One-shot XXII: Watching the sunset

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Francis Wilkerson era un hombre lleno de secretos, con un pasado cuestionable, misterioso y con muchas historias que seguramente nunca le contaría a Piama ni a sus hermanitos, bueno, llamarlos así ahora era solo un apodo que usaba con ellos ya que uno de ellos acababa de cumplir dieciocho años. Efectivamente, era un hombre de mentiras y casi un experto en ocultar cosas, tuvo que hacer tantas cosas impensables en el pasado que de haber sido descubiertas en su momento, probablemente estaría pasando el resto de sus días en prisión.

Así que, podía detectar una mentira o un secreto a kilómetros de distancia, estaba en su naturaleza como exrebelde, ya que analizar y descifrar el comportamiento de las personas era lo básico y necesario para poder manipular y engañar a quien quisiera, por supuesto, nunca hizo eso con Lois porque siempre estaba un paso por encima de sus hijos.

Los había estado observando de reojo durante varios días, Francis no había visitado a su familia en mucho, MUCHO tiempo, por eso todo parecía tan... extraño... y desconocido ahora. Claro, su madre seguía siendo un malvado monstruo autoritario y su padre aún adoraba el suelo que ella pisaba, Dewey seguía siendo el mismo niño ingenuo y también un poco inocente, pero algo estaba... mal con ellos, especialmente entre Reese y Malcolm.

Ahora bebía una soda fría y miraba a sus hermanos sin discreción, cada movimiento de sus cuerpos, los coqueteos que se hacían en voz baja, cada risa, cada gesto mientras los tres esperaban juntos una puesta de sol más en el techo de su casa. No, no era un secreto para él ni era mentira pero desde esa tarde hacía un par de años, Francis se dio cuenta de que sus hermanitos no se podían llevar tan bien, ya no bromeaban, no peleaban por querer salir con la novia del otro, es más, ni siquiera mencionaron en ningún momento que estaban saliendo con una chica. También pudo ver un comportamiento que estaba un poco más fuera de lo común y más de lo que debería; sin embargo, prefirió guardárselo y no comentar nada.

Justo en ese momento, mientras entrelazan sus manos, mientras el sol comienza a ocultarse en la distancia, mientras Malcolm y Reese creen que nadie está mirando unen discretamente sus labios en un beso al tiempo que la noche comienza a caer.

Francis, como siempre, no dijo nada, solo los miro y sonrió, luego dirigió su mirada hacia el horizonte jurándose a sí mismo que haría todo lo posible por no mencionar o revelar la relación obviamente enfermiza de sus hermanos y de alguna manera, eso sería él, un testigo anónimo junto a la luna que se elevaba lentamente. 

Flufftober Wilkercest 2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora