One-shot X: Drunk confession [ligero +18]

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Nota: Ligeramente situado en el primer episodio de la séptima temporada de "Malcolm in the Middle", en el one-shot "S07E01 Burning Man alternate ending" de milkpuppy [del cual tengo hecha una ilustración].

Dedicado a AcidLady.

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Reese era de salir a fiestas, se divertía, bebía solo o en compañía de algunas chicas, mientras que Malcolm era más un bebedor de closet. Claro, no niega que a veces bebía cerveza con sus compañeros de preparatoria pero sus reuniones o fiestas no eran tan concurridas y ruidosas como a las que solía asistir su hermano mayor.

Como siempre, ahora estaban juntos, lejos de todo en un lugar donde podían ser ellos mismos: el festival de Burning Man. El rostro de Reese mientras observaba esa fogata desatendida que brillaba en el cielo nocturno no tenía precio, Malcolm guardaría esa imagen para sí mismo con gran satisfacción. Detrás de ellos, apoyada en la arena y con la tapa superior abierta había una hielera con nada más y nada menos que botellas de cerveza, no de las baratas sino las de mejor marca que solo se podían obtener de contrabando. Estaba fría como si la hubieran sacado de una nevera, como niños en una dulcería no dudaron en tomar una de las botellas, luego otra y otra...

Una, dos, tres, hasta cuatro botellas fueron las que consumieron o al menos eso calculó Malcolm antes de empezar a eructar como loco. No era un simple refresco ni agua embotellada, su cuerpo pedía a gritos más alcohol y en una de esas charlas características de ebrios que él y Reese no tenían muy seguido, surgieron varias cosas: gustos, disgustos, compañeros, ex novias y otras cosas más. Ambos hermanos permanecieron sentados frente a aquella fogata que no paraba de chisporrotear, Reese de vez en cuando se levantaba y como podía se acercaba a la hielera para buscar otra cerveza cada vez que se vaciaban las botellas.

-¿Una más?-preguntó Reese a su hermano menor, agitando la botella de cerveza frente a él.

-¡Sí, gracias!-exclamó Malcolm para luego tomar la botella. Las botellas vacías yacían esparcidas por la arena, pero no podía importarles menos, la luna comenzaba a asomarse y los dos descansaban en la arena uno junto al otro.

-¿Sabes? edtrañaba mucho esto-dijo Reese con un tono soñoliento-ha pasado un tiempo desde que sadimos tú y yo, Malc...-

-Yo también-de repente, la expresión en el rostro del menor se borró y Reese pudo darse cuenta de eso.

-¿Pasa algo hemano?-los dos comenzaron a reír a carcajadas cuando escucharon (un poco tarde) como empezaban a arrastrar las palabras.

-N-no es nada... no me enta más cerveza... me madeo...-dijo Malcolm, se puso de pie, camino zigzagueando y tambaleándose como un típico ebrio y sin poder contener la vergüenza de las arcadas, vomitó dejando lo que había comido hacía unas horas, Reese lo observó y casi se quedó sin aire por la risa, sonrió victoriosamente, ganando una vez más al ser el único que no había vomitado.

Caminando de nuevo hacia la fogata, su hermano le entregó otra botella y Malcolm la aceptó sin resistencia, usando un trago para quitar el mal sabor de boca, lo que terminó por hacer reír aun más a Reese. Eran una de esas ideas que parecen buenas cuando estás al límite, después de hacer eso se dejó caer sobre la arena fría, permitiendo que sus ojos vagaran más allá de las llamas anaranjadas y se elevaran al cielo nocturno. Los puntos definidos parpadearon a modo de confort mientras Reese buscaba otra botella de cerveza y la abría.

-¿Sabes? leí en algún lado que el alcohol en exceso te mata-comentó Malcolm sujetándose el estómago.

-¡Es podeso que yo ya no leo!-respondió Reese con su rostro un poco rojo de tanto reír.

Cuando finalmente decidieron dejar de reírse (al menos su risa cortaba el tenso ambiente) era tarde en la noche y la luna estaba en su punto más alto, Malcolm arrojó algunas ramas secas a la fogata para avivarla y poder calentarse un poco más. Reese llevó sus rodillas hacia su pecho antes de envolver uno de sus brazos alrededor de sí mismo, de repente, con su mano libre tomó la de su hermano menor, llamando su atención. La sonrisa en el rostro de su hermano mayor se había ido, la botella que había abierto descansaba junto a él en la arena y sus ojos se encontraban cerrados. En ese momento, Malcolm no estaba seguro de si su hermano movía la cabeza con la música que venía de lejos, donde estaba la gente que había ido a pasar los dos días del festival o era él que todo le daba vueltas debido al alcohol. Luego giró su cabeza hacia él. sus ojos estaban entrecerrados, tenía un profundo sonrojo en el rostro producto del alcohol y el característico color verde de sus ojos desprendía un brillo llamativo y provocador como pocas veces se veía, pero hasta el día de hoy todavía estaba convencido de que todo había sido producto de su imaginación. Mariposas revoloteaban en su estómago... o tal vez más de su cena, no lo pudo identificar.

-Me alegro de que hayamos hecho esto...-Reese se volteó hacia Malcolm, el cálido resplandor de la fogata iluminó su piel pálida. Una sonrisa complaciente se dibujó en su rostro; no obstante, tenía un aire de inocencia y su voz por un momento se transformó en la de alguien sobrio-creo que debería intentar hacer esto ahora... al menos aquí nadie podrá juzgarnos-

-¿Qué tienes en mente? ¿de qué rayos estás hablando?-dijo Malcolm sintiendo el pánico en la voz, solo se río con ternura y observó sus manos apoyadas en la arena.

-Ya sabes como soy con las palabras. Creo que será mejor que te lo muestre-no tuvo que terminar su frase, Malcolm simplemente dejó a un lado su media botella de cerveza, con ambas manos tomó el rostro de su hermano mayor y lo atrajo hacia él para besarlo, presionando sus labios contra los suyos. Reese trató de jadear pero terminó besándolo, toda la situación se sentía tan surrealista, esa parte con la que Malcolm había llegado a estar de acuerdo, aquella que le decía lo repugnante que era, se calló lentamente. Cuanto más tiempo sentía el calor del cuerpo de Reese, más pronto se dio cuenta de lo mucho que había deseado esto. En algún lugar enterrado en su interior, Malcolm aceptó que amaba a su hermano en formas que no sabía que eran posibles, de pronto, un interruptor se encendió en su mente, colocó sus brazos alrededor del cuello de Reese besándolo con la intensidad y la pasión de un millón de supernovas quemándose. Se movió hacia su regazo sin dejar de besarse ni por un segundo, ambos podían sentir el sabor a alcohol, deseo y algo moralmente incorrecto pero que quería salir de sus mentes por mucho tiempo. Burning Man era el lugar indicado y esa fogata su testigo ¿y la cerveza? su elixir de valentía. Con los ojos cerrados de golpe, Malcolm pudo sentir las ásperas manos de su hermano recorriendo su cuerpo, apretó sus caderas con fuerza, forzando un gemido femenino a salir por las grietas de su laringe, obligándose a su mismo a separarse de inmediato-te amo-logró decir Reese una vez que se separaron, viendo a su hermano menor profundamente a los ojos.

Algunas cosas cambian, pero a pesar de que estaban ansiosos, no hicieron más que besarse un rato más y luego se quedaron dormidos.

Por la mañana se despertarían con una tremenda resaca y con Malcolm plenamente consciente de lo incómodamente ajustados que estarían los shorts de Reese en su viaje de regreso a casa, pero después de una noche tan calurosa, las cervezas les sentaron bien. La fogata comenzó a perder intensidad pero a pesar de todo seguía emanando chispas, feliz por el encuentro de aquella inusual pareja y por haber sido testigo de su confesión de amor. 

Flufftober Wilkercest 2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora