Charla.

388 56 6
                                    

Quackity se sentía mucho mejor.
Ahora que finalmente había comido y curado su ala, estaba mucho más feliz.

— ¿Disfrutaste la comida?—

— ¡Mucho! Jamás había probado algo tan delicioso, gracias Lusu.—

— Es Luzu... Y bueno, me alegro que te guste. También le gustaba mucho a...—

Se quedó callado, eso llamó la atención del menor.

— ¿A quién?—

El chico ladeó la cabeza con curiosidad.

— A nadie, mejor siéntate un rato en el sofá, necesitas reposar, lavaré los trastes.—

Se levantó rápidamente de su asiento.

— ¡No! Yo quiero hacerlo, me diste comida gratis, y de paso me curaste, es lo mínimo que podía hacer para agradecerte.—

— Que no, No necesitas agradecer Quackity. Está bien. Solo ve a sentarte, también me vendría bien despejarme un poco limpiando.—

Estaba en casa ajena, no podía hacer más que obedecer.

— En serio quiero agradecertelo...—

Dijo con un tono más bajo, mientras se dirigía al sofá. El castaño también se levantó de su asiento, tomando los platos y yendo a lavarlos.

— ¿Quieres agradecerlo?—

- ¡Si, quiero! ¿Si hay algo que pueda hacer? Nada más que no sea nada raro, wey.-

El castaño rió por eso, mientras seguía limpiando. Le parecía chistosa la forma en la que el menor se expresaba.

— Calmado hombre, que no es nada raro. Es solo que... Hace mucho que no me divertía tanto, llevo un tiempo viviendo solo, y... ¿Sería mucho pedir que te quedes conmigo? Aunque sea un tiempo, en lo que buscas un nuevo hogar.—

Al chico eso le sorprendió, podría imaginarse todo tipo de peticiones, excepto esa.

— ¿Estás seguro? ¿Eso es todo lo que quieres?—

— ¡Sep! Solo eso. No hay nada más que quiera, pero me siento muy solo, y un compañero de casa como tú me vendría increíble.—

El chico se levantó y se dirigió hacia el castaño.

— ¿A qué te refieres con "como yo"? ¿No soy normal para ti?—

El castaño volvió a reír.

— ¿De qué te ríes cabrón?—

— De que estás muy a la defensiva, ¿Aún no te convenzo de que no pienso hacer nada? Solo estoy lavando trastes, tú lo ves como si fuera a hacer un monstruo de jabón que te ataque.—

— ¡No digas pendejadas!—

El azabache estaba avergonzado, tenía razón. El castaño no le había dado ningún indicio de ser peligroso, incluso lo había ayudado más que otras personas, se lamentó por estar tan agresivo con él.

— Bien... Lo siento. Estaré más calmado...—

El castaño miró curioso al azabache, pero no hubo más respuesta. Finalmente había terminado de lavarlos, se acercó mientras sacudía sus manos para quitar el agua de exceso, luego revolvió el cabello del menor.

— ¿¡Que pedo!? ¡Oye wey, con mi gorro no!—

— ¿No que te ibas a calmar?—

Preguntó con diversión el castaño, mientras iba al refrigerador por dos sodas, le entregó una al menor, que ya no respondió. Y abrió la otra.

— Cálmate Quacks...¿Puedo decirte así?—

— ¿Quacks? Pues de apodo siempre me dicen Big Q... Pero si tú quieres.—

— Genial, entonces serás Quacks.—

— Pero déjame decirte Lusu.—

El castaño sonrió, mientras acercaba la botella.

— Bien. Me parece justo.—

Ambos rieron, mientras el castaño comenzaba a beber.

Solo tuvo que pasar un rato, ambos habían ido a sentarse, platicaron cosas sobre ellos, anécdotas, y Quackity se sintió más libre de contarle al castaño su situación. Le explicó a mejor detalle, mientras el castaño lo miraba.

El castaño sintió cada vez más lástima, creía que el menor sería una gran compañía. Le gustaba su forma de hablar, se sentía cómodo a su lado. Algo que no le había pasado desde hace tiempo con otras personas, no desde su última relación.

— Lo lamento Quacks... Suena a que la pasaste muy mal, pero hey, ahora estás aquí. Te ayudaré a comenzar de nuevo, puedo presentarte gente y esas cosas, creeme, irás mejorando.—

— ¡Que bien! Está anocheciendo...¿Podemos empezar mañana?—

— De hecho no... Por lo que me contaste, la publicación tenía muchas vistas, y creo que estarás en peligro si te ven salir o entrar de la casa, lo mejor será que te quedes oculto hasta dentro de unas semanas. Trataré de que no te aburras, traeré todo tipo de cosas que te gusten.—

El azabache pensaba en lo que el mayor decía, sonaba bastante convincente, realmente estaba agradecido con el castaño, si no fuera por él, seguramente estaría siendo perseguido por varias personas.

— Ay... Tienes razón, Lusu. Entonces no saldré.—

— ¿Quieres algo ahora? Antes de que cierren todas las tiendas.—

— ¿Puedes...traerme un chocolate?—

El castaño arqueó una ceja.

— ¿Un chocolate?—

El menor sonrió y asintió.

— Si, quisiera uno, por favor. Si no es mucho pedir...—

— De hecho es muy poco, pensé que querrías más cosas.—

— ¿Pido la tienda entera?—

— Vale, vale. Ahora vuelvo con tu chocolate.—

El mayor se colocó su chaqueta y salió de la casa, cerrando la puerta tras él.

— Lusu es demasiado bueno... Que suerte tuve de cruzarme con él.—

Susurró para si mismo el azabache.

Bitter-ChocoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora