a menudo y tan lejos como pueda hasta que lo haga.
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The House Of The Dragon. ‖ One Shorts.
FanfictionColección de drabbles y one-shots desde la perspectiva de algunos personajes de The House of the Dragon. Algunos compatibles con el canon, y otros no. Algunos relacionados, y otros no. Pero todos creados desde el amor.