Malinterpretaciones.

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Habían pasado un rato en silencio, los segundos se sentían eternos en ese abrazo.

- Luzu, ven... Creo que necesitas sentarte.-

El castaño asintió con la cabeza, y aunque el azabache no podía verlo, lo había sentido.

El pato caminó con cuidado hasta el sofá, y al estar allí, le sentó.

- ¿Quieres algo? ¿Cómo estás?-

El castaño había secado sus lágrimas a ese punto, se encontraba mirando al suelo nuevamente.

- Quackity...¿Puedes traerme un vaso con agua?-

El chico asintió, se dirigió rápidamente a la cocina, y volvió igual de rápido, sosteniendo un vaso lleno de agua. El cuál le entregó al castaño.

- Gracias.-

La conversación no era demasiada, el azabache se sentó al lado del mayor, dando suaves caricias en su espalda para reconfortarle.

- ¿Podemos hablar de lo que pasó recién?-

El mayor volteó lentamente hacia el pato, soltó un último suspiro, dió un sorbo al vaso y se preparó para hablar.

- Creo... Que la persona que amo, no me ama.-

El silencio tenso fue lo único que quedó en ese instante. Aunque no le gustara al azabache, no había mucho que pudiera hacer en ese momento.

- Es un pendejo si no ama a un chico como tú, eres demasiado bueno para este mundo.-

Fue lo único que dijo, antes de abrazarle de vuelta, manteniéndose cuidadoso de no volcar el vaso.

El castaño había abierto los ojos, estaba sorprendido por aquel comentario. Ni siquiera había notado que se encontraban abrazándolo.

"¿Se... Se acaba de declarar?" Pensó.

En la mente del azabache, solo pasaba la idea de ayudar a su amigo, y hacerlo sentir mejor respecto al tema, que él sabía, era algo delicado.

Sin embargo, en la mente del castaño, las cosas sucedían diferentes.

Recordaba las palabras de su amigo, Alexby.

"¿Me corresponde?"

Si lo que el oso decía era verdad, eso significaba que había perdido por completo al amor de su vida.

"¿Tengo la oportunidad de enamorarme de nuevo?"

Fue lo último que pensó, antes de dejar de lado el vaso y abrazar al menor.

- ¿Quieres desayunar algo?-

El castaño asintió.

- Si hay algo que necesito en este momento, es tu comida.-

El azabache sonrió, se dirigió a la cocina para servir los platos, y llevarlos a la mesa.

Mientras tanto, el castaño se apresuró a sentarse.

En su mente se repetía una y otra vez la frase del pequeño pato, lo único que podía hacerle sentir mejor, era pensar que ahora tendría un nuevo amor.

Pero incluso así, una parte de él no quería soltar a su antiguo romance.

- Aquí tienes.-

Dijo el azabache con un tono bajo, mientras colocaba el plato frente a él.

- Gracias, Quacks.-

El castaño dirigió su mirada hacia él, observando cada movimiento del contrario.

Bitter-ChocoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora