One-shot XVI: Bedsharing [+18]

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Malcolm se despertó sintiendo su cuerpo pesado, su cabello era un completo desastre, apenas podía moverse de la cama, podía sentir su corazón latir con fuerza en sus oídos y su respiración aún era irregular, pero no podía recordar si alguna vez se había sentido tan... relajado.

Era una fría mañana de invierno, el viento y la nieve azotaban con fuerza el techo y las ventanas de la casa, la noche anterior fue una de esas ocasiones en las que se levantaban en silencio, tratando de no despertar a sus padres y mucho menos a Dewey, reflexionando sobre lo bien que la pasaron horas atrás. En sus cuerpos llevaban las señas del otro grabadas con besos, con el paso del tiempo y a medida que crecían, esos besos dejaron de ser inocentes con un toque de culpa y arrepentimiento, ahora llevaban una profunda carga de su amor, de una relación prohibida a ojos de muchos.

El chico que amaba estaba acostado a su lado, roncando boca abajo, rodeándolo con sus brazos. Toda la casa estaba en silencio y las paredes de la habitación daban ese ambiente de confort y romanticismo que tanto le gustaba, mientras tanto, sus ojos azules no dejaban de contemplar aquel dibujo con marcadores que le hizo a su hermano mayor después de lo que hicieron anoche: era un corazón con las iniciales "R+M". Tal vez Reese nunca sería el más inteligente o el más talentoso, o el más importante en el gran esquema de las cosas, y tal vez no era exactamente el tipo de persona de la que Malcolm terminaría enamorándose después de todo, pero siempre estuvo ahí para él, quería que fuera feliz, lo aceptaba por lo que era y lo protegía lo mejor que podía pero lo más importante es que lo amaba a pesar de todo.

Se escondió debajo de las sábanas y mantas con él nuevamente, sonrojándose ante la desnudez de sus cuerpos, un escalofrío recorrió nuevamente su cuerpo al sentir su piel entrar en contacto una vez más con la de su hermano mayor. A veces no le gustaban tanto esos momentos de silencio que se generaban entre ellos porque todos los pensamientos negativos volvían a su cabeza, esos que lo hacían dudar de si eso era lo correcto, cómo algo que se suponía debía sentirse mal en realidad se sentía tan... bien, junto con susurros acompañados por el latido de su corazón y el desánimo que nunca dejaba de salir.

Miró sonriente el rostro dormido de su hermano mayor, y apartando una vez más esas voces que solo le hacían dudar de su relación, tomó su mano sintiéndose confiado, llenando su mente de sensaciones agradables, alegría, felicidad y mucha paz que era lo que con Reese sentía, incluso en ese ambiente tan tranquilo.

-Me haces tan feliz, Reese-le dijo Malcolm en voz baja-creo que nunca había sido tan feliz antes-

Ni esas palabras fueron suficientes para despertarlo, ni el beso que le dio en la frente, en los labios o en la curvatura de su hombro. Malcolm hubiera querido cubrir su rostro con pequeños besos mientras veía a su hermano despierto y riéndose de las suaves cosquillas que le hacían, pero por ahora se conformó con abrazarlo, acurrucarse y volver a dormir con él. Eran vacaciones y no tenían que levantarse tan temprano, mucho menos él.

Aun así no podía negar que las frías mañanas de invierno después de hacer el amor le resultaban muy cómodas. 

Flufftober Wilkercest 2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora