One-shot XXVI: Perfume

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Malcolm tenía un problema serio con los perfumes o las fragancias, se sentía incómodo con los aromatizantes y no le gustaban los aromas envasados, en especial los desodorantes que sus idiotas compañeros de clase se ponían en el cuerpo no solo para hacerlos pasar por loción corporal sino que también lo rociaban por todo el vestuario en el gimnasio luego de las clases de educación física. Sin embargo, tenía que reconocer que había ciertos aromas que le gustaban y no le molestaban lo más mínimo como las flores, sobre todo los girasoles [aunque, claro, solo Reese lo sabía] y los desodorantes en barra, porque el problema era más que nada con los perfumes que aparecían en comerciales, que venían en pequeñas muestras en revistas, los que ofrecían en el centro comercial o en la sección de cosméticos del Lucky Aide donde trabajaba Lois y aunque Reese era un poco más tolerante a la hora de usarlos, en raras ocasiones lo hacía y si lo hacía era solo para tratar de impresionar a una chica que le gustaba y quedar bien con ella, eso lo hacía un poco más tolerable para Malcolm, aunque no estaba muy seguro de cómo describir ese sentimiento.

Ese aroma que tenía su hermano mayor no era tan intenso como los perfumes que solía ponerse Lois de vez en cuando en las pocas ocasiones en que ella y Hal se permitían salir para una noche de pareja, ni era como el aroma a césped y tierra húmeda que exudaba su hermano mayor, Francis cuando venía con Piama a visitarlos, y así pasaban distintos aromas por su día a día sin importar cuanto intentara percibirlo, el aroma que emanaba Reese cuando ambos estaban de vuelta en casa luego de la escuela era... bastante peculiar, no como el aroma de Dewey quien no importaba cuantos baños se diera, siempre olía a calcetines viejos y orina de gatos.

Esa tarde mientras estaban en su habitación, Malcolm trataba de averiguar de dónde venía el aroma de su hermano, en eso llegó a la conclusión de que tal vez era una de las cosas que más le gustaban de él y que tanto lo cautivaron desde el principio, lo miraba desde el escritorio tratando de descifrar que componía ese aroma que tanto le llamaba la atención, era como una mezcla de manzanas, azúcar, especias y algo de alegría; sin embargo, siempre estaba ese detalle que no podía identificar al cien por ciento.

Reese notó que su hermano menor lo estaba mirando desde su lugar cuando se suponía que debía hacer su tarea, así que dejó el Gameboy con el que estaba jugando para darle una sonrisa suave.

-¿Qué pasa, Malc?-preguntó Reese, las palabras se atascaron por un segundo en la garganta de Malcolm provocando que volviera la mirada con un leve sonrojo en su rostro, esa acción hizo que su hermano se riera un poco. Malcolm tardó unos instantes en responder debido a lo indeciso que estaba, pero después de unos segundos, hizo su pregunta.

-¿Qué tipo de loción usas?

Esa pregunta descolocó un poco a Reese, quien no esperaba escuchar algo así venir de su hermano menor por lo que elevó las cejas un poco intrigado.

-¿De qué estás hablando? ¿por qué dices eso?-preguntó Reese sin captar del todo a lo que se refería Malcolm.

-Es solo que... bueno, lo que sea que estás usando... realmente me gusta ese aroma.

Las mejillas sonrojadas del menor e incluso la pregunta por alguna razón desconocida lo hizo sentir halagado. Porque era obvio que Malcolm tenía un serio problema con los aromas y los perfumes... excepto el suyo. Reese se levantó de su cama y camino hacia donde estaba sentado Malcolm, acercó su rostro al suyo haciéndolo sentir un poco emocionado y sin pensarlo mucho le respondió.

-En caso de que no lo sepas, no estoy usando ninguna de esas cosas-después de eso, Reese le dio un pequeño pero corto beso en la nariz que el menor apenas sintió, luego de hacer eso se apartó y camino hacia la puerta de la habitación dispuesto a salir de allí, aunque antes de hacerlo se giró para dedicarle una sonrisa a su hermano y le tendió la mano-¿no quieres salir un rato? Te vendría bien aclarar un poco la mente-

Malcolm no habló y solo asintió un poco atónito por ese repentino gesto de su hermano mayor quien usualmente se comportaba de forma violenta y agresiva con él. Sin detenerse a pensarlo dos veces, tomó su mano y ambos salieron de la habitación hacia la puerta delantera de la casa para ir a quién sabe dónde.

A pesar de que no le gustaban los perfumes que ofrecían en las tiendas de cosméticos a su paso, supuso que no sería tan malo mientras Reese estuviera a su lado, porque solo su aroma corporal lograba mantenerlo en su sano juicio. 

Flufftober Wilkercest 2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora