One-shot II: Holding hand

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Conforme pasan los años y a medida que vamos creciendo, perdemos ciertos hábitos, gustos y ciertas costumbres que uno adquiere en la infancia, pero al parecer, entrar al club de la adolescencia trae consigo tanto privilegios y libertades como también algunos límites, después de todo, hay tantas cosas que parecen raras aún para los adolescentes más particulares.

Claro, es común que ser adolescente implica dejarse llevar y experimentar todo lo que una persona en esa etapa de la vida debe hacer: ir a fiestas, bailes escolares, seguir las modas y últimas tendencias, aunque algunas de esas cosas tienen sus propios contrastes, al parecer los colores brillantes y la alegría no combinan con lo gótico y los tatuajes temporales por más cool que sean no dejan de ser lo que son, temporales y falsos, el vello facial únicamente se considera aceptable si uno lo deja crecer lo suficiente.

No obstante, lo que más importan son aquellas pequeñas cosas a las que nunca renunciarás esas cosas que por más simples que sean, te niegas a dejar ir porque sin ellas, tu vida no tendría sentido.

Los lunes siempre eran días difíciles, no solo porque indicaban el comienzo de la semana, sino especialmente durante el horario escolar, pero este día fue más difícil que los anteriores, las clases ya habían terminado ese día por lo que Malcolm y Reese decidieron hacer una pequeña carrera hasta la parada de autobús, una vez que llegaron se quedaron ahí esperando en silencio el autobús mientras los otros estudiantes estaban jugando o simplemente hablando entre ellos, pero de repente todo ese ruido fue reemplazado por el estruendoso autobús aproximándose a la preparatoria North High.

Apenas el autobús se detuvo frente a la parada, todos entraron y se apresuraron a tomar asiento antes de que el autobús arrancara, Reese se fue a la parte de atrás mientras que Malcolm estaba solo en la parte delantera del autobús. Hubiera querido tener amigos con los cuales hablar pero, desafortunadamente, la mayoría de ellos eran Krelboynes y algunos de ellos no estaban ¿cómo decirlo? algunos de ellos no estaban acostumbrados a viajar en autobuses y simplemente no les gustaba tanto el autobús escolar por varias razones (gérmenes, los bullies, etc.) por lo tanto, Malcolm estaba solo mientras que su hermano mayor estaba en la parte de atrás hablando con otros chicos de por ahí.

Sin embargo, en cierto modo, no le importaba porque estar solo significaba que podía organizar sus pensamientos durante el viaje de regreso a casa. Enfocó sus ojos en la ventana, se recargó en ella y vio pasar manchas de colores, apenas podía distinguir lo que había en el mundo exterior por lo rápido que se movía el autobús o tal vez... solo era él.

Después de unos largos y tortuosos minutos de viaje, el autobús se detuvo cerca de su casa, bajaron y sin que alguno de los dos dijera algo miraron de reojo en busca de algún espectador indeseado, también les resultó un poco raro que Dewey no llegara a casa aún pero eso no era lo importante, y en ese pocos metros que los separaban de la entrada de su casa, se tomaron las manos sintiendo esos pocos centímetros de piel y calor, Malcolm no pudo evitar morderse el labio, ese sentimiento volvió; esa extraña sensación reconfortante que hizo que sus mejillas se sonrojaran, miro a Reese, él lo miro, sabían que no era necesario decir nada, sabían que soltarían sus manos otra vez tan pronto como la puerta de ese infierno disfrazado de casa estuviera frente a ellos, entraran para recibir algunos regaños de su madre y seguir con su rutina como si nada hubiera pasado.

Sujetaron sus manos con fuerza, deseando que el tiempo se extendiera un poco más, tan solo un poco, no era tan difícil de pedir. No se dieron cuenta pero ya habían llegado a la puerta, soltaron sus manos una vez más pero una sonrisa se dibujó de nuevo en sus rostros, después de todo, otra de las pequeñas cosas a las que se niegan a renunciar es tener que escapar de su cama en medio de la noche a los brazos del otro. 

Flufftober Wilkercest 2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora