Capítulo 5

0 0 0
                                    


Al final terminé pasando todo el fin de semana en casa de Lily, poniéndonos al día de nuestras vidas, ella contándome lo que pasaba con su profesor y yo explicándole como me había afectado ponerle cara a Alan.

Ella no tardó en encontrarle en redes sociales y pedirle solicitud.

¿FBI quién te conoce?
 
Y el viernes no tardó en llegar, lo que significaba que volvería a ver a mi editor.

Lily no había parado de repetir que era una cita, no es una cita es una reunión por trabajo.

Pasé toda la mañana tomando clases, comí en la cafetería del campus y volví a la última hora de clase antes de ir a la editorial.

Lily
Suerte en tu cita.


No es una cita.
Suerte tu en la tuya.

Lily
QUE ES SOLO UNA REUNIÓN PARA AYUDARME A CONSEGUIR UN TRABAJO.

Guardé el teléfono en el bolsillo trasero del pantalón y agarrando el asa del bolso donde guardaba el portátil entré en el edificio.

Esta vez la persona en recepción no era la chica mona que había visto las dos primeras veces que había estado aquí, sino un chico bastante joven, el cual parecía tan nervioso que me daba pena interrumpirle, pero debía hacerlo.

Cuando ya estaba a tres pasos de él tanto mi salvación como la suya, ya que al verme acercarme a él se había puesto aún más nervioso, en forma de un editor que acaba de entrar por la misma puerta de cristal por donde yo entré minutos antes.

Estaba hablando por teléfono cuando me vió y sonrió para dirigirse a mi.

Al llegar a mi altura me susurra un saludo mientras aleja el móvil de la boca y oreja y tras un movimiento de cabeza me rodea los hombros con un brazo para dirigirnos a su despacho. Cuando paso por delante del chico de recepción, quién nos mira con sorpresa al igual que la mayoría de la gente en ese lugar, le saludo sacudiendo la mano para despedirme.

Estando ya delante del ascensor terminó una llamada y giró la cabeza para verme aún sin quitar el brazo de mis hombros.

-Siento no haber podido saludarte en condiciones antes, ya sabes una de esas en las que, como dices tú, son todos unos estirados.

Reí.

-Entonces tu eres uno de esos estirados inaguantables.

-¿Te parezco insoportable? Tomo nota.

-Nunca has oído lo de que siempre hay una excepción. Tu lo eres.

El ascensor por fin llegó y Alan me hizo pasar primero mientras me ponía la mano en mi espalda baja. Estando los dos ya dentro pulsó el número 5 y me miró.

De reojo vi que algunos trabajadores nos seguían mirando sorprendidos.

-¿Qué tal las clases de estos días? Siento no haber podido hablar contigo.

-Podía haber estado mejor la verdad. Mis compañeras de piso volvieron a hacer una fiesta.

-Por tu voz no dormiste en tu cama ese día ¿verdad?

- Dormí con Lily, tuve que aguantar las fantasías que se ha creado sobre nosotros pero en el fondo todo bien.- ¿Acabo de decir eso en voz alta? Mierda, mierda, mierda y más mierda.

-¿Fantasías? ¿Qué tipo de fantasías?

Y ahora quiere bromear a mi costa.

-Emm.. mmm... Del tipo que me da vergüenza decir en voz alta.

-¿De las que conlleva mucho calor, poca ropa y mucho amor?- mientras lo decía se iba acercando a mi y yo no me apartaba.

Mi cara, eso sí, debía ser un tomate porque el calor que sentía en ese momento no era normal.

Ahora estábamos separados por unos centímetros y tuve que levantar la cabeza para poder mirarle a los ojos.

-¿O del tipo en el que acabamos matandonos?

-Del que implica mucho sudor y movimiento.

-Ambos pueden implicar eso Rory.

Agachó la cabeza, ahora nuestras caras estaban más cerca, tanto que con únicamente ponerme un poco de puntillas nos besaríamos.

-Sanes que hablo de la primera- y cuando su mano me sujetó una de mis mejillas y yo junte, por apenas un segundos, nuestros labios las puertas del ascensor se abrieron y nos tuvimos que separar.

Dos Meses Juntos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora